La hemorragia inicial del Barça en defensa ya dejó entrever lo que podía deparar el segundo partido de la semifinal. Intenso y con un nivel físico muy alto, el Unicaja se aplicó con la contundencia que demanda un partido de ‘playoff’ y también con acierto. El parcial 1-14 en los primeros cinco minutos fue doloroso para el equipo de Jasikevicius y una demostración de que el equipo de Málaga le queda mucha gasolina y que las dudas se han instalado en el cuadro catalán, que no está seguro de sus fuerzas.

La temporada se le está haciendo larga al Barça. O al menos lo parece. Transmite imagen de cansancio y de falta de confianza. Cae en un juego atropellado, sobre todo cuando los partidos entran en terreno minado. En guerra de guerrillas. Y así, el equipo azulgrana, con el problema añadido de la lesión de Tobey, transitó a remolque por una primera parte escrita casi exclusivamente por la pizarra de Ibon Navarro (37-40).

Márgen sonrojante

Un par de chispazos de Laprovittola, dos triples casi consecutivos, parecieron darle un vuelco al escenario en la reanudación y pusieron al Barça al mando por primera vez (48-47, m. 25). Pero fue un espejismo. El Unicaja volvió a encenderse con un pletórico Ejim en las dos canastas. Su trabajo defensivo fue brillante. Pero además encontró respuestas individuales para firmar un parcial de 3-12, que le dio el mando para entrar en los últimos diez minutos (57-63).

Aparecieron Perry, Kravish o Kalinoski en el equipo malagueño y , en el Barça, todo era una caída hacia el abismo sin freno, lo que le llevó al Unicaja a tesorar alguna ventaja que llegó a ser sonrojante (64-80) y permitió al cuadro de Ibon Navarro cerrar una victoria más que merecida, que le permitirá afrontar el partido del domingo con la moral por las nubes.