Venezuela, el país liderado por Nicolás Maduro, suele contar con Rusia como apoyo ante las dificultades que encuentra dentro y fuera de sus propias fronteras, y por ello sorprendió a propios y extraños que su presencia no estuviera prevista en la cumbre de los BRICS de Kazán. Sin embargo, finalmente el dirigente venezolano acudió por sorpresa este miércoles a la ciudad rusa para defender la candidatura venezolana a unirse a la organización de países emergentes y para reunirse con su homólogo, Vladímir Putin, a quién trasladó su respaldó a las aspiraciones expansionistas del Kremlin en Ucrania usando la misma retórica “antifascista” que suele utilizar la propaganda rusa.
“Vemos con admiración las batallas que está dando Rusia, la guerra de Rusia contra el nazismo, contra el fascismo“, aseguró el líder sudamericano, a pesar de que lo que Putin busca en Ucrania es más bien ganar nuevas provincias para su país (como ya hizo con Crimea en 2014 y con las provincias de Zaporiya, Jersón, Donetsk y Lugansk) y conservar lo que considera su zona de influencia, los países que formaron parte de la ya difunta Unión Soviética. Durante el encuentro, Maduro celebró con “orgullo” la amistad entre Moscú y Caracas.
Por su parte, Putin defendió una posible entrada de Venezuela en los BRICS y calificó a Maduro de “socio fiable“. “Los amigos venezolanos están cerca de los valores y principios fundamentales en los que se basan las actividades de la asociación”, aseveró el mandatario. Esa posición choca con la oposición de otros socios importantes como Brasil. El consejero especial de la presidencia del país carioca, Celso Amorim, ha explicado que esa negativa no es un “juicio moral o político”.
Desdolarización de la economía
Venezuela es uno de los más de 30 países que han mostrado interés en unirse a los BRICS y en la desdolarización de la economía mundial. El año pasado, los de Maduro ya hablaron con Moscú sobre la posibilidad de usar el sistema de pagos bancarios MIR, una alternativa rusa al sistema Swift, del que Rusia está expulsada.
Irán también se manifestó en esta misma línea. “La mayoría de los países del mundo no ve con buenos ojos que Estados Unidos utilice el dólar como arma o instrumento de control sobre otros países y para resolver sus problemas internos y financieros”, ha remarcado su presidente, Masoud Pezeshkian. “El mundo ve en esta cumbre de los BRICS una forma a futuro de debilitar la hegemonía del dólar y aumentar los acuerdos en divisas nacionales”. Irónicamente, y a pesar de toda la retórica en contra de la divisa estadounidense, la propia página de la cumbre de los BRICS recomienda a los visitantes traer euros o dólares para cambiarlos por rublos durante su estancia en lugar de traer sus propias monedas.
Entre la OTAN y los BRICS
El presidente turco Recep Tayip Erdogan también estuvo presente en la cumbre como representante de un Estado invitado, ya que Turquía no forma parte de los BRICS. Su país suele buscar el equilibrio diplomático entre Occidente y los países emergentes, como demuestra la realtiva buena relación que mantiene tanto con Ucrania como con Rusia, una posición intermediaria que le ha permitido proponerse como mediador de la guerra. Antes de su llegada a Kazán, Erdogan aseguró que los BRICS “abarcan el 30% de la superfície mundial y el 45% de su población”. Es por ello que considera vital que su país “busque sinceramente fortalecer la cooperación” con sus miembros.
Tal es su polivalencia diplomática que incluso se especula sobre la posibile entrada de Turquía en el club emergente. El portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, ha señalado que la pertenencia de Ankara a la OTAN no sería un obstáculo. “Desde el punto de vista del BRICS y de sus principales planteamientos, no hay objeciones en este sentido”, ha asegurado.
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