Las cuatro compartían gustos y aficiones. Les resultó fácil hacer piña. “Nos decíamos en el buen sentido que éramos un poco las friquis. Nos gustaba el ‘anime’ y la cultura japonesa. A ella, le encantaba pintar y escribir. Se le daba genial”, recuerda Ordiz. A Valeria Torres le viene a la mente los paseos con los perros y las excursiones a la nieve. “Adoraba a su perrita ‘Dana’. Era una persona muy sociable. Le encantaba salir y conocer gente. Todo el rato se paraba a hablar con veinte mil personas”, cuenta. Y con Cristina Martínez compartía “audios y llamadas interminables” sobre series, películas y música. También el pop y su cantante favorita, Taylor Swift –su tema “Enchanted” sonó en el funeral–, y series como “Outlander”, “Las chicas del cable” o “Las chicas Gilmore”. Sobre todo, las románticas e históricas. “Una de sus películas favoritas era ‘Titanic’. Fuimos al cine cuando la relanzaron”, relata con cariño.

Lo más importante es que “Claudia era la primera que estaba ahí siempre”, coinciden. “Se fijaba mucho más en detalles que la mayoría de las personas. Era muy empática. Capaz de venir a buscarte de noche en coche si no te encontrabas bien”, relata Martínez. Y añade: “Su sensibilidad le permitía ser muy buena amiga. Quería estar siempre contigo”. Para las tres fue muy emocionante el gesto durante el funeral de la madre de la joven fallecida, María Belén Álvarez, quien dio las gracias a “sus maravillosos amigos” por el apoyo. “Sus padres y su hermano saben que nos tienen aquí para lo que sea. Siempre nos han tratado con mucho cariño y seguiremos manteniendo nuestra amistad”, responden con afecto.

Sus amigas aseguran que Claudia “luchó siempre por estar bien”. “Tuvo momentos peores, en los que le costaba salir de casa, pero llevaba meses mejor, queriendo salir. Con las artes marciales se sentía mejor físicamente y mentalmente. Últimamente, se apuntaba a un bombardeo”, apuntan las tres. Una pasión, el ninjitsu, que descubrió a través de su médico Eduardo. “Era mucho más que un médico, era una gran persona, con mayúscula”, como dijo la madre durante el funeral. “Claudia era de esas personas detallistas. De esas capaces de hacerte una fiesta sorpresa de cumpleaños, como en mi caso. Era luz, muy risueña. Tenía mucho que aportar”, elogia Alba Ordiz.

Sus amigas esperan que lo sucedido con su amiga al menos “sirva de ejemplo sobre lo que el acoso escolar por gente innombrable puede llegar a dañar a una persona buena”. “Ella hablaba abiertamente de su salud mental. Reconoció que sufrió acoso en el pasado, pero jamás dio nombres ni señaló a nadie. Pensábamos que estaba mejor, pero nunca sabes lo que pasa en el interior de una persona. El más mínimo comentario puede dañarte. Claudia quería salir de ello, pero se le metió tan adentro que la situación le llevó al extremo después de que hubieran pasado varios años”, coinciden las tres.

La familia prestará declaración

La familia de la joven fallecida prestará declaración en las próximas horas dentro de la investigación de oficio abierta por la Policía Nacional. Se trata de un proceso habitual cuando se produce un fallecimiento por acción autolítica. Fuentes policiales aclaran que, por el momento, nadie está siendo investigado. La familia también aportará un informe médico detallado. Sobre la posibilidad de denunciar a los presuntos autores del “bullying”, el entorno de la familia señaló que “no se puede avanzar nada aún” y que meditarán la decisión más adelante. Asimismo, se encuentran en contacto con autoridades del Principado para colaborar con el expediente abierto por la Consejería de Educación para investigar lo sucedido en torno al año 2017, cuando Claudia González cambio de centro. Ayer, el presidente del Principado, Adrián Barbón, reiteró que “hay que perder el miedo a pedir auxilio cuando alguien necesita apoyo”. “Yo de adolescente fui al psicólogo y fue la mejor decisión de mi vida”, destacó.