La cumbre de líderes europeos que se celebra este jueves y viernes en Bruselas tiene dos ejes fundamentales: energía y Estado de derecho. El primero, porque la escalada de los precios se ha convertido en una cuestión política de máxima prioridad, y países como España han impulsado que el asunto esté en la agenda del Consejo Europeo. El otro ha llegado a la mesa de los líderes por la fuerza de los hechos: después de que el Constitucional polaco declarara la inconstitucionalidad de los artículos 1 y 19 de los Tratados europeos, algunas capitales consideraban que no hablar del asunto sencillamente no era una opción.
Y en los dos temas hay un buen grupo de países que preferirían no hablar de ello. En la cuestión de la energía, porque países como Alemania consideran que es una escalada que se debe a cuestiones coyunturales, y que por lo tanto no son necesarias grandes medidas. España, Italia o Grecia piensan lo contrario. El Gobierno español presentó un documento de reflexión con un paquete de posibles medidas, entre ellas, la creación de un mecanismo para la compra y almacenamiento conjunto de gas a nivel europeo, pero la Comisión Europea no cumplió con las expectativas de Madrid en una ‘guía’ publicada la semana pasada, en la que básicamente señalaba que los Estados miembros son los que están mejor equipados para tomar medidas para paliar el efecto del aumento de la luz, y en que se descartan medidas europeas en el corto plazo.
Bruselas se declara incapaz de parar la subida de la luz a corto plazo y pasa la tarea a los gobiernos
Nacho Alarcón. Bruselas
España considera que esa comunicación de Bruselas fue decepcionante y que todavía hay margen para tomar medidas. El próximo 26 de octubre se celebrará una reunión de ministros de Energía de la Unión Europea, y el objetivo de Moncloa y del equipo de Pedro Sánchez es que una discusión animada entre jefes de Estado y de Gobierno se pueda traducir en avances en esa reunión que se celebrará la semana que viene. Pero con la voluntad de discutir de ello muy mal repartida en la mesa del Consejo Europeo, Sánchez no tiene demasiadas opciones de mover las líneas principales del discurso de la Unión Europea respecto a esta crisis.
Del borrador de conclusiones sobre el que los líderes trabajarán, la mayoría de los párrafos de energía se destinan a aplaudir el paquete de la Comisión, que recoge muy pocas ideas de las propuestas por Madrid. El párrafo que más se ajusta a la ambición española es uno en el que se invita a “que la Comisión y el Consejo consideren medidas a medio y largo plazo que garanticen la energía a un precio asequible para los hogares y las empresas, aumenten la resiliencia del sistema energético de la UE, proporcionen seguridad de suministro y apoyen la transición a la neutralidad climática”.
Además, a la agenda del presidente del Gobierno en esta cumbre le ha surgido un competidor inesperado. La sentencia del Constitucional polaco que ataca la primacía del derecho de la Unión ha acabado colándose de manera indirecta en la agenda del encuentro, y lo ha hecho incluso con la oposición de Alemania y del equipo de Charles Michel, presidente del Consejo Europeo, además del de Francia.
Y entre los países que preferían que el asunto no tuviera demasiado protagonismo en esta cumbre se encuentra también España, según han admitido fuentes gubernamentales, que consideran que el margen de maniobra de los jefes de Estado y de Gobierno es muy limitado, y ven contraproducente poner contra las cuerdas al primer ministro polaco, Mateusz Morawiecki.
Pero otro grupo de Estados miembros, entre ellos el Benelux, que en junio ya protagonizaron una cumbre muy tensa en la que se enfrentaron a Viktor Orbán, primer ministro de Hungría, por su legislación en materia LGTBI, están decididos a plantar ahora cara al Gobierno polaco. Especialmente se espera que lo haga Mark Rutte, primer ministro de Países Bajos. “No va de aumentar la tensión, pero no podemos no abordarlo, es un asunto serio y requiere tiempo para resolverse”, ha señalado una fuente diplomática holandesa.
Otros asuntos
Pero la agenda va más allá de la crisis energética y de la cuestión polaca. Los jefes de Estado y de Gobierno también abordarán la situación actual de la pandemia, con varios Estados miembros emitiendo señales muy preocupantes, como Rumanía, donde la vacunación no ha avanzado al ritmo esperado.
El acuerdo de inversiones UE-China peligra por la escalada diplomática con Bruselas
Nacho Alarcón. Bruselas
En la cena del jueves, los jefes de Estado y de Gobierno también abordarán el punto de comercio, con varios acuerdos cerrados que se han quedado paralizados. El primero es el de Mercosur, que ha encontrado fuerte oposición por parte de los Estados miembros con sectores ganaderos importantes, como son Irlanda o Francia. El otro es el acuerdo de inversiones con China, que el Parlamento Europeo se niega a ratificar tras el intercambio de sanciones entre Pekín y Bruselas de la primavera de 2021 que acabó con un buen grupo de eurodiputados sancionados, entre ellos los más influyentes en las relaciones sino-europeas.
Otro de los puntos que se tratarán, ya el viernes por la mañana, será el migratorio, a petición del Gobierno italiano, y de forma más concreta la cuestión de la dimensión exterior de la migración. Polonia aquí volverá a tener protagonismo, junto con Letonia y Lituania, debido a que el régimen de Bielorrusia está utilizando migrantes en las fronteras de estos tres países para generar tensión política, un ejemplo más de la instrumentalización de la cuestión migratoria, algo que ya han vivido Grecia con Turquía o España con Marruecos, por lo que se abordará también ese problema derivado de la gestión migratoria. También habrá un punto sobre la revolución digital.
source La crisis energética pierde protagonismo en la cumbre bajo la sombra del pulso de Polonia