Europa se prepara, Mallorca enseña: el taller para aprender a sobrevivir las primeras 72 horas de una crisis en la isla

Europa vive tiempos de incertidumbre. El rearme del continente, impulsado por la Unión Europea (UE) ante tensiones geopolíticas como la guerra en Ucrania o la amenaza de ciberataques, ha puesto sobre la mesa una realidad hasta hace poco impensable: la necesidad de estar preparados. En este contexto, la UE ha propuesto que los ciudadanos cuenten con un kit de supervivencia para resistir las primeras 72 horas de una crisis, ya sea por un conflicto bélico, un desastre natural o una falta de abastecimiento.

En Mallorca, donde los suministros llegan de fuera y la insularidad pesa como una verdad incómoda, Gabriel Vairoletti, un uruguayo curtido en los sectores del bushcraft y la supervivencia, ha decidido plantar cara a lo impredecible. Este profesor, con más de dos décadas de experiencia, trajo a la isla un taller que lleva impartiendo desde hace ya tiempo: cómo sobrevivir las primeras 72 horas tras una catástrofe. En sus lecciones se piensa, se suda y se actúa.

“No es un taller convencional”, advierte Vairoletti de primeras. “No vienes a escuchar a alguien hablar o a ver listas. Vamos a pensar juntos cómo aplicaríamos la supervivencia en una situación donde los servicios se cortan, donde no hay agua en el váter, electricidad para cocinar o un supermercado al que correr”. El escenario no es ciencia ficción: tormentas, inundaciones como las de Valencia o incluso un ciberataque podrían sacar a la sociedad de su zona de confort. Y en una isla como Mallorca, donde la dependencia del exterior es un hecho, esas primeras 72 horas pueden convertirse en un desafío mayúsculo.

Vairoletti comenzó a impartir cursos de supervivencia en el año 2000 en Uruguay y hoy dirige la Bushcraft School en Mallorca. Con sus talleres no busca alarmar, sino empoderar: “No se trata de tener un camión blindado o un refugio nuclear”, dice, quitándole hierro al imaginario apocalíptico de series como The Last of Us. “Hablamos de conocimientos que te dan seguridad, que evitan la desesperación“. Esa resulta ser la razón de su propuesta: preparar a familias normales, no a comandos de élite, para que enfrenten lo inesperado con calma y tomando decisiones sensatas.

“Esperamos a personas centradas, familias que quieren estar listas sin caer en paranoias. Es un taller no apto para conspiranoicos ni apocalípticos”, explica. Cómo encontrar agua, cómo improvisar un refugio o cómo mantener la discreción para proteger a los tuyos, son algunos de los puntos que toca durante la clase. “Espera lo mejor y prepárate para lo peor”, cita Vairoletti, un dicho que resume su filosofía. “Nuestros abuelos ya sabían cómo salir adelante sin tanto. Solo hay que preguntarles”, añade.

Insiste en la importancia de la preparación psicológica -“es clave”- y asegura que “sin estrés, sin tensión, tomas mejores decisiones”. “Ojalá no pase nada, pero si pasa, estaremos listos”, sentencia. En Mallorca, al menos, ya hay quien empieza a tomar nota.

Víveres, estrategia y precaución

Vairoletti imparte sus lecciones en una finca que gestiona en Bunyola. Por la mañana, da clases a niños pequeños, y por la tarde, ofrece talleres y cursos de supervivencia y bushcraft. Una de los talleres de esta última modalidad lo impartió el pasado jueves día 3, tan solo una semana después de que la UE publicitase por Europa su kit de supervivencia de 72 horas.

Participaron diez personas: de mayor y menor edad, estudiantes y trabajadores, residentes e incluso extranjeros. “Ahora el tema está en boca de todos. Cuando hay miedo se vende más”, arrancaba el profesor. “Uno siempre tendría que estar preparado para un corte de suministros, y más en Mallorca, donde el 90% de lo que tenemos viene de afuera”, añadía.

Tras una breve introducción, empezaba la fase más teórica: por parejas o en grupo, reflexionar sobre las necesidades de cada uno y cómo están cubiertas, cómo la falta de recursos afecta a la zona de confort y cómo gestionar esas situaciones. También se dividió el grupo para, desde ambas perspectivas, analizar cómo actuarían los eventuales saqueadores y, por otro lado, los individuos más preparados.

Mencionó, además, la técnica del hombre gris: “Ser alguien que no destaca, fundirse en el lugar, no mostrar señales de preparación o hablar con discreción son algunas de las cosas que incluye esta estrategia, útil para situaciones como la que planteamos”.

Después, Vairoletti se sumergió junto a sus alumnos en la parte práctica de la clase. De bolsas de escombros -“una buena manera de disimular”-, fue sacando todo lo que le dio tiempo a comprar en un supermercado y sería útil para sobrevivir las primeras 72 horas. Café, atún en aceite, latas de conserva, cerillas, azúcar, sal, cuscús, fueron algunos de los productos y alimentos que sacó de las bolsas. Todo tenía un propósito y uso en concreto.

También profundizó sobre técnicas más avanzadas, como en la conservación de la carne con poca grasa en sal para mantenerla más tiempo en un estado comestible. Bajo la atenta mirada de sus alumnos, Vairoletti sumergió un costillar y un trozo de panceta en un bol para enseguida proceder a cubrirlo con sal.

Con todo, Vairoletti transforma la inquietud global en una preparación práctica, alejada de catastrofistas y figurantes de Hollywood. En su lugar, ofrece a Mallorca un enfoque realista y humano para enfrentar las primeras 72 horas de cualquier crisis desde la calma y el conocimiento.

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