Las elecciones municipales en Cataluña pondrán el termómetro al cambio político tras el convulso otoño de 2017. El debate sobre la independencia ha quedado aparcado por la gestión de los trenes de Rodalies, la sequía, la vivienda y la seguridad. El president de la Generalitat, Pere Aragonès, afronta sus primeros comicios como líder de un Govern monocolor de ERC en minoría, tras la ruptura con Junts per Catalunya y después de haber pactado los presupuestos que dan aire a su mandato con el PSC y los Comuns. Un cambio de aliados que exhibe la ruptura de bloques que cimentó el ‘procés‘ y que prueba cómo las dos patas de su mandato –la independencia y la gestión de lo que llama el ‘mientras tanto’- se encauzan, pasados más de cinco años del 1-O, por vías pragmáticas. Muestra de ello es la creación de un grupo de expertos que dibujará un acuerdo de claridad, inspirado en la vía canadiense, con el fin de que el Gobierno se abra a negociar la celebración de un referéndum acordado lejos de las aventuras unilaterales.
El jefe de la oposición, Salvador Illa (PSC), que se hizo con la victoria en las elecciones catalanas de 2021 -pero no pudo gobernar por la alianza independentista-, sigue ganando terreno en Cataluña y se disputa cuerpo a cuerpo con ERC el triunfo en las urnas. En los comicios locales de 2019, Esquerra ganó con el 23,5% de los votos, seguida por un PSC al alza (22%) y dejando a Junts en tercera posición (15,4%). Los Comuns aspiran a retener la cuarta plaza, mientras que el PP apunta a una recuperación en todo el territorio catalán a cuenta de la lucha por la supervivencia de Cs.
Rodalies y el acuerdo de claridad
El área metropolitana de Barcelona es el terreno de juego más disputado entre PSC y ERC, aunque los republicanos deben ocuparse también de la competición en el flanco independentista, que se juega con Junts en la Catalunya interior. Actualmente, Esquerra gobierna en Tarragona y Lleida; Junts en Girona y los Comuns y el PSC en Barcelona.
La campaña electoral está protagonizada por el caos en los trenes de Rodalies, el escenario de tensión entre la Generalitat y el Gobierno, por la falta de inversión y las reiteradas incidencias en la circulación de trenes. Y es que en los municipios que rodean Barcelona se encuentra la mayor parte de la bolsa de votantes en Cataluña, y la mayoría de los usuarios del servicio, siendo un perfil de elector que puede decantarse tanto por el PSC como por ERC.
Ante la ofensiva republicana –con visitas a diario a las incidencias y la reprobación de la ministra Raquel Sánchez-, los socialistas responden hurgando en la falta de liderazgo de Aragonès tras el caos generado en las oposiciones de trabajadores públicos por la externalización del servicio -que obliga a repetir las pruebas- y en subrayar cómo la presión de la oposición le ha obligado a negociar todas las medidas desde octubre pasado, al contar Aragonès con tan solo 33 diputados de 135.
El ‘all in’ de Junts por el votante independentista se refleja en las acusaciones a ERC de fiarlo todo a una negociación el Gobierno en la mesa de diálogo incluso planteando ahora un acuerdo de claridad que fue tumbado por el Parlament (sólo fue apoyado por ERC y Comuns). La defensa de Esquerra pasa por la reforma del Código Penal y la pacificación del conflicto político con la concesión de los indultos a los presos por el 1-O.
Barcelona y los okupas
Barcelona es el epicentro de la batalla electoral. El regreso de Xavier Trias como candidato –fue alcalde entre 2011 y 2015, cuando le desbancó Ada Colau (BComú)-, poniendo maquillaje a la marca de Junts y lejos de las tesis del sector del partido más aferrado a la desconexión de Cataluña- ha dado un golpe al tablero y ha propiciado que la demoscopia se mueva en un triple empate Trias, Colau y Jaume Collboni (PSC).
El ganador de los anteriores comicios, Ernest Maragall (ERC), llega a la campaña en cuarta posición y el PP, con Daniel Sirera al frente, tiene opciones para recuperar peso en el consistorio tras haberse quedado al límite del 5% de los votos en la pasada cita con las urnas.
La política de pactos y vetos determinará quién recogerá esta vez la vara de alcalde. El gobierno municipal, actualmente formado por BComú y el PSC, llega maltrecho tras cuatro años de alianza, y Collboni enmendó a Colau abandonando el consistorio antes de los comicios para dedicarse plenamente a la carrera electoral. Trias se ofrece a ERC y PSC, mientras Colau hace lo propio en una campaña que se polariza.
Las derechas se centran en una competición propia, personificada en dos casas okupadas en el barrio de la Bonanova que han tomado el foco después de que Cs y Vox se manifestaran en la zona exigiendo el desalojo y la empresa de extrema derecha Desokupa entrara en juego, así como Valents, los herederos de la operación Manuel Valls que fracasó en 2019. El PP prima la moderación y pide el desahucio dentro de la ley, y aspira cobrar los frutos de las llamadas al voto útil en un espacio fragmentado en cuatro partidos.
Enlace de origen : Cataluña: la batalla por Barcelona y el duelo ERC-PSC marcan los comicios municipales