¿Cualquier persona que practique deporte debe realizarse un electrocardiograma previo?

Esta prueba “nos da información referente a la frecuencia cardiaca, el ritmo cardiaco y la morfología de las diferentes ondas eléctricas del corazón”.

Se trata de una prueba muy sencilla en la que con el paciente tumbado se le conectan a brazos, piernas y tórax, los cables del electrocardiógrafo mediante adhesivos o electrodos. Nada más. 

No requiere ni preparación previa ni produce ningún tipo de molestia, salvo las derivadas del contacto con los adhesivos o los electrodos que puede producir frio o un mínimo picor. 

¿Qué patologías ayuda a diagnosticar?

A pesar de la sencillez de la prueba, el electrocardiograma proporciona mucha información a los especialistas en cardiología. Eso sí, la sensibilidad y especificidad del electrocardiograma es muy variable dependiendo de la patología cardiaca a identificar y de la edad del individuo. 

Y es que a medida que se avanza en edad, la frecuencia de enfermedad aterosclerótica como desencadenante de muerte súbita aumenta, y se reducen las probabilidades de detectarla mediante electrocardiograma. 

Aun así, el electrocardiograma “es la herramienta diagnóstica principal de la mayor parte de las canalopatías (anomalías genéticas que pueden determinar arritmias severas) a excepción de la taquicardia catecolaminérgica, que se presenta característicamente durante el ejercicio y bajo estrés emocional importante. Por eso, en ese caso, el electrocardiograma debe hacerse durante la práctica de ejercicio”, asegura la especialista en cardiología del deporte. 

Por otro lado, es una prueba de primera línea para la detección de patologías del músculo cardiaco (miocardiopatías). La sensibilidad y especificidad del electrocardiograma es variable dependiendo de la miocardiopatía, siendo especialmente útil en la miocardiopatía hipertrófica. 

  • “En el caso de esta enfermedad, el electrocardiograma es patológico en el 95% de los casos. En otras miocardiopatías como la dilatada o la restrictiva, su especificidad y sensibilidad es menor, pero igualmente muestra alteraciones electrocardiográficas inespecíficas que pueden hacernos sospechar de una patología cardiaca subyacente hasta en un 50% de los pacientes”, detalla la doctora Sanz de la Garza. 

el El electrocardiograma proporciona mucha información a los especialistas en cardiología.


Otras pruebas diagnósticas complementarias al electrocardiograma

En la mayor parte de los casos, el electrocardiograma actúa como prueba de primera línea que, junto con una exploración física exhaustiva y la historia clínica del paciente, permite sospechar una patología cardiaca determinada. 

“Para confirmar el diagnóstico será necesario realizar pruebas complementarias como las de imagen (ecocardiograma o resonancia magnética cardiaca), de evaluación de la respuesta cardiovascular al ejercicio (prueba de esfuerzo) o de evaluación del electrocardiograma durante un periodo de tiempo más largo (holter)”, agrega la cardióloga. 

La combinación de pruebas diagnósticas no solo ayuda establecer un diagnóstico, sino que resulta imprescindible para tomar decisiones terapéuticas, establecer el pronóstico y, en el caso de cardiopatías cardiacas de origen genético, tratar e identificar no solo al paciente, sino a los familiares potencialmente afectados.

¿Electrocardiograma previo a la práctica deportiva?

El ejercicio físico tiene innumerables ventajas en la salud cardiovascular, aunque realizado a alta intensidad puede desencadenar un evento cardiaco grave, como la muerte súbita, en individuos con una patología cardiaca subyacente. 

El electrocardiograma es útil para identificar muchas de esas patologías y, por eso, se considera una prueba de primera línea en el screening o cribado cardiovascular del deportista, tal y como recogen las recomendaciones europeas. Entonces, si hago deporte ¿debe realizarme un electrocardiograma para comprobar el estado del corazón? 

Los especialistas en cardiología de la SEC explican que el screening o cribado cardiovascular es esencial en el caso del deportista competitivo porque realiza altos volúmenes de entrenamiento con la intención de alcanzar el mejor rendimiento deportivo y está sometido al estrés mental y físico que supone la competición.  

Varias personas en la playa de La Malagueta por las altas temperaturas de estos días. A 25 de abril de 2023, en Málaga (Andalucía, España). El calor extremo que comenzó a notarse desde el martes y que llevará los termómetros a 39° a finales de abril, dond Álex Zea – Europa Press


Sin embargo, en ocasiones la línea divisoria entre deportista aficionado y competitivo es muy fina en lo que a intensidad y horas de entrenamiento se refiere. 

  • “Sería deseable que todos los individuos que practican deporte de intensidad moderada-alta se hagan una valoración cardiovascular que incluya un electrocardiograma, pero es complicado establecer dicha recomendación como obligatoria dadas las dimensiones que esa estrategia podría tener en la práctica clínica diaria”, precisa la doctora Sanz de la Garza.

La especialista en cardiología del deporte se inclina por recomendar que “la realización del electrocardiograma en un deportista sea o no competitivo, se haga considerando el contexto clínico y la historia deportiva del individuo”.

Y siempre “deber ser realizado por un profesional con experiencia en la valoración de esta prueba en este grupo de población”. Esto es así porque algunos hallazgos considerados patológicos en personas no entrenadas, pueden no ser un signo de alarma en el deportista. 

Y una interpretación errónea podría descalificar de forma innecesaria a deportistas sanos, generar un aumento de costes si se solicitan pruebas innecesarias y condicionar una serie de repercusiones psicológicas y emocionales no justificadas. 

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