En un partido de locura, el Real Madrid superó este miércoles al Partizán (98-94) e hizo historia al clasificarse para la Final Four de la Euroliga superando un 0-2 en contra, algo que no había logrado antes ningún equipo en la historia de la competición. No sólo eso, los blancos tuvieron que levantar una diferencia adversa que llegó a ser de 18 puntos. En un choque frenético, el empuje y la magia del Chacho Rodríguez (19 puntos; 26 de valoración) contagiaron a un equipo que creyó en la victoria en el momento en que más difícil se intuía.
Los serbios se habían ido al descanso con dieciséis puntos de margen (39-55) en una invitación involuntaria a la gesta de un equipo que se vuelve a plantar entre los mejores del continente tras una eliminatoria histórica. En Kaunas, el 19 de mayo el Madrid se medirá al FC Barcelona, mientras que en la otra semifinal se verán las caras el Mónaco y el Olympiacos.
Una hazaña del Real Madrid
Gesta, hazaña, proeza, épica… Podrían emplearse un sinfín de palabras y adjetivarlas de muchas maneras diferentes para describir lo que ha logrado este miércoles el Real Madrid ante el Partizán de Belgrado, pero todo cabe en una sola palabra: baloncesto.
Este baloncesto que es capaz de variar el rumbo de la historia en unas décimas de segundo, dependiendo de si un aro metálico acoge el balón o lo expulsa, que puede deparar guiones y crónicas imprevisibles que hay que retocar una y otra vez porque, en un suspiro, un tirador de sangre fría es capaz de improvisar una escena inesperada con un lanzamiento que hace sonar la red aunque resulte del todo imposible disfrutar de ese mágico sonido incluso para los propios jugadores.
El billete a la Final Four de Kaunas lo sacan los blancos, pero el equipo serbio le ha obligado a forzar la máquina de una manera que pocos esperaban. En estos cinco partidos ha habido actuaciones imperiales, como las de Tavares en Belgrado; canastas demoledoras, de francotirador casi sin pulso, como la de Punter en el primero de los choques. Ha existido pizarra y estrategia. También mucho músculo. Y, lamentablemente, una pelea que tardará en olvidarse.
Hay que reconocerle a Obradovic que apaciguara los ánimos nada más acabar aquel partido de cara a los partidos en Serbia. Todo un ganador de nueve copas de Europa antepuso el sentido común, la ética y el respeto que profesa por este deporte a sacar tajada de esa espantosa escena.
Mateo apostó por Ndiaye
Este fue el contexto y el envoltorio de esta eliminatoria. El quinto partido, el de este miércoles, el que resolvió la histórica contienda comenzó con Obradovic repitiendo la puesta en escena de Smailagic en su quinteto titular, en busca de sacar a Tavares de la zona y castigar la defensa blanca con tiro exterior. Enfrente, Chus Mateo ponía en liza a Eli Ndiaye, que con sus 18 años cumplió en esos primeros minutos.
Pero el Madrid empezaba agarrotado, mientras que los serbios parecían emplear más variantes en ataque. Los de Chus Mateo, eso sí, cerraban con más acierto que en ocasiones anteriores el tiro exterior de los serbios. Se notó en la faltas. Ambos equipos estaban ya en bonus a los seis minutos de juego. El marcador se quedaba en 22-23 al final del primer cuarto. En total 15 faltas y 18 puntos anotados desde el tiro libre. ¿Triples? Solo uno para los de Obradovic. Los perímetros estaban muy vigilados.
El Partizán se pone 18 arriba
En el segundo cuarto aparecieron los triples serbios y la ansiedad en los madridistas. El Madrid no era capaz de frenar la máquina exterior del Partizán. El partido comenzó a oscurecerse para los blancos. Tavares cometía la tercera falta y los blancos recibían una segunda técnica. Volvía así la ansiedad de los dos primeros partidos al lado madridista. Un festival de triples serbios dejó una diferencia de 16 puntos a su favor en el descanso (39-55). El equipo de Chus Mateo otra vez acribillado antes del parón del medio tiempo. Otra vez con Punter en plan estelar. 16 puntos y 20 de valoración hasta ese momento. Encajar 55 puntos al descanso reflejaba un cúmulo de deficiencias y errores.
El tercer cuarto era un todo o nada para el Madrid. Fue el momento en que Sergio Rodríguez sacó a relucir todo el baloncesto que es capaz de inventar sobre la cancha. Se llegaba a los diez últimos minutos con 69-76 en el marcador. En el último tramo del choque fue el tinerfeño el que encendió a la afición y contagió a sus compañeros para soñar con la remontada. Lideró al Madrid, gesticuló, aceleró y creyó.
Fue el Chacho el artífice de que el Wizink enloqueciera. Llull, algo apagado y enfangado en la defensa imposible de Punter puso al Madrid por delante tras un triple (86-83, min35). El Madrid le daba la vuelta al partido. Lo impensable, el terreno que sólo frecuentan los optimistas y los soñadores. El Partizán lo intentó, pero el acierto de Punter (28 puntos) no bastó. La historia se vestía de blanco.
Ficha técnica:
98 – Real Madrid (22+17+30+29): Williams-Goss (10), Hanga (7), Musa (20), Tavares (12) y Ndiaye (4) -cinco inicial-, Causeur (3), Hezonja (13), Randolph (2), Sergio Rodríguez (19), Rudy Fernández (0) y Llull (8).
94 – Partizán (23+32+21+18): Punter (28), Leday (9), Papapetrou (10), Smailagic (4) y Madar (5) -cinco inicial-, Nunnally (9), Exum (16), Trifunovic (0) y Lessort (13).
Árbitros: Borys Ryzhyk (UKR), Olegs Latisev (LET) y Mehdi Difallah (FRA). Ely Ndiaye (m.31) y Alen Smailagic (m.32) fueron eliminados por cinco personales.
Incidencias: Quinto y definitivo enfrentamiento del playoff C de la Euroliga disputado en el Palacio de Los Deportes (WiZink Center) de Madrid ante 12.867 espectadores. Los jugadores del Real Madrid tuvieron que salir a saludar después de haber entrado en la bocana de vestuarios ante las ovaciones de los aficionados.
Enlace de origen : El Madrid firma una remontada épica y se cita con el Barça en la Final Four