Cuando estudiaba primaria, Jessica McCabe (Los Ángeles, 1982) se distraía mucho en clase y no tenía amigos más allá de los libros. Pero daba igual porque todo el mundo le decía que “era inteligente y tenía mucho potencial”. Llegó secundaria y ser lista no fue suficiente. Incapaz de hacerse responsable de sus tareas, sus notas empeoraron. Sus padres la llevaron al médico, que le diagnosticó TDAH y le recetó medicación. Las pastillas funcionaron. Las calificaciones volvieron a ser brillantes y con 15 años publicó su primer poema. Dos años más tarde decidió que quería ser escritora. Sin embargo, no pudo entrar en la universidad. Era incapaz de llevar su agenda, no se inscribió a tiempo a los cursos. De nuevo, apareció en su vida el fantasma del fracaso. Tuvo 15 trabajos. Se casó, pero se divorció al año. Llegó un momento en el McCabe paró su vida y decidió informarse sobre el TDAH. Lo leyó absolutamente todo y en 2015 lanzó un (exitoso) canal de YouTube donde ayuda a comprender el cerebro de las personas con un trastorno que afecta, aproximadamente, a un porcentaje de la población que varía entre el 5% y el 8%.
‘Vivir con TDAH, consejos útiles para llevarse bien con el cerebro’ (editado en castellano por Alba) es un libro en el que McCabe plasma todas sus investigaciones y su experiencia personal. Desmontar mitos y ofrecer una mano amiga es el objetivo de este ensayo desenfadado que incluye no solo teorías científicas sino también herramientas y estrategias contrastadas que, sin ser varitas mágicas, funcionan a favor del cerebro con TDAH y no en su contra.
¿Por qué continúa el TDAH rodeado de estigma a pesar de toda la información que hay?
El estigma persiste debido a malentendidos que se repiten y se comparten, incluso los medios de comunicación publican a veces cosas inexactas. Para mí, es importante combatir el estigma porque causa vergüenza a quienes viven con TDAH y les impide ser abiertos acerca de quienes son o buscar y pedir ayuda cuando la necesitan.
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¿Cuál es el error más común que comente la gente?
El error más común es pensar que a la gente con TDAH no les importa el trastorno. Los llamados “errores por descuido” forman parte incluso de los criterios de diagnóstico. Pero no son errores por descuido, son errores de desatención. Podríamos preocuparnos profundamente y aún así perdernos algo importante.
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En la era de las pantallas, la atención empieza a ser una virtud escasa. Una persona con TDAH ¿nace o se hace? ¿Cuánto cuentan los genes?
Si bien el entorno influye, el TDAH es altamente genético. Suele ser hereditario por lo que muchas personas no se dan cuenta de que lo tienen. Por ejemplo, el padre o la madre pueden pensar que el comportamiento, las luchas y las batallas de sus hijos son normales porque ellos también las tienen.
Hablamos mucho del TDAH en niños, pero poco en adultos. ¿El TDHA te acompaña toda la vida?
Ahora se entiende que la mayoría de las personas no superan el TDAH con la edad. Y para aquellos que ‘crecen fuera de él’ (lo que significa que ya no cumplen con los criterios de diagnóstico), su función ejecutiva aún está dañada.
Hay muchos chavales que, simplemente, son más movidos que otros. ¿Cómo diferenciarlos de los que sí son TDAH? ¿Cómo conseguir un buen diagnóstico médico?
El proceso para obtener un diagnóstico puede variar de un país a otro e incluso de un médico a otro. En el caso de los niños, suele ser una combinación de conversaciones con el menor, sus familias y sus profesores, las escalas de calificación de síntomas, la observación de su historia (en la escuela y en casa) y descartar otras posibilidades.
A muchos niños con TDHA se les llama niños desastre. ¿Qué les diría?
Yo les diría que lo que es un desastre es burlarse de la gente por tener un cerebro que funciona diferente en lugar de aprender sobre ello y brindar apoyo efectivo. No elegimos luchar la forma en que lo hacemos. Y con el apoyo adecuado, no tenemos que hacerlo.
A muchas familias les pone muy nerviosas medicar a sus hijos. ¿Qué les diría?
Es comprensible estar nervioso por la medicación. Hay mucho estigma en torno a esto, incluso más que el diagnóstico en sí. El objetivo de tratar cualquier condición de salud física o mental, sin embargo, no es tal o cual tratamiento sino el tratamiento óptimo. Animo a los padres a aprender sobre diferentes opciones y experimentar para ver cuál funciona mejor para su hijo. En el TDAH, se puede saber con rapidez si está funcionando o no. La medicación no enseña habilidades, pero a menudo pueden ayudar a las personas con TDAH a desarrollar y utilizar esas habilidades.
Explica en su libro que el TDAH puede acortar la vida de una persona. 12,7 años de media. ¿Cómo puede ser?
Esta estadística proviene de la investigación del doctor Russell Barkley. El TDAH afecta la esperanza de vida más que muchas otras actividades que asociamos con esperanzas de vida más cortas, como fumar, por ejemplo. La razón es que aumenta la probabilidad de sufrir todas ellas. Las personas con TDAH, especialmente si no se trata, puede tratar de ‘automedicarse’ con drogas, tabaco o alcohol, por ejemplo. Somos también más impulsivos y tomamos riesgos que a veces pueden resultar peligrosos para nosotros. Somos más propensos a accidentes automovilísticos.
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Medicación, terapia, psicoeducación, entrenamiento de habilidades… ¿qué más puede hacer una persona con TDAH?
Además de eso, soy un gran admiradora del apoyo entre iguales. Estar cerca de otras personas con TDAH normaliza las luchas que enfrentamos para que podamos dejar atrás la vergüenza y concentrarnos en desarrollar nuestra caja de herramientas para abordar los innumerables desafíos que tenemos por delante. También nos da la capacidad de tener experiencias positivas con otras personas cuyos cerebros funcionan como el nuestro, lo que puede mejorar nuestra autoestima. Si encontramos a otras personas con TDAH divertidas, graciosas, amables e interesantes, tal vez podamos apreciar mejor esas cualidades en nosotros también.
Enlace de origen : Jessica McCabe: "El error más común con el TDAH es pensar que no nos importa tenerlo"