La izquierda volvería a tener mayoría en Asturias pese al importante avance de la derecha

La derecha gana terreno en Asturias, pero su avance no da para evitar una nueva mayoría de la izquierda. El sondeo electoral elaborado por la empresa GESOP para La Nueva España, del grupo Prensa Ibérica, vaticina un leve retroceso del bloque progresista cuya magnitud tampoco bastaría para dar un vuelco a la distribución de fuerzas en una Junta en la que el PSOE revalidaría con menos margen su victoria de 2019. Los socialistas alcanzarían los mismos veinte escaños actuales en el mejor escenario para ellos y dieciocho en la zona más baja de su horquilla, tendrían una distancia de entre dos y cinco diputados respecto al PP y Adrián Barbón una oportunidad muy clara de volver a gobernar. Esta vez, no obstante, sin un Ciudadanos en que apoyarse debería buscar los apoyos exclusivamente a su izquierda, donde IU ganaría un asiento para progresar de dos a tres y adelantar a Podemos, al que las urnas pasarían una factura de dos escaños. Reduciría a la mitad sus cuatro representantes actuales y pasaría de ser el cuarto grupo más representado en la cámara al quinto y penúltimo. Se va pintando así un escenario en el que la hipótesis más favorable de las posibles para PSOE incluso le permitiría alcanzar los 23 diputados de la mayoría absoluta con la compañía exclusiva de IU, prescindiendo de Podemos. El escenario por circunscripciones señala que el PSOE perdería un diputado en el Occidente, que viajaría al PP, y se arriesga a perder uno en el Oriente, que se disputa con Vox.

En un parlamento condicionado por la desaparición de la que ahora es la tercera fuerza, Ciudadanos, y por la redistribución de los cinco diputados que la formación naranja obtuvo en 2019, todas las sumas del PSOE con los otros dos partidos del bloque progresista desactivarían la mejoría que la encuesta pronostica para el ala derecha de la cámara regional, donde el borrado de Ciudadanos hincha de forma significativa, pero no suficiente, a PP y Vox, respectivamente segunda y tercera fuerza del nuevo parlamento. El estudio adjudica a los populares un progreso notable que cambiaría sus diez escaños actuales por quince o dieciséis y que le devolvería un respaldo que los populares desconocen desde antes de la quiebra del bipartidismo (2007). El sondeo deja uno en el aire para ellos y para Vox, que doblaría sus dos asientos hasta cuatro o cinco y pasaría de ser la séptima fuerza de un parlamento con siete grupos a la tercera –tras PSOE y PP– en una Junta con seis. Foro, mientras tanto, mantendría su presencia en la cámara, pero a costa de un retroceso desde sus dos asientos actuales a uno.

El estudio, el mayor trabajo demoscópico efectuado en esta campaña electoral de las autonómicas y las municipales en Asturias, con casi 3.000 entrevistas efectuadas entre el 2 y el 17 de mayo pasados, cifra en un diecinueve por ciento los indecisos que no saben o no contestan y ofrece una interesante panorámica sobre el trasvase de los apoyos de 2019, particularmente de los disputados votos de Ciudadanos. Así, casi uno de cada tres apoyos de los que tuvo entonces la formación naranja, un 31,5 por ciento, viajaría ahora al PP, pero también hay un 15% de votantes de la autoproclamada formación ‘liberal’ que ahora prefieren al PSOE y hasta un 9,3 que se va a Vox, aunque también importa el porcentaje relativamente abundante de indecisos dentro de este colectivo: el 20,2 por ciento de los que se decantaron por Ciudadanos aún no sabe a quién votará. El PP también pescaría, mientras tanto, en el caladero de Foro, donde casi uno de cada tres votantes foristas, un 31 por ciento, dice decantarse ahora por los populares, aunque aquí se ve igualmente voluminoso el 23,6 por ciento de electores que tienen dudas y dicen no haber decidido todavía la dirección de su voto.

Es Ciudadanos, obviamente, el partido al que menos fidelidad declaran sus votantes de 2019. Los más leales al suyo serían los del PP –tres de cada cuatro declaran que volverán a dar su apoyo a los populares–, por delante de los del PSOE, con un 67,2 por ciento de adeptos recurrentes, y Vox, que se apunta un 66,3.

Interesa saber también adónde van los votos que pierde Podemos, y si es IU, como cabría suponer, quien cobra los mayores réditos electorales de la quiebra interna que sigue sufriendo la formación morada. Según la encuesta, no llegan a uno de cada tres los votantes morados que se dicen categóricamente dispuesto a repetir y en el 46 por ciento que declara que cambiaría de papeleta se percibe más trasvase al PSOE que a IU: los socialistas heredarían a casi uno de cada cuatro apoyos de Podemos y la coalición, únicamente a un 13,7 por ciento, porcentaje casi análogo al 13,8 por ciento de votantes podemistas que contesta que no sabe aún a quién votará.

Vox, mientras tanto, cimienta su ascenso sobre todo en la fidelidad de sus apoyos, pero tiene interés observar que sería Ciudadanos el partido ajeno a su entorno del recibiría un mayor porcentaje de votos, un 9,3 por ciento.

La disección de los resultados por circunscripciones ofrece la conclusión de que el PSOE se juega en el centro y el oriente la posibilidad de alcanzar la zona más alta de su horquilla de dieciocho a veinte escaños. La muy anunciada batalla del occidente se saldaría con la pérdida de un escaño del PSOE en favor del PP y el panorama pasaría de la victoria por 4-2 de los socialistas en 2019 a un empate a tres sin presencia de nuevos partidos, porque el sondeo atribuye a SOS Asturias una estimación del uno por ciento de los sufragios en toda la región. En el ala oriental no se excluye una hasta ahora insólita entrada de Vox, aunque no se da por segura. Depende del ‘baile’ de un escaño que está en duda entre el PSOE y la formación conservadora y que abre dos escenarios posibles: una reedición del reparto actual, 3-2 entre PSOE y PP, y el acceso de Vox arrebatando uno de los representantes que ahora tienen los socialistas. La circunscripción central deja en el alero un diputado que podría caer del lado del PSOE o del PP, con trece o catorce representantes para los socialistas –los mismos o uno más de los que tienen– y diez u once para los populares, cuatro o cinco por encima de su resultado de 2019. De este modo, Vox sería el único partido en disposición de romper el bipartidismo que sin variación en la historia democrática asturiana han acusado las dos circunscripciones de las alas. Todos los demás, IU, Podemos y Foro, obtendrían en el centro todo su respaldo traducible a escaños.

La cámara autonómica perdería, en fin, la bisagra central de Ciudadanos para perfeccionar un alineamiento de bloques más definido. Menos escorado a la izquierda, pero todavía hipotéticamente suficiente para la formación de un gobierno progresista que, eso sí, eliminaría la opción de la ‘geometría variable’ y obligaría inexcusablemente a Adrián Barbón a mirar a su izquierda para apuntalarlo, bien en solitario o bien en coalición. Se percibe también un refuerzo del bipartidismo gracias sobre todo al ascenso del PP y un realineamiento de los satélites de los partidos clásicos, una estela en la que se fortalece Vox y pierden fuelle Podemos y, sobre todo, Ciudadanos. De todo ello da fe el dato que dice que son los tres partidos que llevan más tiempo representados en la Junta, PSOE, PP e IU los únicos que, junto a Vox, elevan su porcentaje de intención de voto. Yendo más allá, lo que sí estaría en serio riesgo con el resultado que dibuja el sondeo sería la mayoría reforzada que se requiere para resolver uno de los asuntos más espinosos de la legislatura que termina, la reforma del Estatuto de Autonomía y la oficialidad del asturiano. Si se da el escenario parlamentario que vaticina la encuesta, la izquierda no llegaría a los 27 escaños necesarios y se quedaría a uno si fuese capaz de atraer a Foro Asturias.

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