Después de que la policía colombiana matara a Pablo Escobar, en 1993, cuatro hipopótamos escaparon de la Hacienda Nápoles, el espacio de recreo, con un zoológico particular incluido, del líder del Cartel de Medellín. Los animales, que en la naturaleza sólo se encuentran en 30 países de África central y meridional, se adaptaron a la perfección a su nuevo hábitat, hasta el punto de que en la actualidad entre 80 y 120 ejemplares campan a sus anchas en las zonas pantanosas de las selvas de Antioquia.
Puede resultar entrañable imaginarse a los hipopótamos retozando al otro lado del Atlántico, pero en realidad se trata de un grave problema ecológico que puede modificar el ecosistema y desplazar a la vida silvestre local. Un animal que puede llegar a pesar más de cuatro toneladas come mucho y produce una gran cantidad de heces, lo cual puede alterar la composición química del agua. No en vano, los hipopótamos pueden vivir hasta los 50 años y no tienen depredadores naturales en Colombia. Además, también suponen un peligro para la población, pues se trata del animal que más muertes humanas causa en África.
Convertir las especies invasoras en dinero ya es posible (en EEUU)
Álvaro Hermida
De hecho, un estudio realizado por investigadores de universidades colombianas y mexicanas, que se publicó a principios de este año, reveló que los hipopótamos se habían alejado bastante de su hogar original, dispersándose por toda la cuenca del río Magdalena. El análisis, difundido en la revista ‘Biological Conservation’, la considera una “especie invasora” y recomienda sacrificar a todos los miembros de la manada. El Gobierno colombiano ha optado por una opción más lenta, pero con un desenlace similar.
Según ‘The Guardian’, los primeros ‘hipopótamos de la cocaína’ han comenzado a ser esterilizados. En concreto, los biólogos de la Corporación Autónoma Regional de las Cuencas de los ríos Negro y Nare (CORNARE) han utilizado una vacuna llamada GonaCon, desarrollada en la década de los noventa por el Centro Nacional de Investigación de Vida Silvestre del Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA, por sus siglas en inglés) como anticonceptivo para los ciervos.
Esterilizar a un hipopótamo no es tarea fácil, pero es una opción más barata y menos peligrosa que el sacrificio o la castración
GonaCon funciona tanto en machos como en hembras. Se basa en la estimulación de anticuerpos que interfieren en la producción de unas hormonas sexuales llamadas gonadotropinas, disminuyendo así la actividad sexual de los animales e inhibiendo la reproducción. CORNARE explica en un comunicado que tiene una duración de varios años y que la única condición para que funcione es que el hipopótamo tenga una cantidad suficiente de anticuerpos. No sólo se ha utilizado para controlar poblaciones de ciervos, sino también ganado asilvestrado en Hong Kong y canguros en Australia.
Esterilizar a un hipopótamo no es tarea fácil, pero es una opción más barata y menos peligrosa que el sacrificio o la castración. Sin embargo, este es sólo el primer paso en el proceso. A los primeros hipopótamos vacunados les faltan aún otras dos dosis para dejar de reproducirse. Paralelamente, queda el reto de localizar y esterilizar al resto de ejemplares.
Los hipopótamos son personas jurídicas
Todavía hay quien no está conforme con la decisión. El pasado julio, el abogado colombiano Luis Domingo Gómez presentó una demanda para evitar que los animales fueran sacrificados. En ella también propone un método anticonceptivo diferente —a su juicio, más seguro— al que se está usando y denuncia que con la propuesta actual se deja la pureta abierta a que algunos de los animales sean ejecutados. Meses después, la organización animalista de Estados Unidos Animal Legal Defense Fund presentó una solicitud legal para que dos expertos en vida silvestre declararan en nombre de los hipopótamos ante el Tribunal del Distrito Sur de Ohio.
“Solicitamos los derechos de los hipopótamos para apoyar el litigio colombiano, y ahora se nos ha concedido esa solicitud”, valora Christopher Berry, el abogado que lidera la defensa de los hipopótamos en el país norteamericano. “El sistema legal colombiano no puede obligar a alguien en los Estados Unidos a dar testimonio o presentar documentos, pero tenemos esta ley federal que permite que las personas interesadas en Colombia vayan a los Estados Unidos y obtengan la capacidad de obtener documentos y testimonios”, detalla. Termine en lo que termine el caso, pasará a la historia del derecho, puesto que es la primera vez que se reconoce a un animal como persona jurídica en Estados Unidos.
source Colombia no sabe qué hacer con los ‘hipopótamos de la cocaína’