La Dieta Nacional de Japón ha elegido a Fumio Kishida como nuevo primer ministro este lunes después de su victoria en las elecciones internas del Partido Liberal Democrático. Los principales desafíos a los que se enfrentará Kishida en sus primeros días de mandato serán mantener a raya el covid-19 e intentar sacar de la UCI la maltrecha economía del Imperio del Sol Naciente. Y no tendrá mucho tiempo, porque su primera gran prueba será las elecciones generales de noviembre, en las que tendrá que salir de su rol de moderado y creador de grandes consensos para lograr entusiasmar a sus votantes.
Kishida, ministro de Asuntos Extranjeros con el ex primer ministro Shinzo Abe, también buscará reforzar la cooperación con Estados Unidos para contrarrestar la creciente asertividad y la acumulación militar de China y abordar la reciente reanudación de las pruebas de misiles balísticos por parte de Corea del Norte, aunque con otro punto de vista con más talante y diálogo que Abe. Analistas consultados por diferentes medios consideran que el nuevo primer ministro japonés puede allanar el camino para las conversaciones con el líder norcoreano Kim Jong-un y contribuir a la estabilidad en el este de Asia.
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No es ningún secreto que la economía de Corea del Norte está maltrecha por la pandemia y los diversos desastres naturales que han azotado la región los últimos meses, lo que podría provocar que Kim se acercara a Japón para buscar recibir ayudas para reconstruir la economía. Las expectativas en Kishida son muy altas, ya que si lograra aliviar las tensiones entre Tokio y Pyongyang, podría sentar las bases para la reanudación de las conversaciones de Kim con los líderes de Corea del Sur y Estados Unidos.
El nuevo primer ministro japonés, que ya tiene experiencia en mantener conversaciones con su homólogo norcoreano durante su mandato como ministro de Asuntos Extranjeros de 2012 a 2017, se ha comprometido a tratar de convencer a Pyongyang que abandone su programa de desarrollo nuclear y de misiles ejerciendo la “máxima” presión. Sin embargo, Kishida afirmó en septiembre que es “importante crear un escenario para las negociaciones en una cumbre” con Kim mientras se coordina con la administración del presidente estadounidense, Joe Biden.
Paralelamente, Japón tiene un importante dosier abierto con Corea del Norte respecto al secuestro de ciudadanos japoneses por Pyongyang, y que Kishida quiere poner de nuevo encima de la mesa, pese a que Corea del Norte considera que el asunto está ya zanjado después de un principio de acuerdo alcanzado en mayo de 2014. Japón relajó sus sanciones a Pyongyang, que prometió una investigación a gran escala al respecto.
A pesar del acuerdo, Corea del Norte pospuso repetidamente la presentación de informes sobre los resultados de la investigación para finalmente disolver su equipo de investigación y suspender la investigación después de que Japón impusiera nuevas sanciones en febrero de 2016, en reacción a las pruebas nucleares y de misiles de Pyongyang. Entonces, Pyongyan aseguró que el asunto “ya estaba resuelto” porque que ocho de los japoneses secuestrados ya habrían fallecido y que los otros cuatro nunca llegaron al país, según sus informaciones.
Indopacífico “libre y abierto”
Al igual que el primer ministro saliente Yoshihide Suga y Shinzo Abe antes que él, Kishida confirma la estrategia que Japón trabajará para lograr un “Indo-Pacífico libre y abierto”, en respuesta a los movimientos expansivos de Pekín en los mares del sur y este de China y muy especialmente en el estrecho de Taiwán. El nuevo primer ministro no se separará mucho de la política de sus predecesores y ha dado la bienvenida al acuerdo de seguridad entre Estados Unidos, Reino Unido y Australia, conocido como AUKUS.
A pesar de la creciente tendencia entre los sectores políticos más conservadores japoneses para dejar atrás el artículo 9 de la carta magna nipona, que sólo permite disponer al país de fuerzas armadas de autodefensa, la prioridad de Kishida pasa por la economía. Y a pesar de que el país forma parte del partenariado de defensa conocido como “Five Eyes” (Cinco Ojos), lo cierto es que el país no tiene ni la capacidad legal ni el nivel de confianza mutua suficiente que los que tienen entre sí estos tres países anglosajones.
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Kishida también tiene previsto elevar la importancia a un asunto que representa una gran fuente de preocupación para Tokio y Washington, el robo de propiedad intelectual y el ciberespionaje presuntamente cometidos por Pekín. Para tal fin, Kishida ha creado una nueva cartera de ‘Seguridad económica’.
Queda por ver qué pasos dará con otra polémica permanente en las relaciones entre Japón y varios de sus vecinos que fueron víctimas del imperialismo nipón en la Segunda Guerra Mundial. Kishida afirmó que “considerará” su visita el Santuario Yasukuni, donde descansan los restos de combatientes japoneses de la época y que incluye a diversos memoriales de considerados criminales de guerra. Pasadas visitas de primeros ministros a este santuario han desatado serios conflictos diplomáticos con Corea del Sur y China.
Ruptura con las políticas ‘neoliberales’
Respecto a la política interna, Kishida ha asegurado que su objetivo es reducir la diferencia de poder adquisitivo aumentando los ingresos de la clase media, y prometió apoyo a las personas económicamente vulnerables, como los trabajadores no regulares y las familias con niños pequeños. Durante la campaña por la carrera por el liderazgo del partido, el nuevo primer ministro se comprometió a cambiar las políticas neoliberales de las anteriores administraciones y asegurarse de que la gente común pueda disfrutar de los beneficios del crecimiento económico.
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Aparte de esta ruptura con las “políticas neoliberales” que el gobierno ha seguido durante las últimas dos décadas, el flamante primer ministro trabaja en un paquete económico por valor de “decenas de billones de yenes” para ayudar a las personas y empresas afectadas por la pandemia de coronavirus. Actualmente, con ya alrededor del 60% de la población de Japón completamente vacunada y las infecciones en declive, Kishida será el máximo responsable en dirigir el levantamiento gradual de las restricciones a la actividad social y empresarial y de abrir las fronteras a los turistas extranjeros, cerradas completamente desde la primavera del año pasado.
A pesar de que Fumio Kishida sea político de tercera generación con 64 años, elegido por primera vez en las elecciones de 1993 y haya formado parte de la Dieta japonesa durante nueva legislaturas consecutivas, el nuevo primer ministro quiere mostrar una cara más amable del omnipotente Partido Liberal Democrático de Japón. Conocido seguidor del equipo de béisbol de Hiroshima, vive en Tokio junto con su esposa y sus dos hijos y es responsable, según reveló ésta, de lavar los platos y limpiar el baño en su residencia familiar. Una revelación que deja indicios bastante claros que Kishida no dudará en arremangarse la camisa en los muchos frentes abiertos.
source Fuera del Aukus y con nuevo ‘premier’, Japón busca recuperar el pulso en el Indopacífico