En la búsqueda por rentabilizar las carteras en un entorno de tipos bajos, la inversión alternativa en general y en vehículos de ‘private equity’ en particular va ganando peso entre los minoritarios españoles, más aún desde que el Ministerio de Economía ha dado luz verde a la rebaja de la inversión mínima para entrar en activos de capital riesgo, reduciéndose el tique de entrada de 100.000 a 10.000 euros.
“¿Por qué los buenos retornos tienen que ser solo para los grandes patrimonios?, ¿no pueden llegar a la clase media?”, se preguntó Eric Halverson, socio director de Qualitas Funds, en la mesa redonda organizada junto a El Confidencial, ‘Era poscovid: las ventajas del private equity en la banca privada’, en la que también participaron Ana Forner, CEO de Nortia; Íñigo Gallastegui, director de Productos y Asesoramiento de Santander Private Banking; Ignacio Pertejo, director de Grandes Clientes de Creand Wealth Management, y Rafael Soldevilla, director de Productos y Servicios de A&G.
Hasta ahora, el acceso a la inversión alternativa estaba solo al alcance de inversores institucionales como fondos de pensiones, fondos soberanos o aseguradoras y grandes fortunas, pero gracias a vehículos como fondos de fondos, la banca privada ha abierto la puerta a otros perfiles minoristas con una capacidad de inversión más modesta.
Para Rafael Soldevilla, director de Productos y Servicios de A&G, una forma más adecuada de democratizar este tipo de inversión es que fondos internacionales “semejantes a los españoles se pudiesen registrar en la CNMV para su comercialización, no solo para el inversor profesional, sino también para el inversor minorista, con tiques similares, con exigencias de inversiones de 100.000 euros, con todas las advertencias necesarias y con la exigencia de que el inversor tenga los conocimientos adecuados”. A su juicio, limitar el acceso del ahorrador español a los productos nacionales es “un corsé que en un entorno globalizado carece de sentido y es una manera cortoplacista de proteger nuestra industria. Deberíamos plantearnos si no tendríamos que estar compitiendo con los mejores de nuestro entorno geográfico europeo o, incluso, de EEUU”.
En la actualidad, en nuestro país el porcentaje de asignación para activos alternativos (deuda, ‘direct lending’, infraestructuras, ‘real estate’ o capital riesgo) recomendado en las carteras es, al menos, de un 10% —y subiendo—, pero lejos todavía del 34% que solo en ‘private equity’ invierte el fondo de dotación de la Universidad de Harvard y que supone 18.000 millones de euros, versus los 3.063 millones (hasta septiembre) que mueve la inversión alternativa en su conjunto en España, según Inverco.
“La misión de la banca privada, que hace accesible este tipo de activo, es aportar mucho en el asesoramiento” (Pertejo)
“Tenemos que cuidar de este producto, la misión de la banca privada, que hace accesible este activo a los inversores, sobre todo a los minoritarios, es aportar mucho en el asesoramiento respecto a qué tipos de ‘private equity’ hay que comprar, en qué etapa y en qué formato, etc., y que se haga lo más asequible y adecuado para encajarlo de la mejor manera en su cartera”, afirmó Ignacio Pertejo, director de Grandes Clientes de Creand Wealth Management.
Atractivo de la inversión alternativa
Los diferentes activos que componen la inversión alternativa se caracterizan por algo muy apreciado entre los inversores como es la descorrelación, lo que reduce las correcciones a corto plazo, “con lo cual no existe la parte emocional de decisión del inversor de invertir o desinvertir en un momento de alta o baja volatilidad”, apuntó Ana Forner, CEO de la firma de capital Nortia, quien identificó otras tres ventajas respecto a los activos tradicionales.
Por un lado, la “alineación de los gestores con la inversión, ya que invierten su propio capital y tienen un esquema de retribución variable en función de la rentabilidad de las inversiones”; por otra parte, “son gestores muy activos dentro de las inversiones, por lo que se implican, reestructuran, refinancian, consolidan sectores, agregan”, es decir, “añaden valor a las inversiones”, y por último “son gestores innovadores”.
El punto débil es la iliquidez del producto. Se trata de inversiones que exigen estar invertidos entre ocho y 10 años y que, además, tienen una estructura de desembolsos a través de las llamadas de capital por las que en determinados plazos el inversor debe continuar su inversión a partir de los tiques mínimos. “En este tipo de inversiones, se adquiere un compromiso, pero no se hace el desembolso en el momento inicial”, explicó Soldevilla, “sino que a medida que la gestora va realizando inversiones va solicitando al inversor estos desembolsos. Esto implica que se debe tener muy claro cuáles van a ser sus necesidades de liquidez durante los próximos cinco años, que es lo que normalmente duran estos periodos de inversión inicial”. Por otra parte, la obtención de la liquidez está en manos del ritmo de desinversiones de la gestora.
“Esta iliquidez no necesariamente significa que tenga más riesgo, si hay buena diversificación y los gestores están bien seleccionados”, aclaró Forner.
Rentabilidad adicional
Esta contrapartida es la que exige mayores retornos a la inversión, y los datos así lo demuestran, con una rentabilidad media en las últimas dos décadas del 14% versus el 8% de la renta variable, según Qualitas Funds.
“Los retornos en el ‘private equity’ siguen siendo atractivos. Es una clase de activo que históricamente ha batido los índices de renta variable y así creemos que va a continuar, lo que ocurre es que en este sector se tarda mucho tiempo en ver la evolución, por lo que necesitas mucha perspectiva histórica para entender en lo que estás invirtiendo”, explicó Íñigo Gallastegui, director de Productos y Asesoramiento de Santander Private Banking, puntualizando que en este tipo de inversión lo relevante es que “sacrificas liquidez por un retorno superior, son factores independientes que van de la mano”.
“Al no tener la misma volatilidad que una inversión en renta variable, tiene incluso menos riesgo, y con una correcta diversificación aporta una rentabilidad adicional razonablemente segura que suele estar por encima de los dos dígitos”, añadió Pertejo.
“Las compañías de ‘private equity’ funcionan mejor con tipos negativos o cero y van a sufrir si hay subida de tipos” (Gallastegui)
En opinión de Gallastegui, la rentabilidad va a seguir siendo atractiva mientras los tipos de interés estén en los mínimos actuales, y todavía más, cuando las empresas donde invierten los ‘private equity’ son compañías que tienen un cierto nivel de apalancamiento, por lo que les beneficia que la financiación sea barata. “Las compañías de ‘private equity’ funcionan mejor con tipos negativos o cero y van a sufrir si hay subida de tipos, lo que repercutirá en el rendimiento”.
La clave, los buenos gestores
Además de una elevada diversificación sectorial y geográfica, el acceso a los mejores gestores en ‘private equity’ es clave para la rentabilidad de las carteras. “Utilizamos un algoritmo para seleccionar los gestores a través de varias variables que incluyen la estrategia de los gestores, los resultados históricos, el equipo, términos y condiciones, otros partícipes en el fondo y procesos internos de los fondos. Todo a través de un ambiente de ESG”, explicó Halverson.
“El acceso a los buenos gestores es una labor compleja y el cliente tiene que exigir a la entidad con la que trabaja acceder a las mejores plataformas, a los mejores fondos; por parte de las entidades, es una labor de negociación compleja, de buscar en la economía global a los mejores gestores que den los mejores retornos y el mejor servicio”, añadió el directivo de Santander Private Banking.
Si bien, en un entorno de bajos tipos y de elevada liquidez y con la entrada de nuevos inversores, el acceso a estos buenos gestores se complica. A juicio de la CEO de Nortia, “son fondos cerrados, de difícil acceso”, donde la puerta de entrada son los fondos de fondos y gestores que “consiguen tiques mayoristas para distribuirlos entre las entidades minoritarias”.
source El ‘private equity’ se democratiza entre los inversores minoritarios