El Celta se marcha a la cama arropado por una merecida victoria ante el Getafe que le permite escalar hacia la zona templada de la clasificación y ver la vida con un punto de tranquilidad. Un gol de Douvikas en el comienzo del partido hizo justicia al buen trabajo del grupo de Giráldez al que solo se le puede reprochar que no liquidase el choque mucho antes y evitase cierta congoja final. Sobre todo cuando el Getafe se quedó con diez hombres tras la expulsión de Berrocal.

No había terminado de ajustar sus piezas el Getafe cuando Iago Aspas encontró una inesperada grieta entre los centrales y apuró la línea de fondo desde donde hizo lo impensable: un centro con la pierna derecha que dibujó una parábola diabólica que superó a un sorprendido Soria para que Douvikas, que olfateó la pieza antes de que los defensas madrileños fuesen conscientes de lo que se estaba gestando, cabecease a la red con placer.

Con toda una vida por delante, el Celta se aventuró a jugar un partido diferente en el que se movió de maravilla gracias a su firmeza en la marca y a su habilidad para encontrar la mejor salida posible. Implicaba riesgo en esos primeros pases, pero el equipo de Claudio lo abordó con valentía y seguridad. Si vencía esa resistencia inicial, el resto venía solo porque el Celta encontraba siempre a sus atacantes con capacidad para progresar.

Bordalás, consciente de que el Celta había encontrado la solución a su crucigrama, planteó un nuevo rompecabezas al cambiar de sistema a la media hora de juego y añadir un delantero que complicase el origen del juego vigués. Pero con Mingueza y Marcos Alonso todo es más sencillo. Son junto a Aspas los futbolistas más diferenciales de la plantilla y a través de ellos el Celta es capaz de construir su idea de juego. El partido estaba tranquilo. Douvikas pudo hacer el segundo tras recibir un pase de Aspas que el griego estrelló en el cuerpo de Soria y poco después, superada la media hora, fue Mingueza quien apareció en el área para soltar un latigazo que rozó el palo largo de la portería del Getafe.

Expulsión de Berrocal

En el segundo tiempo el Getafe dio dos pasos adelante para intentar llevar el partido a un escenario diferente y durante unos minutos el Celta tuvo dudas sobre la hoja de ruta que debía seguir. Sobró precipitación hasta que Berrocal cometió el error de cazar a Douvikas por detrás y se ganó una roja con media hora por delante. El partido ya solo lo podía tirar por la borda el Celta que además renovó su ataque para que hubiese piernas frescas en ese tramo final. Bordalás se jugó el bigote y mantuvo la defensa adelantada, lo que era un peligro evidente. El partido se convirtió en una sucesión de ocasiones interminable.

La tuvo Douvikas de cabeza; Aspas se encontró con el palo tras un disparo con la zurda; poco después Hugo Alvarez en un mano a mano escandaloso; se le anuló un gol a Borja Iglesias por fuera de juego; Javi Rodríguez disparó fuera con todo a favor.

Ese fue el pecado del Celta que no fue capaz de regalarle a sus aficionados un final algo más plácido porque el Getafe, a fuerza de sobrevivir, aún tuvo tiempo de poner un balón en la última jugada en el área que cruzó frente a la portería de Guaita.

Enlace de origen : El Celta desenreda el nudo del Getafe