No escapa el tenis de la alargada sombra de la guerra en Ucrania, por más que desde los organismos que lo lideran se trate de mostrar una situación de normalidad que, a poco que se escarbe, queda más que en entredicho. Mientras que el circuito masculino convive aparentemente ajeno al problema, quizás por la falta de jugadores ucranianos de primer nivel, la dinámica de tensión que envuelve al femenino a raíz del conflicto iniciado por Vladimir Putin está llevando, poco a poco, a una situación de no retorno y que amenaza por estallar en cualquier momento.
Camino ya del año y medio desde que se inició la guerra, la convivencia entre las jugadoras rusas, el grupo más numeroso en el top-100, y las ucranianas sigue sumando capítulos de desencuentro. El último llegó el pasado domingo en el Mutua Madrid Open, cuando la Lesia Tsurenko negó el saludo a la Daria Kasatkina tras su partido de tercera ronda este domingo en Madrid
Llamó aún más la atención la reacción de Tsurenko al ser contra Kasatkina, instalada en Barcelona y una de las tenistas rusas que desde el primer momento se ha mostrado más empática públicamente con la situación de sus compañeras ucranianas, incluso llegando a criticar a Putin por este y otros temas, como “la homofobia reinante en Rusia”.
“La parte más triste de todo es la guerra sigue adelante. Las jugadoras ucranianas tienen muchas razones para no estrecharnos la mano. Lo acepto, así son las cosas. La guerra es una pesadilla, es una situación muy triste y las entiendo”, reconoció tras el choque la rusa, de 25 años y número ocho del ranking WTA, manteniendo su línea de apoyo a la situación de las deportistas ucranianas pese al reciente desencuentro.
“Ataque de pánico”
Tsurenko ya había protagonizado un gesto similar a principios de año en un partido ante Anna Kalinskaya, dejando clara su postura acerca de tener que verse las caras con deportistas. Aunque el momento de más tensión lo vivió en Indian Wells, en marzo, cuando reveló que se retiró del partido que debía disputar por la tercera rueda de Indian Wells ante la bielorrusa Aryna Sabalenka, número dos del mundo, por a un “ataque de pánico” que le sobrevino después de discutir con el presidente y director ejecutivo de la WTA, Steve Simon.
El torneo californiano había comunicado que la retirada de Tsurenko había llegado por “razones personales”, pero la número 77 del mundo contestó confesando que se produjo porque estaba “absolutamente conmocionada” por las respuestas y la falta de contundencia del máximo mandatario de la WTA en una discusión sobre la respuesta del tenis profesional a la invasión de Ucrania.
“Tuve una conversación con Simon, y no podía comprender lo que escuchaba. Me dijo que él mismo no apoya la guerra, pero si los jugadores de Rusia y Bielorrusia la apoyan, entonces esta es solo su propia opinión, y la opinión de otras personas no debería molestarme”, se quejó en una entrevista a los medios ucranianos.
No fue, sin embargo, el único episodio de este calado en la última edición del torneo californiano. En una exhibición previa al torneo, Anastasia Potapova saltó a la pista vestida con la camiseta del Spartak de Moscú, en un gesto que en Ucrania fue percibido como una provocación. Así lo percibió también Marta Kostyuk, que al cruzarse con ella en segunda ronda del torneo evitó cualquier contacto con su rival, dejando ver que estaba molesta con lo ocurrido.
“Fue algo sin ninguna razón, pero no me corresponde a mí juzgarla, es su elección y la respeto, nada más. Si así es más fácil para ella, entonces la acepto, no me supone ni frío ni calor”, afirmó Potapova tras el encuentro. “Éramos bastante amigas, todas nos llevábamos muy bien con Marta, pero desafortunadamente esta persona decidió cambiar de opinión, pero no solo conmigo”, dijo la rusa, que recibió la respuesta de su rival poco después: “No sé qué decir cuando la gente salta con ese tipo de cosas. Lo que es evidente es que existe tensión: no somos amigas. Es lógico, estamos en guerra en estos momentos“.
Cruce de declaraciones en Miami
“Nunca me había enfrentado a tanto odio en un vestuario”, aseguró, por su parte, Sabalenka al llegar al siguiente torneo celebrado en Miami. La bielorrusa, señalada por su supuesta buena relación con el presidente del país, Alexander Lukashenko, ha intentado quistarse en los últimos tiempos ese estigma y ha asegurado que “la WTA está haciendo todo lo posible para controlar la situación, pero es evidente que hay nervios en el vestuario“.
“Sigo pensando que yo no les he hecho nada a los ucranianos, ni tampoco los deportistas rusos y bielorrusos. Algunos, como es mi caso, incluso estamos ayudando, aunque de forma privada”, se defendía Sabalenka, que no encontró comprensión en Iga Swiatek en un momento en el que el foco mediático estaba marcado por el debate acerca de si el COI debía o no admitir a los deportistas rusos en los Juegos de París 2024.
“Siento que deberíamos ayudar más a las tenistas ucranianas, brindarles todo lo que necesitan porque básicamente tienen que cuidar como todas sus familias. Todo lo que discutimos es sobre tenistas de Rusia y Bielorrusia. Lo que se ha hecho hasta ahora no creo que sea suficiente”, respondió la polaca, número uno del mundo, antes de reconocer que desde el año pasado “hay mucha tensión en el vestuario por la guerra”.
Un nerviosismo que viaja de torneo en torneo, y que no parece que vaya a desaparecer en los próximos torneos. Recientemente, Kostyuk desveló que las jugadoras ucranianas estaban tratando, sin mucho éxito, de conseguir una reunión con el Consejo de la WTA por el revuelo generado en los últimos tiempos: “No hemos recibido ni una respuesta. Nada. Solo hemos obtenido silencio“.
Enlace de origen : La calma tensa en el tenis por la guerra: "Las jugadoras ucranianas tienen muchas razones para no darnos la mano"