Fue un mes antes de empezar la campaña electoral. El 11 de abril, el líder del PP se dirigió a los suyos desde la segunda planta de la sede de Génova en una junta directiva nacional para marcar los objetivos del 28 de mayo: volver a ganar unas elecciones en España después de siete años acumulando fracasos y arrebatar gobiernos al PSOE. No valía, advirtió, con mantener la Comunidad de Madrid y Murcia. Fue el día que asumió que los barones socialistas podrían resistir. “El partido de Sánchez aguantará mejor que en las generales”, advirtió, pidiendo a los suyos resultados claros y poniéndose él por delante: “No optaré por perfil bajo. Asumo el reto en primera persona”.
Sus palabras sorprendieron en las filas conservadores. Primero, por subir el listón ante la constatación de que al PSOE no le tenía por qué ir tan mal. Y, segundo, por ver cómo Feijóo vinculaba el resultado del 28-M a su propia trayectoria mirando a la Moncloa. Frente a las lecturas de una rebaja de expectativas, insistían en Génova, el objetivo era meter presión.
No solo a los territorios, sino a sí mismo. Hasta el punto de que nadie duda de la lectura nacional que se hará este domingo en función de lo que ocurra. Feijóo ha evitado poner nombre a esos gobiernos que aspira a ganar. Pero, en el PP reconocen que la clave está en conquistar una plaza potente del PSOE. Hay distintas opciones, pero sobresale la Comunidad Valenciana por dos motivos. Primero, implicaría recuperar un bastión clave para los conservadores y terminar con el poder del socialista Ximo Puig, consolidado en estos años. Y, segundo, para el PP, teniendo en cuenta la debilidad que muestra en Cataluña, es la manera de compensar los votos que necesita pensando en las generales.
Madrid y Andalucía son ya dos feudos del PP. Sumar la Comunidad Valenciana es lo que en Génova necesitan para confirmar el cambio de ciclo. El martes posterior a las elecciones volverá a reunir a su junta directiva nacional en la misma planta para analizar los resultados obtenidos.
Andalucía fue de Juanma, el 28M de Feijóo
Por eso, el examen para Feijóo será tan intenso. Las únicas elecciones que se han celebrado bajo su mandato han sido las de Andalucía. Y en ese caso, hay consenso dentro del PP, la marca de Juanma Moreno cotizaba muy por encima de las siglas y del propio líder. “Pudo ayudar la llegada de Feijóo y terminar con la etapa anterior. Pero lo determinante fue Juanma”, coinciden en el PP andaluz y en la dirección nacional. Este 28 de mayo, en cambio, salvo excepciones claras como la de Isabel Díaz Ayuso, la papeleta del PP está asociada a Feijóo.
Hasta el punto de que en Génova medirán los resultados también mirando a las generales. En el equipo del líder nadie niega que teniendo unas elecciones nacionales “en seis meses escasos”, el 28-M medirá el clima del electorado en España. Una especie de primera vuelta, como siempre lanzó Feijóo, para sondear si podría ganar a Pedro Sánchez en las urnas.
La clave interna… y Ayuso
Las lecturas internas son también inevitables. Si Ayuso consigue su mayoría absoluta, igualará en poder a Moreno en Andalucía y consolidará lo que, en realidad, ya es: una poderosa corriente interna dentro del PP con un futuro de grandes aspiraciones. En la campaña ha quedado claro en distintos momentos en los que la presidenta madrileña ha copado todo el protagonismo discutiendo, incluso, la estrategia nacional.
Ocurrió con las listas de Bildu, cuando Génova descartó la ilegalización del partido de Arnaldo Otegi y Ayuso reiteró su posición a favor de analizarlo a fondo. Volvió a suceder con la propuesta de que gobierne la lista más votada de Feijóo, y la madrileña aseguró que eso tiene poco recorrido. Y, de nuevo, en una entrevista con este periódico, Ayuso se enfrentó abiertamente al PNV mientras Feijóo procura un acercamiento que puede ser decisivo para su llegada a la Moncloa.
Conscientes de esa tensión permanente que reflejan los medios, Feijóo no escurrió el bulto en el mitin final de campaña, en el que Ayuso jugaba en casa: “Cuando no me preguntan sobre algo que ha dicho Ayuso, me preocupo porque significa que no está en forma. En el PP se opina, se debate. No somos una secta, somos un equipo“, dijo el líder popular. Era la manera de dar su beneplácito sobre el continuo verso suelto de la presidenta, que espera llegue a la mayoría absoluta en Madrid.
También era la vía de dejar claro que ella es la única responsable de su línea política: “Por supuesto Ayuso ha hecho la campaña que ha considerado oportuna, con los mensajes que ha considerado procedentes”. El viernes por la noche volvió a relacionar a Sánchez con un intento de pucherazo.
Enlace de origen : Feijóo se pone a prueba en las urnas en su primer examen como líder del PP