Ladrones de ancianos: “Amenazaron a una mujer de 88 años con romperle un vaso en la cara”

Cuanto más vulnerable fuera la persona, mejor“. Con esa crudeza el jefe de investigación de la comisaría de Sants-Montjuïc de los Mossos d’Esquadra describe la falta de escrúpulos con la que actuaba un grupo de ocho personas –cuatro hombres y cuatro mujeres– que han engañado, robado, amenazado y, en algún caso, también golpeado a 14 ancianos de Barcelona, de entre 72 y 95 años. Entre sus víctimas se cuentan también personas discapacitadas. Son hechos “de extrema gravedad”, insiste el subinspector. “A una mujer de 88 años le pusieron un vaso de agua frente a los ojos y le advirtieron que ‘se lo romperían en la cara‘ si no entregaba el pin de su tarjeta bancaria”. 

El grupo se colaba en los domicilios de la gente mayor, a la que habían seleccionado previamente asegurándose de que vivían solos y de que eran personas de edad avanzada, con la estafa del ‘falso revisor de gas’. Con esta tipología delincuencial, los ladrones se cuelan en el domicilio de la víctima simulando que trabajan para su compañía de gas o eléctrica. Acostumbran a trabajar por parejas, como en el caso de esta última banda ya desarticulada, y mientras uno de ellos finge inspeccionar la caldera o el cuadro eléctrico el compinche hurta joyas y objetos de valor de los propietarios. Si son descubiertos, no dudan en usar la violencia e intimidación.  

Los investigadores pusieron finalmente la lupa sobre estos falsos revisores del gas, integrado en su totalidad por personas de nacionalidad peruana de mediana edad, en febrero de 2023. Asaltaron a una víctima y esta, segundos después de que abandonaran su domicilio, pudo avisar al 112 y facilitar una descripción de dos asaltantes, que fueron detenidos por una patrulla de la policía catalana. Fueron sorprendidos con joyas de la víctima en los bolsillos

Identificados

Los investigadores del distrito de Sants-Montjüic llevaban desde mediados de 2022 buscando a un grupo de ‘falsos revisores de gas’ que habían atacado a ancianos en su distrito. Disponían de imágenes de los sospechosos pero no aún habían logrado identificarlos. Eran grabaciones de cámaras de seguridad de los bancos a las que acudían a vaciar las cuentas bancarias de los ancianos tras robar sus tarjetas bancarias. Gracias al arresto ‘in fraganti’ de la patrulla en febrero de 2023, los investigadores identificaron a dos de ellos. Y cuando salieron en libertad con cargos tras pasar a disposición judicial por ese hecho, comenzaron los seguimientos y la intervención de sus teléfonos. 

Durante esa vigilancia, los investigadores pudieron acreditar que eran ocho personas, que siempre trabajaban por parejas de hombre y mujer y que actuaban con un elevado grado de coordinación. Se citaban en un bar cercano a los domicilios en los que pretendían actuar, se repartían las direcciones y los nombres de las víctimas y después se ponían a trabajar. En el bar se quedaba una de las mujeres a cargo de las llamadas: contactaba con las víctimas y les informaba de que los revisores de la compañía se encontraban en la zona y pasarían por su residencia en pocos minutos. Así los ladrones no tenían que llamar a puerta fría.

Datos confidenciales 

Los Mossos han podido acreditar que con esa forma de proceder han atacado a 14 ancianos de Barcelona. Podrían ser más. Los ocho ladrones fueron detenidos el pasado 30 de mayo y, tras pasar a disposición judicial, salieron en libertad nuevamente. Los investigadores lamentan que la vejez de las víctimas se aliará con los delincuentes porque es posible que algunas de ellas hayan fallecido cuando se celebre el juicio o se encuentren cognitivamente más deterioradas. Pero confían en que pueda probarse que no eran solo estafadores sino un grupo organizado de ladrones violentos que atacaban a víctimas muy vulnerables. 

En el caso de la anciana a la que amenazaron con romperle un vaso de agua en la cara, está acreditado que sucedió como relató la mujer porque la policía científica, después de escuchar su denuncia, halló huellas dactilares del sospechoso en el vaso en cuestión.

Uno de los detalles todavía no resuelto y en fase de investigación es aclarar de dónde sacaban la información de la que disponían sobre las víctimas. Conocían sus teléfonos, sus nombres, su dirección y también su edad y que residían sin compañía. Los agentes confían en que el vaciado de sus teléfonos móviles les permita acreditar que tuvieron acceso ilegalmente a una base de datos como las que tienen las grandes compañías energéticas. 

“No tenían ningún trabajo, su oficio era este: robar a los ancianos”, insiste el jefe de la unidad de investigación de Sants-Montjüic. Este grupo, sin contar con el dinero amasado a través de la reventa de joyas, ha obtenido casi 60.000 euros de las cuentas bancarias de las víctimas. “Si veían que en la libreta tenían dinero, perdían los nervios e iban a saco para obtener el pin“, asegura. “Para nosotros era una prioridad arrestarlos, atacaban a gente que no podía defenderse”, denuncia.

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