Barcelona, 14 may (EFE).- Con el paso de los años, la Liga 2022-23 conquistada por el Barcelona tendrá el apellido Negreira, porque con independencia de lo que acabe por dictar la justicia, el caso ha estado presente en todas las páginas deportivas o de tribunales desde mediados de febrero.
Cuando al mediodía del 15 de febrero, desde los micrófonos de la cadena SER en Barcelona se anunció que “la Fiscalía investiga una sociedad de un exvicepresidente de los árbitros que recibió pagos del Barça mientras ejercía este cargo…”, acababa de ponerse en marcha el tsunami ‘Negreira’, un caso que ha monopolizado la información deportiva en nuestro país y fuera de él.
En los siguientes días, se fueron conociendo más detalles, hasta concretar que la entidad azulgrana había pagado 7,3 millones de euros al exvicepresidente del Comité Técnico de Árbitros (CTA), José María Enríquez Negreira, entre 2001 y 2018, por informes arbitrales y, según el propio Negreira, “por garantizar que se mantuviera la neutralidad en los arbitrajes”.
Todos los clubes de LaLiga, con la excepción del Real Madrid, censuraron el caso y resaltaron la gravedad de los hechos. No pasaba día que el goteo de informaciones no dejara de señalar al club azulgrana, que intentaba ganar tiempo mientras anunciaba una investigación interna.
El presidente, Joan Laporta, señalaba a Tebas: “Ya se ha quitado la careta, tiene obsesión y fobia contra nuestro club” e insistía: “El Barça nunca ha comprado árbitros y el Barça nunca ha tenido intención de comprar árbitros. Rotundamente nunca”.
Tres semanas después, la Fiscalía presentaba una denuncia contra el FC Barcelona por “presunta corrupción” en pagos al exvicepresidente del Comité Técnico de Árbitros (CTA), dirigida contra el propio Negreira, los expresidentes azulgranas Sandro Rosell y Josep Maria Bartomeu, y los ejecutivos Óscar Grau y Albert Soler.
En concreto, la denuncia se centraba en los presuntos delitos de corrupción entre particulares en el ámbito deportivo, administración desleal y falsedad documental.
Y mientras tanto, el campeonato seguía y el Barcelona continuaba dominando LaLiga con mano de hierro y cada día veía más cerca un título que se le había escapado desde que lo conquistara en la temporada 2018-19, con Ernesto Valverde en el banquillo y Leo Messi y Luis Suárez como estrellas.
Se personó en el caso LaLiga, la RFEF, el Gobierno español y el Real Madrid… La UEFA también abrió una investigación y el Barcelona empezó a pensar que se iba a quedar sin participar el próximo ejercicio en la Liga de Campeones, aunque se llevara el título liguero.
Por entonces, el Barcelona, allá donde jugaba o donde no jugaba, recibía un trato hostil. En San Mamés se repartieron billetes falsos con el escudo del FC Barcelona, el símbolo del dólar y la palabra mafia.
En el Bernabéu se lanzaron billetes de 500 euros con la cara de Laporta antes de la disputa de la ida del clásico copero y se sintieron cánticos como “¡Siempre robando, el Barça siempre robando!”, “¡Laporta, suelta la pasta!” o “¡Corrupción en la Federación!”.
En la visita del Barcelona a Getafe se reprodujeron los insultos contra el Barça y contra Cataluña, y se exhibió una pancarta con el lema: “Corruptos bastardos”.
No hacía falta que los de Xavi Hernández jugaran para que se reprodujeran cánticos contra los azulgranas, como los que se vivieron en Sevilla durante un partido ante el Almería.
El Barça expuso su postura públicamente dos meses después, el 17 de abril, en una multitudinaria rueda de prensa de Laporta, en la que insistía en que el club que preside “no ha realizado nunca ninguna actuación que tuviese como finalidad o con intención el alterar la competición a fin de tener una ventaja deportiva”.
Además acusó al Real Madrid de ser “el equipo de régimen” y de realizar un ejercicio de “cinismo sin precedentes” por personarse en la causa del ‘caso Negreira’.
Un vídeo del Real Madrid tachando al eterno rival como el equipo del régimen franquista fue la respuesta de la entidad blanca esa misma noche. La Generalitat de Cataluña calificó el mismo de ‘fake news’ y de “indecente” y solicitó su retirada inmediata.
Pocos días después, Laporta viajó a Eslovenia para visitar al presidente de la UEFA, Aleksander Ceferin, y darle explicaciones sobre el caso Negreira, sabedor de que si el Barça se queda fuera de la Champions la próxima temporada, podría perder una cantidad que oscila entre los 80 millones y los 100 millones de euros.
Y hasta aquí. Desde aquel 20 de abril, se ha detenido el goteo de informaciones sobre el caso Negreira y el Barcelona empezó a descontar para conquistar su vigésima séptima Liga, que ha gobernado con mano de hierro durante toda la temporada.
La investigación sigue su curso y se ha filtrado que la UEFA no piensa dejar al Barça sin competición europea la próxima temporada, aunque todo se mueve en el terreno de la especulación, algo que ha sido habitual desde el inicio del caso.
Todo empezó hace menos de tres meses y se presupone que acabará dentro de unos cuantos años. Ahora el ruido se ha detenido momentáneamente para dejar que el balón siga rodando, una buena señal para el Barça, que ha conquistado un nuevo campeonato con holgura.
Enlace de origen : La vigesimoséptima Liga azulgrana y el tsunami Negreira