Australia reabrirá su frontera internacional en noviembre por primera vez desde marzo de 2020. El país océanico ha impuesto a su población las restricciones más férreas, prohibiendo, incluso, que sus propios habitantes abandonasen el país.

“Es hora de devolver a los australianos su vida”, ha indicado en una rueda de prensa recogida por la BBC Scott Morrison, primer ministro australiano. El mandatario ha indicado el viernes 1 de octubre que la tasa de vacunación de sus ciudadanos se sitúa en el 80%.

Morrison ha recordado que los extranjeros no podrán viajar de forma inmediata al país, aunque está trabajando “para dar la bienvenida a los turistas que quieran visitar nuestras costas“. Asimismo, ha indicado que la cuarentena hotelera de catorce días se irá eliminando progresivamente.

Primer estado con más vacunados

Sídney, Melbourne y Canberra están actualmente bajo un confinamiento como consecuencia de los brotes del virus. El aumento de los contagios ha fomentado la demanda de vacunas en los últimos meses. De hecho, Nueva Gales del Sur (de la que forma parte Sídney) está a punto de convertirse en el primer estado en haber administrado las dosis al 80% de su población. Victoria, que incluye Melbourne, la sigue.

A diferencia de lo anunciado por Morrison, los gobiernos de Queensland y Australia Occidental han señalado que desean que sus fronteras sigan cerradas. Estos estados han mantenido unas tasas de covid-19 en niveles de 0 contagios, después aislarse de las áreas con más infectados.

Las aerolíneas han declarado que carecen de la preparación necesaria para dar respuesta al aumento de servicios que requerirá la reapertura. A esto se suma lo poco práctico que parece resultar que unos estados permitan turistas y otros no. Sin embargo, el anuncio de la reapertura ha sido celebrado tanto por australianos como por extranjeros. Se trata de un primer avance después de casi dos años de aislamiento.

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