En estos momentos, en los pasillos de la cumbre del clima de Bakú se están tomando decisiones que, para bien o para mal, marcarán la vida de millones de personas en todo el mundo. “Muchas de las decisiones que se toman en las cumbres del clima afectarán, sobre todo, a los niños. Y aún así, nadie nos está teniendo en cuenta ni en las negociaciones ni en los acuerdos“, afirma el joven activista Francisco Vera Manzanares, de tan solo 15 años, que en estos días se ha reunido con figuras tan eminentes como el secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, para trasladarle la petición de “incluir a los niños, o al menos su perspectiva, en todas las decisiones que tengan que ver con su futuro”.
Los entornos diplomáticos como la cumbre del clima suelen estar dominados por adultos en traje. ¿Por qué crees que se deberían incluir a niños en estos entornos?
Porque somos los principales afectados por el cambio climático y porque las decisiones que se tomen aquí afectarán a nuestro futuro y al mundo en el que viviremos nosotros. En los últimos años, gracias a la labor de los activistas, todos han entendido que colectivos como el de las mujeres, las comunidades indígenas o las personas con discapacidad tienen unas vulnerabilidades específicas en contextos de cambio climático. En el caso de los niños, igual. Somos ciudadanos, tenemos una voz, queremos ser incluidos en las negociaciones para que se respeten nuestros derechos.
¿Crees que los niños deberían estar en las salas de negociaciones?
No necesariamente. Pero sí se debe tener en cuenta nuestra perspectiva y nuestras peticiones. En estos momentos, solo un 30% de los planes nacionales de lucha contra el cambio climático tienen medidas concretas enfocadas a la protección de los niños. Por ejemplo, la adaptación de las escuelas ante un contexto de calor extremo o simplemente la inclusión de conceptos de educación ambiental dentro de las clases.
“Solo un 30% de los planes nacionales de lucha contra el cambio climático tienen medidas concretas enfocadas a la protección de los niños”
Muchos de los debates que tienen lugar aquí son técnicos y resultan complicados incluso para los adultos. ¿Crees que los niños podrían entenderlos?
No, y eso es parte del problema. El acceso a la información es clave para que los niños entiendan el problema al que nos enfrentamos y tomen conciencia. Por eso mismo, en entornos como la cumbre del clima se deberían proporcionar resúmenes específicos para niños. En un lenguaje accesible para nosotros y, sobre todo, enfocados a nuestras necesidades específicas. Deberíamos poder entender los acuerdos que van a marcar nuestro futuro.
¿Te gustaría a ver más niños en los pasillos de Bakú?
Claro que sí, pero antes se deberían tomar medidas para que este espacio sea seguro para nosotros. La mayoría de la gente que hay aquí son hombres en traje. En gran parte, de países del norte global. Si queremos que los niños puedan participar a estos eventos necesitamos, por ejemplo, protocolos para evitar que nos acosen. Yo mismo me he enfrentado a situaciones de acoso por parte de adultos y es algo por lo que ningún niño debería pasar.
“Yo mismo me he enfrentado a situaciones de acoso por parte de adultos y es algo por lo que ningún niño debería pasar”
Como niño que participa en esta cumbre, ¿qué tipo de mensaje te gustaría lanzar sobre tu generación?
Creo que en este tipo de espacios políticos es fundamental denunciar todo aquello que está atentando contra la vida de los niños, ya sea el cambio climático o las guerras. En esta cumbre, por ejemplo, se debate sobre la financiación climática y hay quien dice que no hay suficiente dinero para todo lo que hay que hacer. ¿Ósea que sí hay dinero para bombardear a los niños en Gaza pero no para proteger sus vidas y las de todos los demás? Debemos denunciar todas aquellas prácticas que ponen en riesgo el futuro de nuestra generación.
Ahora mismo los ánimos están muy bajos, tanto en la cuestión de la lucha climática como, en general, por la complicada situación geopolítica a la que se enfrenta el mundo. ¿Tú eres optimista?
Sí. De hecho soy un gran defensor de la ecoesperanza. Creo que debemos aprovechar la indignación, la tristeza y la rabia que nos genera la situación actual y reconvertirla en algo positivo. Por ejemplo, en fuerza para reclamar más acciones concretas para hacer frente a este problema. Quedarse anclados en la rabia, el dolor o la tristeza no sirve de nada ahora mismo. Necesitamos ir un paso más allá y luchar para un futuro mejor para todos.
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Enlace de origen : "Los niños somos los principales afectados por la crisis climática pero no se nos tiene en cuenta en los acuerdos"