La Región de Murcia, feudo histórico del Partido Popular, no parece que vaya a dejar de serlo después del 28 de mayo, según todas las encuestas que se han publicado hasta el momento, que no dan lugar a dudas: Fernando López Miras seguirá gobernando esta Comunidad. Otra cosas es si podrá hacerlo solo o si se impondrá un Gobierno al estilo castellanoleonés, es decir, con Vox.
El Partido Popular persigue desde hace meses una “mayoría suficiente” que le permita gobernar en solitario y “sin ataduras”. Le podrían valer 20 diputados (la mayoría absoluta está en los 23 escaños). En otras palabras, gobernar como Ayuso para no hacerlo como Mañueco. El PP, que perdió las elecciones en 2019, da por descontado que será primera fuerza y le basta con sacar más escaños que toda la izquierda junta, a sabiendas de que Vox no votará en contra de la investidura de López Miras, ya que entonces estarían entregando el poder a la izquierda u obligando a los murcianos a votar de nuevo.
Vox, el potencial socio de Gobierno y que ganó las elecciones generales en la Región de Murcia, rema con fuerza para seguir creciendo durante la campaña a costa del Partido Popular. Desde los años noventa, el porcentaje de voto que se decanta hacia la derecha es del 60% frente al 40% que se inclina hacia la izquierda. Cuanto más pesen los de Abascal, más espacio podrán ocuparle a López Miras. Los estudios demoscópicos son claros. El candidato José Ángel Antelo entrará en la Asamblea Regional con un grupo parlamentario que podría llegar a doblar al que consiguió Vox en 2019 (de 4 diputados a 7 u 8).
Ciudadanos, como en muchos otros parlamentos autonómicos, camina hacia la desaparición, según los últimos sondeos. Hay una parte de los murcianos que le otorgaron su confianza hace cuatro años que nunca entendieron que los naranjas apoyaran un Ejecutivo del PP tras 24 años de Gobiernos de la derecha. Si en Andalucía permitieron el cambio, ¿por qué en Murcia no? Otra parte del votante liberal, sin embargo, lo que no entendió es que presentaran una moción de censura junto al PSOE en marzo de 2021, en plena pandemia, para derrocar a Fernando López Miras como consecuencia de negociaciones en los despachos de Madrid.
La moción de censura supuso un antes y un después en la política murciana y fue el detonante de algo más grande, ya que dio alas a la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, para convocar elecciones ante el miedo de que le presentaran a ella también una moción de censura. Finalmente, la de la Asamblea Regional de Murcia no salió adelante y López Miras siguió siendo presidente a costa de llenar su Gobierno de tránsfugas. Ciudadanos quedó herido —¿de muerte?— y casi ninguna empresa demoscópica apuesta porque ahora pueda obtener el apoyo del 3% de los electores que son necesarios para entrar en el hemiciclo murciano. Ni muleta del PP ni de nadie.
El PSOE, ganador de las últimas elecciones aunque no le dejaran acceder a la Presidencia del Ejecutivo, no ha sido capaz de mantener esta legislatura la imagen de partido capaz de gobernar. El golpe de efecto que estaba llamada a ser la moción de censura con Cs a López Miras salió rana y su líder cayó a mitad de carrera. Su sustituto sigue siendo un desconocido para la más de la mitad de los murcianos, según las encuestas, que dudan, en su mayoría, que pueda mantener sus 17 diputados.
La caída del PSOE en intención de voto hace imposible un Gobierno progresista en la Región de Murcia tras el 28M, ya que es del todo impensable que, aunque los socialistas saquen 14, 15 o 16 escaños, sumen 23 diputados con Unidas Podemos, la otra fuerza de izquierdas, que en 2019 obtuvo solo 2 parlamentarios. Se da la circunstancia de que esta es la única Comunidad de toda España en la que los morados podrían mejorar su resultado. Sin embargo, esto es así, según defienden hasta ellos, por la debilidad del candidato socialista. Es decir, la izquierda no está sumando votos ni cambiando la proporción del 60-40 con la derecha, sino que se está produciendo un simple trasvase de votos entre ellos. En la Región de Murcia hay guerra, pero la izquierda no lucha.
La batalla más cruenta se libra en Cartagena
A nivel municipal, las plazas más importantes en la Región de Murcia son la capital, Murcia, con casi 450.000 habitantes, y Cartagena, con más de 210.000.
En Murcia, tal y como ocurre a nivel regional, la partida parece ganada por la derecha. El PP, que ganó las elecciones en 2019, parece decidido a sacar del Gobierno local al PSOE y Cs, que le presentaron una moción de censura en 2021. Con Ciudadanos en baja forma, tanto populares como Vox han apostado fuerte por el discurso sobre la inseguridad, principalmente en los barrios y pedanías de la ciudad, así como por la supuesta mala gestión del alcalde socialista, que tiene la ciudad levantada por obras de movilidad en plena campaña.
Cartagena, por su parte, es una incógnita. La legislatura que acaba ha gobernado un equipo formado por populares, socialistas expulsados y Cs. Se unieron ‘in extremis’ para evitar que José López, del partido cartagenerista MC Cartagena, tomara el bastón de bando. Su duro discurso antimurcianista cala entre la población y todos los partidos tradicionales temen que pueda volver a ganar las elecciones. Si ocurriera, el PSOE no estaría dispuesto a pactar con el PP; además de que Cs tampoco parece que vaya a revalidar sus concejales.
Enlace de origen : La guerra en la Región de Murcia solo se libra entre las derechas