Ojo por ojo. Rusia decidió elevar la internacionalización de la guerra en Ucrania con el envío de hasta 12.000 soldados norcoreanos a la línea del frente. Estados Unidos responde ahora permitiendo a las Fuerzas Armadas de Kiev lanzar misiles de largo alcance ATACMS, de fabricación americana, contra suelo ruso. Una reclamación que el presidente Volodímir Zelenski consideraba de tanta importancia que la puso negro sobre blanco en uno de los cinco puntos de su Plan de Victoria, que presentó personalmente en Europa y Estados Unidos. Ya lo ha conseguido. Las implicaciones militares y geopolíticas se van a ir despejando a medida que se conozca dónde y cómo se producen esos ataques, y cuál es la reacción del Ejército de Vladímir Putin.
“Es un paso relevante, aunque está por ver si será un punto de inflexión desde el punto de vista militar. La decisión manda una señal no solo a Rusia, sino a los aliados occidentales, para que su apoyo sea más decidido”, apunta un alto cargo del entramado de seguridad y defensa del Gobierno ucraniano a EL PERIÓDICO DE ESPAÑA. “En el campo de batalla la situación es difícil, por lo que esta decisión es importante porque da opciones a Ucrania de reducir las capacidades militares ofensivas rusas. Y sirve como factor disuasorio sobre aumentar el número de tropas norcoreanas involucradas en la guerra”. Un mensaje al líder norcoreano Kim Jong Un para que no envíe más carne de cañón a una guerra que le es ajena.
Esas tropas están desplegadas sobre todo en la región de Kursk, un territorio ruso que Ucrania invadió el pasado verano. ¿Podrían llevarse a cabo esos “ataques profundos” contra esas tropas norcoreanas mientras están en infraestructuras rusas relevantes, como los aeródromos en los que se encuentren o las estaciones de tren a las que lleguen? Sería un golpe político importante porque harían sufrir a Rusia en su propio territorio.
Giro de Joe Biden con mensaje a Trump
El presidente Joe Biden había evitado hasta ahora dar el paso, pese a la insistencia de su socio Zelenski. Desde Rusia, las amenazas eran de alto voltaje: políticos moscovitas advirtieron de que, si se daba permiso a Ucrania a atacar con misiles suelo ruso, eso se consideraría un paso hacia la Tercera Guerra Mundial. El mensaje de este lunes, tras conocerse el domingo la decisión de Biden por filtraciones de la decisión estadounidenses The New York Times y The Washington Post, ha sido más moderado.
“Putin ya lo ha explicado de forma sencilla: si se producen, no se considerarán ataques de Ucrania, sino de los países que le han dado permiso. Porque el guiado hasta el objetivo se hace por especialistas militares de esos países occidentales. Y esto cambia la naturaleza de la guerra”, ha dicho el portavoz de Putin Dimitri Peskov. Dejan abierta así la puerta a una escalada. Quizá a una posible internacionalización del conflicto más allá del suelo ucraniano. Por ejemplo, al armar a los rebeldes hutíes que atacan barcos en el Mar Rojo con misiles rusos.
Pero Putin no tiene mucho incentivo para escalar ahora. En tan solo dos meses llegará a la Casa Blanca el nuevo presidente, Donald Trump, que ha expresado su deseo de terminar el conflicto, en términos que parecen muy favorables al Kremlin: mantendría los territorios conquistados y Kiev debería renunciar a entrar en la OTAN.
“Ucrania está en una fase crítica de la guerra. Rusia no tiene incentivos para la paz, sino para intensificar la guerra en el frente y contra la infraestructura energética y provocar apagones, todo para debilitar a Ucrania antes de la inauguración de Trump el 20 de enero”, apunta a este diario Olena Tregub, analista ucraniana directora del centro NAKO. “Por eso es importante que Ucrania reciba tanta ayuda como sea posible para evitar un escenario negativo: el colapso de las infraestructuras civiles o de la línea del frente”.
Evitar un apagón y muertes por frío
El giro de Biden se conoció unas horas después del peor ataque aéreo contra Ucrania desde el mes de agosto. Rusia lanzó una auténtica lluvia de fuego contra la infraestructura energética ucraniana. 120 misiles y 90 drones kamikaze, de los que solo 140 pudieron ser interceptados. Hubo siete muertos y daños severos a la red eléctrica del país, que ya ha perdido la mitad de su capacidad de generación. Sin electricidad tampoco funciona el sistema de calefacción. Las tuberías pueden congelarse tras un apagón de uno o dos días. Entonces se produce una crisis humanitaria, especialmente en las ciudades más pobres del país, porque puede que los conductos no se descongelen hasta pasado uno o dos meses, según explicaron a este diario expertos de la universidad ucraniana KSE.
Las Fuerzas Armadas rusas lanzan esos cohetes desde Crimea o desde suelo ruso no muy lejano a la frontera, desde buques de guerra o desde aviones de combate que parten de aeródromos. Todos esos son objetivos posibles de los misiles como los ATACMS, de hasta 300 kilómetros de alcance. Cuando se dio permiso a Ucrania para usar los misiles de corto alcance HIMARS contra los lugares desde los que Rusia martirizaba Járkov (muy cerca de la frontera y por ello fuertemente golpeada por la artillería rusa), se consiguió alejar la amenaza y salvar un número difícil de calcular de vidas en la ciudad. Ahora, Ucrania podría beneficiarse de un impacto muy similar.
De momento, la cantidad de misiles no es tan elevada como para que suponga un factor decisivo en la guerra. Kiev espera ahora a que el movimiento envalentone a otros países a darles permiso, especialmente Alemania o Reino Unido. Francia ha recordado que ya permite a Ucrania usar las armas que le suministra contra las bases rusas desde donde se lanzan ataques contra suelo ucraniano, según han recordado este lunes fuentes del Elíseo, informa EFE.
Así que el giro dado por sorpresa de Biden manda un mensaje geopolítico multidimensional. A los aliados les impulsa a ayudar más a Ucrania. A Rusia y Corea del Norte les dice que el envío de miles de soldados a luchar en la guerra será castigado. Y a Kiev le permite elevar su posición negociadora ante la próxima llegada de Donald Trump a la Casa Blanca.
Enlace de origen : El permiso a Ucrania para atacar Rusia con misiles es un triple mensaje para Putin, Kim Jong Un y Trump