El agro gallego entra en riesgo de extinción

La reunión del Gobierno con las principales organizaciones agrarias para abordar el galopante déficit de mano de obra en el campo apenas duró un día en agenda. Entre los temas a tocar estaba la apuesta por una migración “circular y ordenada”. “Seguro que podemos encontrar puntos de encuentro”, comentaba Elma Saiz, la ministra de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, tras anunciar la convocatoria durante una intervención en los Desayunos Informativos de Europa Press el jueves.

“A lo largo de los últimos 30 años culminó lo que constituye una de las transformaciones fundamentales de la sociedad gallega desde mediados del siglo XX: la tardía pero abrupta desagrarización”, relata Edelmiro López Iglesias, profesor del Departamento de Economía Aplicada de la Universidade de Santiago de Compostela y experto en política agraria y desarrollo rural, en un balance de las transformaciones del sector en la comunidad desde la integración europea. En ese momento, en 1986, agricultura y ganadería aportaban cerca del 10% del Producto Interior Bruto (PIB) “y, lo que resulta más destacable, contaba con el 40% del empleo”, unos 415.100 trabajadores. El cambio desde entonces, como asegura el coordinador del grupo de investigación Economía Agroalimentaria y Medioambiental, Desarrollo Rural y Economía Social (Ecograsoc), es “radical”.

Quedan alrededor de 32.000 afiliados a la Seguridad Social y el valor añadido a la economía regional ronda el 4,5%, sumando la pesca. Ningún otro sector, ni siquiera la construcción después del pinchazo de la burbuja inmobiliaria en 2008, sufre tanta merma en el mercado laboral gallego. Solo en la última década, se destruyeron 12.500 puestos en la agricultura y la ganadería, prácticamente el 28%. En toda España la caída fue del 13%, con 144.700 trabajadores menos. Galicia acumula uno de los mayores recortes de todo el país, únicamente por detrás de Comunidad Valenciana (28,8%) y Asturias (31,1%). Apuntadas al paro en todo el sector primario hay en estos momentos 4.300 personas en Galicia y bastantes menos, 2.700, dentro del grupo de ocupación de trabajadores especializados en agricultura, ganadería, actividad forestal y pesca.

Amenazas y debilidades

El actual Plan Estratéxico de Galicia con el horizonte puesto en 2030 apunta a “la incertidumbre de las políticas agrarias y pesqueras” –la gran queja de las tractoradas– como “agravante” de la “baja percepción social de las profesiones agrarias y del mar”. Ahí entran también de lleno, según la Xunta, “el poder de los intermediarios y distribuidores para la negociación de precios y plazos de pago, la penetración de medianas y grandes superficies comerciales y los problemas de seguridad alimentaria”.

Son solo algunas de las amenazas detectadas por la administración autonómica –incluidas las gravísimas consecuencias del cambio climático o los riesgos que el propio sector tiene para la conservación de la biodiversidad con las instalaciones intensivas– en una actividad que lleva ya de serie una larga lista de debilidades. Desde el envejecimiento de sus ocupados y la falta de relevo generacional, a la limitada presencia de la mujer, pasando por la atomización en producción y comercialización, la baja productividad y “la escasa modernización y competitividad de las explotaciones del sector primario”.

La producción del sector

La producción agraria en Galicia alcanzó los 3.877 millones de euros en 2021, según el último balance publicado por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación. Las principales partidas fueron las del negocio de los animales (1.291 millones), los productos de origen animal también (1.085 millones, de los que 1.012 vinieron de la leche), hortalizas y plantas (459 millones), frutos (387,4 millones) y plantas forrajeras (349 millones). Respecto al año anterior, afectado por la pandemia, el valor de la producción medró un 4,6%. Casi lo mismo que los consumos intermedios: 4,2%, hasta los 2.234 millones de euros.

Destaca el gasto en pienso con más de 1.700 millones de euros tras un ascenso del 3,2%. El desembolso en fitosanitarios y plaguicidas subió el 7,2%, con 25,6 millones de euros; y el coste en electricidad y otros combustibles se disparó a 100 millones de euros, un 34% más. Fue la antesala de lo que vino después con la sacudida energética y la crisis de suministros por la invasión de Rusia a Ucrania. En 2021 echaron el cierre 360 explotaciones lácteas de la comunidad en 2022 fueron 382, además de 7.880 de carne, especialmente entre las de menor tamaño. Esta misma semana el departamento dirigido por Luis Planas actualizó la evolución de los precios de la leche en 2023. Los ganaderos gallegos fueron los únicos del país que cobraron el litro por debajo de los 50 céntimos, casi diez por debajo del cierre del ejercicio anterior (58,6 céntimos).

El golpe del envejecimiento

También sobresale la comunidad en la edad de los jefes de explotaciones: casi 64 años de media, la más alta del país. “En menos de diez años la gran mayoría de las personas agricultoras y ganaderas estarán en edad de jubilarse”, señala la Asociación Galega de Cooperativas Agrarias (Agaca) desde la editorial del último número de su revista corporativa. Alerta de “una situación de emergencia demográfica en el agro”. “Una coyuntura de crisis que supone una amenaza para la supervivencia misma del sector”, advierte la entidad.

Los menores de 40 años solo gestionan el 11% de las explotaciones agrícolas comunitarias y las mujeres representan únicamente el 3%. Convencer a los jóvenes es “el desafío más importante” del sector, que en más de una ocasión admitió la necesidad de mejorar las condiciones laborales para ser realmente un sector atractivo. Tiene la jornada laboral más larga. El número de horas efectivas a la semana fue de 42,8 en 2023, según el Instituto Galego de Estatística; y la base de cotización media –es decir, la retribución bruta mensual– no llega a 1.500 euros, como acreditan los últimos datos de las vidas laborales de la Seguridad Social.

Las Cifras

32.000

Afiliados a la Seguridad Social de agricultura y ganadería en Galicia en la actualidad, casi un 30% menos que hace diez años

3.877

Valor en millones de euros de la producción agraria de la comunidad en 2021

La plataforma 6-F impulsa un paro indefinido en una votación desinflada “por el fútbol”

Ayer fue el quinto día de movilizaciones de los agricultores, en protesta por sus condiciones de trabajo. La plataforma 6-F, organizada a través de redes sociales, convocó protestas en Valladolid, donde se celebra la gala de los Goya, y avanzó posibles cortes en los accesos a Madrid, que no se han producido. A las 17.00 horas se había fijado un encuentro en el Estadio Wanda Metropolitano para decidir los próximos pasos a seguir. La convocatoria se promocionó como “una votación masiva a mano alzada” a traves de redes sociales. De hecho, entre los organizadores se encontraba el polémico tuitero Alvise Pérez, afín a la ultraderecha. “Esto no es ningún partido político sino el pueblo contra los gobernantes”, afirma, sin embargo, Lola Guzmán, líder de la plataforma 6F a su llegada a la explanada del Wanda Meteopolitano. “Se tiene que juntar el Ministro de Agricultura y el de Transportes y cuando consigamos nuestras reivindicaciones nos vamos para casa”, añadió ante los medios de comunicación antes de iniciar la votación para seguir o no con las movilizaciones. El asesor jurídico de esta plataforma, Xaime Da Pena Gutiérrez –un abogado gallego que pagó la polémica lona de Desokupa incitando a expulsar al presidente del Gobierno a Marruecos– reconoció la baja afluencia de la convocatoria, pero la justifica porque “juega el (Real) Madrid”. “Eso influye seguro”, afirmó. Aún así, los convocantes, incluidos transportistas autónomos, votaron a favor de un paro indefinido.

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