El misterioso nombramiento del embajador (sin experiencia diplomática) de México en España

Es 15 de septiembre en Ciudad de México. Es el día en que se celebran 211 años de la declaración de independencia de España, y 700 de la fundación de la antigua ciudad de Tenochtitlán. Es el segundo año consecutivo en que las fiestas patrias se desarrollan de manera virtual debido a la pandemia. Andrés Manuel López Obrador, desde el Palacio Nacional, acaba de dar su tercer ‘grito de independencia’, emulando a los héroes que llevaron México a emanciparse de la metrópoli. Vociferó enalteciendo la democracia, “la honestidad” y “nuestra soberanía”, para seguir con la fraternidad universal, el amor al prójimo y las culturas prehispánicas antes de lanzar tres veces el tradicional “¡viva México!”. Fuera del Palacio Nacional, un espectáculo de luces y sonido con motivos prehispánicos, y al día siguiente, el clímax de jornada patriótica con un desfile militar en la plaza del Zócalo —que en realidad se llama plaza de la Constitución, en honor a la Constitución de Cádiz de 1812, la Pepa—.

Desde su llegada al poder en enero de 2019, López Obrador ha moldeado el país conforme a su controvertido proyecto ‘la cuarta transformación’. En el proceso, la política exterior y la diplomacia mexicana han sufrido vertiginosos cambios, entre ellos, la relación bilateral con España, resentida desde entonces. El mes pasado, cuatro días antes de las celebraciones patrias, el mandatario mexicano puso de nuevo España en el centro de la polémica.

En esta ocasión, no fue por la carta de la discordia dirigida a Felipe VI, ni por haber denostado a Hernán Cortés y la Conquista, o a Cristóbal Colón; ni por sus conocidos dardos contra empresas españolas, a las que acusa de haberse favorecido en México vía partidos y gobiernos corruptos del pasado. El motivo fue la invitación que hizo a Quirino Ordaz Coppel, un político sin experiencia diplomática, para estar al frente de la embajada mexicana en Madrid. El nombramiento, que todavía necesita que el Gobierno español y el Senado mexicano lo aprueben, sorprendió a la opinión pública. Primero, porque Ordaz Coppel es el gobernador saliente de Sinaloa, uno de los estados más violentos del país, considerado una de las cunas del narcotráfico y la narcocultura. Segundo, porque el exgobernador es un renombrado miembro del PRI (Partido Revolucionario Institucional), feroz oposición a López Obrador.

Javier Brandoli

No han sido pocas las reacciones de políticos y periodistas que han especulado acerca de la última jugada en el ajedrez político del mandatario mexicano, que sugiere dos lecturas: que el nombramiento de un rival partidista tiene el objetivo de desarticular la coalición que se opone a su Gobierno, y, la más arriesgada de todas, que se trata de un ‘pago’ al PRI por permitir la presunta intervención del crimen organizado en las elecciones locales del 6 de junio —comicios en los que Morena (el partido de López Obrador) ganó, entre otros estados, el gobierno en Sinaloa—.

¿Por qué un rival?

Sobre el primero de los dos supuestos: Quirino Ordaz es un priista de larga trayectoria, y que el PRI (partido del expresidente Enrique Peña Nieto, y en el que AMLO y varios de sus allegados políticos, como Manuel Bartlett y Marcelo Ebrard, se iniciaron en la vida política), uno los partidos opositores al proyecto ‘lopezobradorista’, es uno de los actores políticos a los que AMLO ataca con asiduidad. Sus referencias al priismo suelen ser “gobiernos corruptos”, “ladrones” y expresidentes que “deben” ser enjuiciados.

Ahora bien, Ordaz luce en su currículo varios cargos federales y locales importantes, un par de ellos en promoción turística. El último es el gobierno desde 2016 de Sinaloa, centro de operaciones de la organización criminal el Cártel de Sinaloa, así como la cuna del que fuera el narcotraficante más buscado del mundo, el Chapo Guzmán.

Mauricio Hdez. Cervantes

Pero ¿por qué AMLO quiere incorporar a su proyecto de gobierno a un rival político? Inmediatamente después de la noticia, Alejandro Moreno, presidente nacional del PRI, lanzó un tuit asegurando que las intenciones de Morena y del presidente al nombrar a Ordaz no son más que las de dividir a la oposición encabezada por la coalición Va por México (PRI, PAN y PRD). “La lealtad, unidad y compromiso de un priista se demuestran al lado del partido. Cualquier invitación a nuestros gobernadores, por un partido distinto, se asume a título personal y debe someterse a consideración del Consejo Político Nacional para decidir si se aprueba o no”, escribió en otro tuit. Y, finalmente, dejó muy claro que si Ordaz acepta ser embajador en España, perderá su militancia en el partido.

¿La reacción de AMLO al respecto? Como es su costumbre cuando alguien contradice su praxis política, calificó de “inmoral” e “indigno” el hecho de que Quirino Ordaz fuese “amenazado” por su propio partido. Después, con un habitual tono nacionalista, dijo: “Pero si no va a ir a representar a un partido, va representando a México. Los embajadores representan a la nación, a un país, a todos. Es algo muy honroso el representar a México en otro país”.

Igual que Moreno, Jesús Zambrano, líder del PRD (partido en el que AMLO militó cerca de 20 años, después del PRI, y al que dividió para formar Morena en 2011), declaró que esa ‘jugada’ tenía el firme objetivo de “desmadrar a la oposición”. No obstante, fue un paso más allá y sostuvo que la invitación a Ordaz Coppel es un pago al PRI por permitir la intervención del narcotráfico en las pasadas elecciones locales del 6 de junio, para que así Morena obtuviese el triunfo electoral en Sinaloa. “Esa embajada de México en España no tiene otra lectura que el pago por la entrega de la elección al crimen organizado, vía @lopezobrador_ -Morena. La gente de #Sinaloa lo va a sufrir muy pronto en carne propia. ¡Qué vergüenza!”, publicó en un tuit.

Violencia y política. De acuerdo con el Índice de Violencia Política de la consultora Etellekt, en la campaña se registraron 1.066 agresiones a políticos. De ellas, 102 fueron calificadas como homicidio doloso, y 36 de esas víctimas eran aspirantes a un cargo de elección popular. Se trata de las elecciones más violentas en la historia reciente de ese país.

Javier Brandoli

El pasado 23 de agosto, los representantes de Va por México presentaron en Washington, ante la OEA (Organización de Estados Americanos) y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), una denuncia por la intromisión del crimen organizado en las elecciones. En el documento de 57 páginas, el representante del PAN (partido de la derecha mexicana) habló de “terrorismo”. Y se pide poner especial atención a lo sucedido en los estados de la Costa del Pacífico —Sinaloa, Jalisco, Michoacán y Guerrero, estados en los que operan varios de los cárteles y grupos criminales más peligrosos—, por la posible alianza entre delincuentes y el Gobierno de Morena para favorecer a sus candidatos.

Sin experiencia diplomática

En la trayectoria de Quirino Ordaz, a diferencia de la actual embajadora (y de su predecesora) en Madrid, no hay cargo diplomático alguno. Tampoco luce una trayectoria académica con estudios serios sobre la relación hispano-mexicana. Si se aprueba el nombramiento de Ordaz, sustituirá en Madrid a María Carmen Oñate, una diplomática de carrera —desde 1979— que ostenta el cargo de embajadora desde 2002, quien además ha sido cónsul en Barcelona, embajadora en Egipto y Costa Rica, y con una trayectoria al frente de distintos organismos regionales y del acervo histórico diplomático del país.

Antes, estuvo Roberta Lajous, otra diplomática con una amplia carrera, al frente de la embajada en Madrid desde diciembre de 2013 hasta febrero de 2020. Ostenta el cargo de embajadora desde 1995. Recibió, en 2014, la condecoración Gran Cruz de Isabel la Católica, e impulsó, en 2018, la creación de La Casa de México en España. Es autora de dos libros sobre las relaciones exteriores de México, publicados por el prestigioso centro de investigación El Colegio de México, además de tener en su currículo más de 30 artículos académicos, entre los que destaca “40 años de relaciones diplomáticas entre México y España”.

Paloma Esteban

Entonces, ¿por qué habrá nombrado AMLO a un político que carece de experiencia diplomática y de vínculo alguno con España, que, después de Estados Unidos, es el país más importante para sus relaciones exteriores? Todo parece un misterio.

Hace unos meses, Diego Gómez Pickering, diplomático y escritor mexicano (exembajador en Reino Unido y ex cónsul general en Nueva York), contaba a El Confidencial la inutilidad de la apuesta del Ejecutivo mexicano por tensar la relación con España. “México no gana nada”, sentenciaba con relación a las exigencias del perdón por lo sucedido hace más de 500 años durante la Conquista. Y es que, en términos diplomáticos, como así apuntaba Gómez Pickering, la relación con España no solo es una de las más sólidas y prioritarias para México debido a innumerables motivos históricos y culturales, sino que también resulta la puerta de entrada a la Unión Europea.

El escritor sostenía que cambiar el rumbo de la relación diplomática que ha tenido México con España solo metía la diplomacia “en camisa de once varas”, y ponía la relación “en un ‘impasse’ innecesario”.

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