España normaliza relaciones con Venezuela y Nicaragua con la acreditación de dos embajadores

Los nuevos embajadores de Venezuela y Nicaragua han presentado este miércoles sus cartas credenciales al rey Felipe VI. Ha sido el último acto protocolario para poner fin a años de desencuentros políticos y diplomáticos entre España y los dos países latinoamericanos. La nueva embajadora de la República Bolivariana de Venezuela ante el Reino de España es Coromoto Godoy Calderón, diplomática y abogada venezolana de 57 años. El nuevo jefe de la misión de la República de Nicaragua es Maurizio Gelli, de 64 años y de origen italiano, recientemente nacionalizado nicaragüense.

Desde la cancillería venezolana consideran que, con el paso dado hoy, se “ratifica el compromiso de trabajar en el reimpulso de las relaciones de amistad y cooperación” con España. En Twitter, acompañando fotos del encuentro con el rey Felipe VI, lo han calificado como “Poesía para la paz”. 

Aunque la presentación de credenciales se ha producido este miércoles, Coromoto Godoy llevaba en España como encargada de negocios desde hace un año, y se presentaba ya como embajadora. Recibió en el aeropuerto, por ejemplo, a ciudadanos venezolanos que fueron sacados de Sudán por España en la operación de exfiltración del mes pasado. Godoy Calderón lleva más de dos décadas trabajando en el servicio exterior venezolano. Anteriormente ha sido jefa de la misión diplomática en Trinidad y Tobago e India. 

Cinco años de choque diplomático con Venezuela

Las diferencias diplomáticas serias más recientes entre España y Venezuela comenzaron en 2018. El embajador español en Caracas, Jesús Silva, fue expulsado entonces del país tras ser declarado “persona no grata” por el Gobierno de Nicolás Maduro. Era la respuesta del régimen a las “continuas agresiones” del Gobierno de Mariano Rajoy contra el país, decían. España no reconocía las turbulentas elecciones parlamentarias que dejaron dividido al país. Silva regresaría a Caracas, no obstante, tres meses después. 

Pero la crisis volvió a intensificarse en 2020. Esta vez fue España la que retiró a su embajador, como protesta por la represión política en Venezuela y por las elecciones parlamentarias de ese año, que el Gobierno español no reconoció por irregularidades. Unos meses antes, Pedro Sánchez había dado un golpe de efecto relevante, reconociendo oficialmente al opositor Juan Guaidó como nuevo “presidente encargado” de Venezuela. Pero Guaidó no ha conseguido en estos años la misión encomendada, la de que se realizaran unas elecciones libres y justas, y tampoco aunar el apoyo de una oposición dividida. El Gobierno español ha ido maniobrando poco a poco para alejarse de Guaidó y acercarse de nuevo a Nicolás Maduro. Hay negociaciones en marcha entre el régimen y la oposición y en ellas recaen las esperanzas de una normalización política y económica del país, que lleva años a la deriva y está sometido a sanciones y a una pobreza generalizada. 

La nueva embajadora de Venezuela en Madrid, Coromoto Godoy, recibiendo las credenciales del rey Felipe VI. CANCILLERÍA DE VENEZUELA


En este contexto, el pasado 27 de diciembre, el Consejo de Ministros aprobaba por sorpresa el nombramiento de un nuevo embajador español en Venezuela. En realidad, ascendía al actual encargado de Negocios, Ramón Santos Martínez, que ocupaba ese puesto desde 2021. La reanudación de las conversaciones entre el Gobierno y la oposición venezolana en México es “una mejora objetiva de la situación que conviene apoyar”, dijo el ministro de Exteriores, José Manuel Albares. 

España también ha acogido al ex general venezolano Miguel Rodríguez Torres, un miembro caído en desgracia de la cúpula chavista, que fue ministro de Interior y ayudó a levanta la temida policía política venezolana, el SEBIN (Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional), acusada de asesinatos políticos y de una dura represión de la disidencia del país, especialmente de las protestas estudiantiles de 2014.

Canal diplomático con Nicaragua

La situación con Nicaragua es algo diferente. Daniel Ortega no está llevando a cabo ningún proceso de negociación política interna, sino más bien al contrario. El presidente lanzó hace un lustro una campaña de eliminación de la disidencia política, que incluye detenciones arbitrarias y juicios exprés sin garantías que acaban en largas condenas de prisión. En este tiempo, la represión ha ido acrecentándose, según Amnistía Internacional.

El rey Felipe VI recibe la credencial del embajador de Nicaragua en España, Maurizio Gelli, este miércoles en el palacio de la Zarzuela en Madrid. EFE/ JUAN CARLOS HIDALGO


El Gobierno de Pedro Sánchez ha ofrecido la nacionalidad a varios centenares de nicaragüenses: los 222 presos políticos nicaragüenses que fueron desterrados del país, enviados a Washington en un avión y despojados de su ciudadanía en febrero; y otros 94 opositores que también fueron despojados de su ciudadanía. La solicitud la han presentado hasta ahora 101 personas, según confirman fuentes diplomáticas. El Consejo de Ministros español concedió el pasado 11 de mayo por primera vez la nacionalidad española a 14 nicaragüenses desterrados por el Gobierno de Daniel Ortega. Se espera que sigan aprobándose las solicitudes en próximos consejos de ministros. 

Nicaragua no tenía embajador en España desde marzo de 2022, cuando Ortega retiró al intelectual sandinista, historiador y académico nicaragüense, Carlos Antonio Midence, debido a “las continuas presiones y amenazas injerencistas” por parte de España, “que hacen imposible el ejercicio de la labor diplomática”, informa EFE. Midence había sido convocado una semana antes por el Ministerio de Exteriores para expresarle el malestar de España por la negativa del Gobierno de Ortega a permitir el regreso de la entonces embajadora española a Nicaragua después de que fuera llamada a consultas en agosto de 2021. España tiene embajadora en Managua desde julio pasado, Pilar Terrén. 

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