El Manchester City de Guardiola desafía la dinastía del Real Madrid

El miércoles 6 de abril de 2022, Carlo Ancelotti amaneció en Madrid. Llevaba una semana contagiado por el covid y su equipo, el Real Madrid, afrontaba en Londres uno de los partidos más complicados de la temporada ante el vigente campeón de Europa por entonces, el Chelsea. En un desesperado intento final el italiano se hizo un último test cuando aún no había amanecido en el que se decidía si estaría o no en Stamford Bridge. Dio negativo.

Carlo estaba convencido de que así sería porque los síntomas le habían abandonado y porque quería estar al lado de los suyos en un campo que conocía bien porque ganó la Premier y la FA Cup con los ‘blues’. Carletto cogió un vuelo privado que le permitió comer con sus jugadores, quienes celebraron efusivamente su llegada.

La Premier, comienza lo difícil

Aquella tarde Carlo dio una charla a sus jugadores en la que advirtió que “ha estado bien eliminar al PSG” de Messi, Neymar y Mbappé, pero que “ahora comenzaba lo difícil”. Aquel día Ancelotti estrenó una novedad táctica que le acabó dando grandes éxitos y que confirmó un once que el madridismo se aprendió de carrera. Puso a Valverde de cuarto centrocampista para ayudar a sujetar el mediocampo a Kroos, Modric y Casemiro y ya no volvió a mover ese once en Champions. Aquella noche lluviosa del 6 de abril fue en la que Karim Benzema comenzó a ganar el Balón de OroTres goles del francés sellaron el billete para las semifinales. Craso error.

En la vuelta los londinenses de Tuchel no solo no se rindieron, llegaron a ponerse (0-3) en el Bernabéu, lo que suponía la eliminación de los blancos. Quedaba un cuarto de hora cuando Werner marcó el tercer gol visitante, antes lo habían hecho Mount y Rudiger. Carletto echó mano de Rodrygo y el brasileño rescató por primeva vez a los blancos con un gol en el minuto 80 que llevó el partido a la prórroga, donde apareció Benzema para certificar, ahora sí, el pase a semifinales donde esperaba el Manchester City.

Ancelotti y Benzema. Reuters


Después de años sin cruzarse con rivales ingleses, los cuales tradicionalmente se le habían atragantado como aquella final ante el Liverpool del 81 con el gol de Alan Kennedy, ahora el potencial de la Premier hacía que sus clubes se amontonasen en las rondas finales de la Champions, donde el Madrid campa como Pedro por su casa. Superado el Chelsea tocó el Manchester City, en el mayor ejercicio de resiliencia futbolística que se recuerda en la historia de esta competición.

En el Etihad ya perdía (2-0) a los 11 minutos (De Bruyne y Gabriel Jesús). Se llegó a poner (3-1) y (4-2) abajo, pero la tenacidad de los blancos rescató un partido en el que estuvieron haciendo la goma todo el duelo y salvaron un (4-3) final más que meritorio. Mucho se lamentó en aquellos días Guardiola de haber dejado a los de Ancelotti con vida. Sin embargo, lo que pasó en Madrid solo se explica desde lo sobrenatural.

89 segundos de trance de Rodrygo

Aquel 4 de mayo 61.418 espectadores dieron por hecho que el camino del Madrid en la Champions 2022-23 llegaba a su fin cuando en el minuto 73 Mahrez adelantaba a los ingleses. Restaba un cuarto de hora y los blancos necesitaban dos goles. Entonces Carlo llamó a Rodrygo y le dijo aquello de “Hijo, te necesitamos. Sal ahí y haz lo que sabes hacer. Marca un par de goles”. Cuando el brasileño marcó el empate en el minuto 90 ya había menos de 60 mil espectadores en el estadio. Pero el gol operó el efecto de un tsunami y 89 segundos después el propio Rodrygo coronaba con otro gol el milagro que mandaba el partido a la prórroga. Guardiola, de rodillas en su zona técnica, no se lo creía. Empujados aún por la inercia, a los cuatro minutos del tiempo extra Benzema marcaba y metía a los blancos en la final. Segundo inglés a la cazuela.

Rodrygo y Vinicius. EFE


Y en la final le tocó a un Liverpool que llegaba resignado tras el milagroso pase de los de Ancelotti. Un solitario gol de Vinicius vengó la derrota del 81 y convirtió el 28 de mayo al Madrid en campeón por decimocuarta vez.

‘Master class’ en Anfield

Meses después, tras superar el grupo de clasificación, el sorteo volvía a preparar el peor de los caminos, el inglés, a los del Bernabéu. Primero el Liverpool, al que le tenían comida la moral, y al que golearon en Anfield (2-5) un 21 de febrero que descansa en la memoria del madridismo. Fue horas después de que Modric afirmase: “Me quiero quedar en el Madrid, pero no porque me regalen la renovación”. Su partido en Anfield fue antológico, siendo ovacionado de forma atronadora por la grada red al salir. En el Bernabéu un funcionarial 1-0 cerró el trámite a la espera del Chelsea. A los ingleses, un equipo con tres entrenadores y más de 600 millones en fichajes esta temporada, los laminó el Madrid más quirúrgico. Un cómodo 2-0 en casa y un sufrido 0-2 en Stamford Bridge, en el que Courtois fue decisivo hasta que el Madrid logró colocar el primer directo a la mandíbula de cristal de los de Lampard.

Se llega, por tanto, a estas semifinales ante el Manchester City (mismo rival en la misma fase) en el décimo partido consecutivo del Madrid ante adversarios ingleses y en la sexta eliminatoria consecutiva, incluida la final del año pasado. El décimo partido fue el del empate a uno del pasado martes en Chamartín, en el que los goles llegaron cuando mejor jugaba el que los recibió.

Vinicius. EFE


Una Champions con dos finales

Este miércoles, el Madrid tratará de coronar su dinastía, esta serie de partidos sometiendo a rivales de la Premier en la que ha ganado una Champions y puede meterse en la final de otra, donde habrá un rival italiano. El partido se juega en el Etihad, donde el el City no pierde en Europa desde la fase de grupos de la Champions 2018-2019, cuando le derrotó el Olympique de Lyon (1-2) de Depay y Fekir. Desde ese 19 de septiembre de 2018 los de Guardiola acumulan 25 encuentros consecutivos sin caer derrotado en su feudo. 23 victorias y dos empates. Y en la Premier esta temporada solo tropezó con el Bretford (1-2) y empató con el Everton (1-1). El resto son triunfos. Además, el Madrid nunca ha ganado en sus cuatro visitas al hogar de los sky blues. Dos empates y dos derrotas (las últimas) conforman ese bagaje. Por eso si el Madrid quiere ganar este año la Champions tendrá que ganar dos finales de la Champions. Esta del Etihad y la de Estambul. 

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