El empleado conducía un tractor hacia una parcela anexa a las instalaciones cuando tuvo el accidente. Por motivos que se desconocen, optó por circular por un camino estrecho con pendiente descendiente y un talud en el lado derecho, en vez de seguir la vía pública. La rueda del vehículo se salió del sendero. Volcó y la víctima quedó atrapada. El análisis del escenario demostró con las marcas de arrastre de las ruedas que el vehículo se desplazó mientras el operario pisaba los dos pedales de freno. La empresa aportó los correspondientes certificados de formación del trabajador y el tractor estaba al día en la Inspección Técnica de Vehículos (ITV). De hecho, el taller acreditó también el buen estado y funcionamiento de la máquina. ¿Qué provocó el accidente? Pues seis causas que mezclan la imprudencia y la falta de prevención, como la decisión de circular por una vía inadecuada y la ausencia en el vehículo de algún dispositivo de seguridad obligado por ley para proteger al conductor.
Este siniestro en concreto nunca sucedió, aunque cualquier parecido con la realidad en este caso no es pura coincidencia. Podría ser perfectamente el retrato robot de los muchos accidentes que cada poco tiempo llegan desde el campo gallego. El Instituto Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo (INSST) acaba de incluir la simulación en su base de accidentes de trabajo investigados. Hay múltiples ejemplos y cada uno describe situaciones de ocupación reales en las que se han producido o se pueden producir daños a la salud de los trabajadores, identificando los elementos más relevantes para saber cómo prevenirlos.
Eso, la prevención, y la mayor concienciación de empresas y plantillas sobre la importancia de cuidar el entorno de trabajo explican que España haya dejado muy atrás los alrededor de 2.000 fallecimientos por año en siniestros laborales de finales de los 80 y principios de los 90. En 2023 fueron 581, según el balance publicado ayer por el Ministerio de Trabajo y Economía Social, tras un descenso del 14,4%: 98 menos que en 2022 (679).
En Galicia también bajaron con fuerza los accidentes mortales. Fallecieron 56 trabajadores (50 en jornada laboral y 6 in itínere), 17 menos que el ejercicio anterior, cuando el naufragio del Villa de Pitanxo –que se cobró la vida de 21 marineros– disparó las estadísticas. Los siniestros con baja en jornada laboral superaron los 27.200 en la comunidad tras un incremento del 6%. Solo crecieron más en Canarias, un 9,4%. En el conjunto del Estado descendieron el 1,1% (624.911). Destacan también los incrementos de Castilla y León (5,1%) y Navarra (2,8%), mientras que los principales recortes se dieron en Asturias (casi 13% menos), La Rioja (18%) y Cantabria (un retroceso del 33%).
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siniestralidad W / Hugo Barreiro
Los que más subieron en Galicia fueron los leves, un 6,3% de ascenso, hasta los 26.800. Hubo 361 graves, un 9,5% por debajo de 2022. Los accidentes in itínere mantienen la tendencia al alza de los últimos años. Rondaron los 3.150, lo que supone un aumento de prácticamente el 18%. De ellos, 3.091 fueron leves, 45 graves y 6 mortales.
Por cada 100.000 trabajadores, en la comunidad se contabilizaron 2.640 accidentes laborales. El índice de incidencia es inferior a la media estatal, que fue de 2.715. A la cabeza figuran Baleares (4.172) y Navarra (3.756). Galicia aparece, sin embargo, en los primeros puestos en la incidencia de los siniestros mortales: 4,84 por cada 100.000 trabajadores, casi el doble que en el conjunto del Estado (2,92) y únicamente por detrás de La Rioja (9,89), Melilla (8,34) y Cantabria (4,96).
La industria manufacturera concentró el 15% del total de accidentes laborales en España (92.300), aunque fue la construcción donde murieron más trabajadores (131), seguida del transporte y el almacenamiento (112). Los sobreesfuerzos lideran las causas con casi 165.000 accidentes con baja. En los mortales, 246 se debieron a infartos o derrames cerebrales; 227 a lesiones múltiples; 68 a conmociones y lesiones internas; 14 a ahogamientos y asfixias; y 26 a otro tipo de daños.
Trabajo y sindicatos abordan el impulso a protocolos frente al acoso al colectivo LGTBI
El Ministerio de Trabajo y Economía Social y los sindicatos abordaron ayer en una mesa de diálogo la implementación de protocolos frente al acoso de las personas LGTBI y trans en el ámbito laboral, un punto que recoge el artículo 15 de la ley LGTBI y que establece que las empresas de más de 50 trabajadores han de tener medidas planificadas y protocolos cuando se produzca discriminación.
Con la presencia de la vicepresidenta primera del Gobierno, Yolanda Díaz, en la mesa de diálogo social, los sindicatos UGT y CC.OO presentaron sus propuestas para lograr la igualdad y la no discriminación al colectivo LGTBI en las empresas, en el desarrollo reglamentario de la ley. Díaz destacó en declaraciones a la prensa que se trabaja, como se establece en la ley, para elaborar un protocolo de prevención de acoso de las personas trans y también que las empresas de más de 50 trabajadores cuenten con “medidas concretas que palíen y prevengan todo lo que tiene que ver con la situación de singularidad y de no discriminación de las personas LGTBI y trans”.
“Vamos a cumplir con el desarrollo de la ley”, afirmó la también vicepresidenta segunda, aunque el secretario de Estado de Trabajo, Joaquín Pérez, admitió que los protocolos no serán reglamentarios para las empresas a principios de marzo, tal y como estaba previsto, porque el Gobierno ha estado en funciones.
“Las personas LGTBI no podemos esperar y, además, la norma que entró en vigor el 2 de marzo del año pasado finaliza su plazo de aplicación de estas medidas y, por lo tanto, hay una urgencia en la aplicación de las mismas”, alertó el responsable confederal del área LGTBI de UGT, Toño Abad, en declaraciones a la prensa.
Enlace de origen : Galicia fue la segunda comunidad en 2023 con mayor subida de accidentes laborales