La Unión Europea intenta mantener siempre un equilibrio imposible con Marruecos. No quiere reconocer la soberanía marroquí sobre el Sáhara Occidental, pero por la vía de los hechos sus relaciones con Rabat siempre van en esa dirección. Eso lleva a contradicciones a veces difíciles de explicar. Pero hay un lugar en el que esas contradicciones suelen quedar a la vista de todos con una inusual crudeza: el Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE), con sede en Luxemburgo. Este miércoles, el Frente Polisario, que se identifica como único representante de la población saharaui, espera que el Tribunal General de la Unión Europea (la segunda cámara, por debajo del TJUE) vuelva a dejar en evidencia esa contradicción.
La alta corte europea tiene que decidir sobre el acuerdo de pesca entre la Unión Europea y Marruecos, que se cerró en 2018 solamente unas semanas después de que el anterior expirara. Ese nuevo pacto se selló incluyendo los caladeros en aguas correspondientes al Sáhara Occidental, a pesar de que en febrero de ese año el tribunal europeo ya había dictaminado que los acuerdos entre Marruecos y la Unión Europea no podían incluir esa región a no ser que su población diera su aprobación.
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La sentencia del tribunal iba además al corazón de las reclamaciones de Rabat. El Gobierno marroquí busca, por la fuerza de los hechos, que se reconozca su soberanía sobre la antigua colonia española. El TJUE ni siquiera se perdía demasiado en los matices y golpeaba directamente las intenciones más profundas de Rabat. “La Corte sostiene que, teniendo en cuenta el hecho de que el territorio del Sáhara Occidental no forma parte del territorio del Reino de Marruecos, las aguas adyacentes al territorio del Sáhara Occidental no forman parte de la zona de pesca marroquí mencionada en el acuerdo de pesca”, señalaba.
Después de la sentencia, que representaba un enorme varapalo para Rabat, ya que la mayoría de aguas para la pesca se encontraba en caladeros saharauis, y minaba su intención de avanzar en el reconocimiento del control del Sáhara Occidental por la puerta de atrás, procedió a poner en práctica una de sus agresivas tácticas diplomáticas: suspendió relaciones con la Unión Europea. Bruselas se puso entonces a buscar soluciones. Había que hacer las cosas de otra manera para que todo siguiera igual.
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La Comisión Europea procedió entonces a hacer consultas con distintas asociaciones y actores locales, pero sin incluir al Frente Polisario, que se considera el único representante del pueblo saharaui. De ese diálogo y de las conversaciones con Rabat surgió un acuerdo del que se benefician de forma muy destacada los pesqueros españoles, más de 90 de las 128 embarcaciones que tienen acceso a las aguas.
España y Francia, dos de los principales aliados de Marruecos en la Unión Europea, pero dos países con los que Rabat también ha tenido choques en los últimos tiempos, intervinieron en marzo de 2021, cuando se celebraron las vistas, a favor de la Comisión Europea, alineados por tanto con Marruecos. Ha sido el Frente Polisario el que ha vuelto a llevar este asunto a la alta corte europea, y confía en que Luxemburgo vuelva a darle la razón esta semana.
Cabalgando contradicciones
En Bruselas, no cayó demasiado bien uno de los últimos tuits publicados por Donald Trump, presidente de los Estados Unidos: en él, señalaba que Washington reconocía la soberanía marroquí sobre el Sáhara. Fue un movimiento peligroso para la Unión Europea, particularmente para España, que lo puede ver potencialmente como el primer paso hacia la sustitución de Madrid por Rabat como socio prioritario en materia de seguridad en la región. Sin embargo, en sus acuerdos y en sus relaciones, la Unión Europea trata de mantener ese delicado equilibrio: sin reconocer la soberanía marroquí sobre el Sáhara, pero sin enfadar a Marruecos. Eso tiene sus limitaciones.
En 2018, no fue la primera vez que el TJUE se alineó con el Sáhara, ni la primera vez que Bruselas tuvo que buscar atajos para mantener los puentes con Rabat. En 2015, la Corte europea anuló un acuerdo pesquero y agrícola que incluía el territorio saharaui. El Gobierno marroquí decidió que la sentencia de diciembre de 2015 merecía suspender todos sus contactos con la Unión Europea. La Unión Europea recurrió aquel fallo, lo que permitió que un año después la Justicia europea restituyera el acuerdo señalando que en cualquier caso no debía cubrir de ninguna manera el territorio del Sáhara Occidental.
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James Moran, que entre 2016 y 2017 fue asesor principal sobre Oriente Medio y África del Norte en el Servicio de Acción Exterior de la UE en Bruselas, considera que es probable que el tribunal europeo dicte sentencia en la línea del pasado. En todo caso, cree que en esta ocasión, con un nuevo Gobierno, Rabat podría tomar una línea más “pragmática”, aunque no descarta la posibilidad de que Marruecos utilice la ruptura de relaciones como medida de presión.
“Las dos partes se necesitan mutuamente como nunca antes, ya sea en comercio e inversión, la reactivación del turismo europeo en Marruecos, la agenda verde de la UE, el control de la inmigración ilegal, las operaciones antiterroristas y muchas más”, señala Moran a El Confidencial. “Si el fallo sale como se espera, podría ralentizar el progreso en algunos de estos frentes, pero sería en detrimento de ambos. A otros actores, en particular Estados Unidos, que es un aliado cercano de ambos, también les interesará que las relaciones se interrumpan lo menos posible”.
source La Justicia de la UE decide sobre el Sáhara bajo la amenaza de una nueva crisis con Rabat