India, uno de los países más contaminantes del mundo, cumplirá con cero emisiones netas para 2070. Lo ha anunciado este lunes el primer ministro Narendra Modi en la cumbre del clima de Naciones Unidas que se celebra en Glasgow hasta el próximo 12 de noviembre, entre altas medidas de seguridad. Son 20 años por detrás del objetivo que se había marcado la comunidad internacional para evitar la catástrofe medioambiental. Pero el hecho de que, hasta ahora, este sea precisamente uno de los anuncios más significativos de la COP26 revela las pocas expectativas que existen para que los cerca de 120 mandatarios concentrados en Escocia protagonicen el urgente punto de inflexión que reclaman los científicos.
La COP26 se ha anunciado como la cita más relevante desde el histórico Acuerdo de París de 2015. Pero ya no vale tan solo con mantener vivo el compromiso que se realizó para limitar el calentamiento global a 1,5 grados para final de siglo. El tiempo corre en contra de la humanidad. Hay que pasar de las palabras a los hechos. Quedan por delante 10 días de intensas negociaciones técnicas. Pero a juzgar por los discursos políticos, los augurios no son demasiado optimistas. Mucha retórica, poca acción.
La advertencia de Biden en la COP26: “Ninguno de nosotros puede escapar”
Celia Maza. Glasgow
Los países tienen que presentar una hoja de ruta concreta para reducir a la mitad las emisiones para 2030. En un mundo ideal, a fin de evitar la hecatombe medioambiental, los mandatarios deberían ser neutrales en emisiones de carbono para 2050, esto significa que solo podrían emitir los gases que puedan ser capturados por la naturaleza o por tecnologías que hoy son experimentales.
Pero no estamos en un mundo ideal. En la cumbre del G-20 celebrada el pasado fin de semana en Roma, tan solo 12 de los 20 países más ricos del mundo —que en total representan el 80% de las emisiones a nivel global— se han comprometido con este objetivo.
India, un país de más de 1.300 M de habitantes, es uno de los mayores emisores del mundo de COâ‚‚ después de China, Estados Unidos y la UE
India, un país en desarrollo de más de 1.300 millones de habitantes, es uno de los mayores emisores del mundo de CO₂ después de China, Estados Unidos y la UE. El primer ministro Narenda Modi era el único de este grupo que faltaba aún por actualizar su hoja de ruta. Y al anunciar sus planes, también se comprometió a que en 2030 aumentará hasta el 50% —frente al 40% al que se había comprometido en el pasado— su capacidad de generar electricidad con energías limpias y reducir para 2030 un 45% su intensidad de carbono (frente a la anterior meta del 35%).
Los detalles del compromiso
Si bien el objetivo de cero neto para 2070 está por detrás del compromiso de 2050 contraído por los EEUU y la UE, y el de 2060 contraído por China y Arabia Saudí, está en línea con lo que muchos expertos en clima han modelado como el escenario “más realista” de Nueva Delhi para lograr la neutralidad de carbono.A diferencia de los países occidentales, e incluso China, India está a décadas de su pico en términos de crecimiento económico y consumo de energía, y se espera que la demanda de energía de India crezca más rápido que la de cualquier otro país en los próximos años. También se espera que su población supere la de China para convertirla en la más grande del mundo. Millones de personas en todo el país están ya expuestas a un calor severo, escasez de agua, eventos climáticos extremos como inundaciones y erosión costera, todos los cuales han ido en aumento en los últimos años.
En 2009, los países ricos se comprometieron a recaudar 100.000 millones de dólares al año para ayudar a las naciones más pobres de cara a 2020, pero este objetivo aún no se ha cumplido y podría aplazarse hasta 2023.
La tónica general de las intervenciones de gran parte de los 120 mandatarios presentes —el resto continuará este martes— fue más bien retórica sin anuncios específicos. En definitiva, el “bla, bla, bla” que denunciaba la activista Greta Thunberg a las puertas del centro de convenciones de Glasgow. “El verdadero liderazgo está aquí en la calle, no allí dentro”, señaló.
António Guterres pide reducir las emisiones un 45%: “Basta de cavar nuestra propia tumba”
EFE
El regreso de Estados Unidos al tablero medioambiental —tras la etapa negacionista de Donald Trump— era uno de los acontecimientos más esperados de la COP26. El presidente estadounidense, Joe Biden, apremió a actuar esta misma década con ambición, de forma que todavía se puedan mitigar los efectos fatales del calentamiento global. Pese a todo, enfrascado en su propio país con el Congreso para sacar adelante sus planes medioambientales, no ofreció compromisos adicionales de los que ya ha realizado anteriormente.
Tampoco ofreció grandes anuncios el país más contaminante del planeta, China, cuyo presidente, Xi Jinping, reclamó en una intervención por escrito que los Estados más ricos aumenten su ayuda a los que todavía necesitan en muchos casos recurrir a los combustibles fósiles. Su ausencia, que se unió a la de otros dirigentes como el ruso Vladímir Putin, el turco Erdogan, el brasileño Jair Bolsonaro o el mexicano Andrés Manuel López Obrador, fue criticada por algunos responsables, como la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen.
En su papel de anfitrión, el premier Boris Johnson pidió a las partes “creatividad, imaginación y voluntad” para cambiar “irrefutablemente” el rumbo del planeta porque la realidad actual “no es una película”. “Estamos aproximadamente en la misma posición que James Bond hoy, mis compañeros líderes mundiales, excepto que la tragedia de hoy no es una película y el dispositivo del fin del mundo es real”, advirtió.
“O paramos o nos para”
En cualquier caso, el inquilino de Downing Street se encuentra en plena polémica por decidir regresar de Glasgow a Londres este martes en avión privado. Un portavoz del Gobierno subrayó que se trata de un modelo muy eficiente. Preguntado por los periodistas por qué no podía usar el tren, la fuente señaló que se trata de gestionar “significativas limitaciones de tiempo” en la agenda del jefe de Gobierno.
COP26 y la caída del Imperio Romano: ¿enterrará Glasgow el espíritu de París?
Celia Maza. Londres
El secretario general de la ONU, António Guterres, no pudo ser más claro: “O paramos o nos para”. Su intervención en la cumbre se convirtió en una dura reprimenda a los mandatarios, a los que pidió que cesaran en sus promesas incumplidas porque hemos llegado ya un punto en el que fallar en la acción para frenar el cambio climático se convertirá en “una sentencia de muerte”. “Estamos cavando nuestra propia tumba. Basta de tratar la naturaleza como un váter. Basta de quemar, perforar y minar nuestro camino”, matizó.
De hecho, lamentó que los recientes anuncios y compromisos podrían dar la impresión de que el mundo va en la buena dirección, pero, a su juicio, esto es “solo una ilusión”, porque la llamada “suma de contribuciones determinadas a nivel nacional”, es decir, los planes de cada país para reducir emisiones, situará el incremento global, en el mejor de los escenarios, en 2,7 °C. “Incluso si los compromisos son serios, hay dudas de que se puedan evitar las peores catástrofes”, recalcó.
source Arranque insulso de la COP26: India retrasa 20 años sus objetivos (y esa es la mejor noticia)