La edad media del primer contacto con contenidos pornográficos en España se sitúa en torno a los 9 y 11 años. Los datos muestran que hasta un 70% de los y las adolescentes tiene sus primeros contactos de forma accidental y que la exposición temprana a la pornografía afecta negativamente al desarrollo emocional y académico de estos menores.
Así lo expresa la Guía para las familias ante la realidad de la pornografía, que acaba de presentar el Área de Colegios CEU, y que recoge investigaciones sobre el impacto que tiene para los adolescenes ver este tipo de contenidos en las funciones ejecutivas del cerebro, clave para la toma de decisiones, el control de los impulsos y el comportamiento.
Además, esta herramienta recalca que el hábito de ver porno puede alterar la atención, la memoria y la calidad del sueño. Esto, a su vez, genera fatiga, falta de concentración y un bajo rendimiento escolar. A largo plazo, también puede causar problemas en las relaciones afectivas y sexuales.
Por qué ven pornografía
Creada en colaboración con el psicólogo y sexólogo clínico Alejandro Villena Moya, esta guía ofrece herramientas prácticas para ayudar a los padres a abordar lo que consideran un problema cada vez más presente en la vida de los jóvenes.
“La fácil accesibilidad a la tecnología es una gran puerta de entrada al mundo de la pornografía a edades tempranas. La pornografía online no tiene ninguna restricción ni regulación y es completamente gratuita. Hay un menú infinito y a la carta de contenido sexual explícito que podrá ver de forma completamente anónima a través de las pantallas a las que tiene acceso diario”, indican. Así que desde que un adolescente desbloquea un teléfono móvil, hasta que entra a ver contenido pornográfico, pueden pasar solo tres segundos.
Pero más allá de la facilidad del acceso, hay otros motivos que explican por qué los y las jóvenes se meten a ver estos contenidos. La guía habla del aburrimiento, la curiosidad y la falta de conexión afectiva en sus relaciones personales. “Además, muchos la utilizan como una vía para manejar emociones difíciles, como el estrés, el enfado o la tristeza. De ahí la importancia de ofrecer a los jóvenes otras alternativas saludables para gestionar sus emociones sin recurrir a este tipo de contenido”, añaden.
Porque, indican, los adolescentes que consumen pornografía con frecuencia tienden a desarrollar una desconexión emocional, lo que perjudica sus relaciones y fomenta una visión distorsionada de la sexualidad.
Señales de alerta
El manual proporciona indicadores clave para que las familias puedan identificar posibles signos de alerta en los adolescentes. Cambios en el estado de ánimo, bajo rendimiento escolar, problemas de sueño, lenguaje sexualizado y un uso excesivo del móvil pueden ser señales de que un joven está haciendo un uso inadecuado de la pornografía.
Además, ofrece estrategias para iniciar conversaciones sobre este tema con los hijos, destacando la importancia de crear un ambiente de confianza y diálogo, adaptado a la edad y madurez del adolescente.
Por ejemplo, recomienda tener por casa libros o información a la que el adolescente pueda acudir, o hablar a través de series y películas: “hay muchos títulos acordes a sus edades que presentan situaciones perfectas para, después de verlas con ellos, comentarlas entre todos”, dice.
También ofrece una serie de claves por edades con cuestiones que son recomendables y se pueden ir incorporando en las conversaciones sobre pornografía, y otras que sería preferible no hacerlo, según las edades.
Enlace de origen : El consumo de pornografía entre adolescentes impacta negativamente en su rendimiento académico