Dicen las últimas noticias, aquellas que se sueltan de repente como las hojas del otoño, que Antonio Romero Ruiz (Humilladero, Málaga, 1955) ha pasado a ser un político inolvidable. El histórico dirigente ‘rojo’ -un sabio aficionado a los galgos que siempre apeló a su alma de jornalero- ha fallecido a los 69 años en el Hospital de Antequera, dónde fue ingresado hace varios días por una complicación en su estado de salud.
Hasta sus últimos días y tras décadas en las que jugó un destacado papel tanto en el Partido Comunista como en Izquierda Unida, Romero dejó claro que su ideología surcaba una comprometida militancia de izquierdas. Sin ir más lejos, así quedó patente a finales del pasado mes de octubre cuando se dejó ver por la ciudad antequerana durante la visita del líder nacional de Comisiones Obreras, Unai Sordo.
Antonio Romero padecía parkinson desde hace más de 15 años y, pese a ello, siguió aconsejando y acompañando a sus camaradas cada vez que la salud se lo permitía. Por ejemplo, también se desplazó a Málaga desde su pueblo para asistir al mitin liderado por Yolanda Díaz en la campaña de las elecciones municipales de 2023; o formó parte de forma simbólica, al igual que el actor Antonio de la Torre, de la lista de Sumar por Málaga para las últimas elecciones generales.
Familia de jornaleros
El político de Humilladero vino al mundo en una España gris, en un país gravemente herido por la dura posguerra, a mediados de la década de los años 50 del siglo pasado. Antonio Romero nació en el seno de una familia de jornaleros y sin este detalle quizás no se llegue a entender la carrera de obstáculos que atraviesa los albores de su biografía. A Antonio Romero no le quedó otra opción que abandonar la escuela a los 14 años y trabajó de temporero en Francia.
En aquellos momentos inciertos que acompañaban a las postrimerías del franquismo, Romero fue un adolescente que se abrazó a la lucha política. Se convirtió en militante del Partido Comunista de España (PCE) en la clandestinidad a los 16 años, y algo después ya era miembro del Comité Central del partido.
También fue el primer secretario general de Comisiones Obreras del Campo en Andalucía; diputado en la primera legislatura del Parlamento Andaluz (al que después regresó con la llegada del nuevo siglo) o ejerció como senador y como diputado en Madrid.
Secretos de Estado
Su labor en la cámara de la Carrera de San Jerónimo, entre finales de los 80 y mediados de los 90, le llevó a asistir en primera línea a la caída del ‘felipismo’ y participó con un papel muy activo en la comisión de investigación parlamentaria del ‘caso Roldán’. En aquellos momentos convulsos, Antonio Romero fue “un jornalero en los secretos del Estado”, según quedó grabado a fuerza de tinta en la portada del libro de memorias que elaboró junto a la periodista malagueña Esperanza Peláez. Romero sintió que debía escribir esa obra para hacer inventario de su trayectoria vital y política en cuanto supo que padecía parkinson. Y en la primavera de 2008, cuando la enfermedad ya había hecho acto de presencia, llegó el momento de la retirada y pasó a una segunda línea en cuanto acabó su segunda etapa como parlamentario andaluz.
Casi alcalde de Málaga
Además, en las elecciones municipales de 1995, protagonizó otro de los sonados episodios por lo que se le recordará. Dio un ‘sorpasso’ en la izquierda y estuvo cerca de ser el alcalde de Málaga. Su candidatura a la alcaldía convirtió a IU en segunda fuerza con un resultado que daba para pactar con el PSOE de Eduardo Martín Toval, mientras Celia Villalobos se quedaba en puertas de la mayoría absoluta. Pero no hubo acuerdo, eran épocas de ‘pinzas’, y el PP inició un idilio con el poder en el Ayuntamiento de la capital malagueña del que pronto se cumplirán 30 años.
“Aquí estamos: resistiendo”
“Aquí estamos: resistiendo”. La frase la pronunciaba Antonio Romero cuando atendía con amabilidad alguna entrevista telefónica y se le preguntaba por la salud. Su voz destilaba con las palabras precisas el empuje vitalista con el que convivía con la enfermedad y se enfrentaba al avance del Parkinson.
Cuando algún periodista lo llamaba en los últimos tiempos, sus reflexiones resonaban al otro lado del teléfono con la pasión que siempre le había caracterizado, y lo hacía desde una calle de Humilladero. Incluso, el histórico dirigente de Izquierda Unida se desplazaba hacia la sierra de su pueblo y, con la tranquilidad que le añadía la inmediatez del campo, respondía a cualquiera de las cuestiones que atravesaban la actualidad: desde la guerra de Ucrania a las confluencias en la izquierda o la irrupción de la ultraderecha.
En sus tiempos de político especialmente activo, siempre mostró su predisposición a hacer manifestaciones sobre las noticias más candentes con un estilo diferente y un sentido del humor imparable. “Apunta, titular” o “esto es un pelotazo” eran alguna de las perchas con las que hacía atractivos sus anuncios para los medios de comunicación. Algunos de sus juegos con las palabras lo delataron como un auténtico e ingenioso autodidacta.
Dolor en la izquierda
El empeoramiento de la salud de Antonio Romero ha sido vivido estas últimas horas con mucho dolor en la izquierda malagueña. A una exconcejala del Ayuntamiento de Málaga y destacada figura del comunismo local, la rondeña Remedios Ramos, se le cortaba la voz al comentar que Antonio Romero estaba ya “muy grave”. Y al periodista y exconcejal de IU en Marbella Miguel Díaz se le agolpaban los recuerdos: incluso, publicaron un libro sobre las mafias en la Costa del Sol entre ambos. A su vez, la coordinadora provincial de IU y portavoz municipal en el Ayuntamiento de Málaga, Toni Morillas, asistió al Pleno de este jueves con su mente puesta en la evolución que experimentaba su ‘camarada’ Antonio Romero en el Hospital de Antequera.
Allí se ha apagado en la frontera de las siete décadas de vida una de esas existencias humanas que, en términos políticos, lo apostó todo al rojo.
Enlace de origen : Fallece Antonio Romero, histórico dirigente del PCE e IU