La actriz mejor pagada de la meca del cine se encara con el todopoderoso gigante del entretenimiento en una batalla por el futuro de la industria.
El verano es la temporada de los grandes estrenos para Hollywood. El momento del año en que llegan a las pantallas de todo el mundo las apuestas de los grandes estudios para hacer caja. El de este 2021 es especialmente importante porque se considera que puede ser un termómetro de cómo avanza la recuperación del sector tras la pausa de 2020 provocada por el coronavirus. Pero el gran acontecimiento de esta temporada para la industria parece que no sucederá en las salas, sino en los tribunales: la disputa judicial que Scarlett Johansson inició la semana pasada contra Disney, un relato de David contra Goliat en tiempos de veloz transformación de las plataformas digitales y los estudios, está sacudiendo los cimientos de Hollywood.
Johansson considera que la emisión de Viuda Negra en el servicio Disney+ al mismo tiempo que en las pantallas de cine perjudica al porcentaje de los ingresos que acordó recibir por la recaudación en taquilla. El conflicto ofrece también la posibilidad de echar un inusual vistazo a las tensiones entre los grandes estudios y sus estrellas, dirimidas casi siempre lejos de los ojos del público. Y puede que anime a otros artistas a presentar y hacer públicas denuncias similares. Gerard Butler ya lo ha hecho: dos días después de que Johansson pusiera su demanda, el actor presentó otra contra la productora Nu Image/Millennium Films porque, según el intérprete, no le pagó todo lo acordado por los beneficios de la película Objetivo: la Casa Blanca, estrenada en 2013. Butler afirma que los directivos de la empresa no declararon todos los ingresos que logró el filme, que ellos estimaron en 172 millones de dólares (144 millones de euros), mientras que un auditor contratado por el intérprete añade otros 17,5 (14,7 millones de euros). El actor concluye que le deben 10 millones de dólares (ocho millones de euros).
Quizá Butler no sea el único que en los próximos meses siga el ejemplo de Johansson, pues el caso ha desatado inmediatas reacciones en la industria. Una estrella tan influyente como Alec Baldwin mostró enseguida su apoyo a la actriz en las redes sociales y criticó la posición de los ejecutivos. Y muchos agentes de Hollywood están a la espera del resultado de esta confrontación, que podría cambiar para siempre las reglas de trabajo entre los grandes estudios y los artistas.
La demanda de Johansson, formalizada por sus abogados el jueves pasado ante los tribunales de Los Ángeles, señala que Disney incumplió su contrato al estrenar Viuda Negra en la plataforma digital a la vez que en los cines. La querella subraya que los representantes de Johansson y los directivos del estudio de cintas de superhéroes habían discutido ya desde inicios de 2019 la posibilidad de renegociar el contrato si eso llegaba a ocurrir. El documento final acordado entre las partes, según consta en la denuncia, daba a la cinta una ventana exclusiva de entre 90 y 120 días de recorrido en unas 1.500 pantallas, un periodo en el que la actriz aspiraba a un jugoso suplemento que dependería de la recaudación en las taquillas. Johansson calcula que el estreno en la plataforma esfumó la posibilidad de ganar unos 50 millones de dólares más.