La expansión comercial de la inteligencia artificial generativa amenaza con causar un impacto medioambiental “nocivo”. Así se alerta en un nuevo estudio publicado este lunes que calcula que la irrupción de esta tecnología podría podría generar entre 1,2 y 5 millones de toneladas de basura electrónica acumulada entre 2020 y 2030.
Inteligencia artificial (IA) es un término abstracto, pero su realidad es mucho más terrenal. Detrás de los algoritmos entrenados para realizar cálculos, encontrar patrones en un océano de datos, automatizar tareas o simular interacción humana hay columnas de ordenadores que trabajan incesantemente para procesar esa información, recursos informáticos que tienen un impacto en el medio ambiente.
El estudio, publicado en la prestigiosa revista científica Nature Computational Science, calcula el volumen de residuos generados por partes del hardware como son las unidades procesamiento o almacenamiento de datos para concluir que su flujo se disparará a un “ritmo rápido” de unos 16 millones de toneladas de residuos acumulados en 2030.
Economía circular
Por eso, sus autores piden a los fabricantes de servidores y los operadores de centros de datos que “adopten cuanto antes medidas de economía circular” para garantizar el reciclaje de esos componentes. El estudio utiliza el motor de computación accelerada DGX H100 del gigante estadounidense Nvidia como referencia para llegar a ese cálculo final.
El análisis lo firman los investigadores Peng Wang, Ling-Yu Zhang y Wei-Qiang Chen, del Instituto de Medio Ambiente Urbano de la Academia China de Ciencias; Asaf Tzachor, de la Universidad Reichman de Israel; y Eric Masanet, de la Universidad de California, en Santa Bárbara (Estados Unidos).
“Las conclusiones se apoyan en los mejores datos disponibles en el ámbito público y en métodos científicamente válidos”, explica Shaolei Ren, profesor asociado de Ingeniería Eléctrica e Informática de la Universidad de California en Riverside, en declaraciones recogidas por Science Media Centre. “Los residuos electrónicos son una cuestión crítica, aunque a menudo se pasa por alto, a la hora de considerar el futuro impacto social de la IA generativa. Este artículo (…) creo que invitará a un debate más profundo”.
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