Mariscal y Trueba, reencuentro en la bossa nova

Este fin de semana llega a los cines Dispararon al pianista, la nueva colaboración del cineasta Fernando Trueba y el ilustrador valenciano Javier Mariscal. Los dos fueron artífices allá por 2010 de la deliciosa Chico y Rita y hoy buscan revalidar el éxito de aquel trabajo a cuatro manos.

En ‘Dispararon al pianista’, sus creadores han trabajado sobre una historia real. En la década de los 60 y 70, repleta de libertad creativa y donde se inició un movimiento musical latinoamericano de éxito planetario, la bossa nova, un periodista musical de Nueva York comienza una trepidante investigación detrás de la misteriosa desaparición del pianista brasileño, Tenorio Jr, habitual de Vinicius de Moraes, entre otros. Este thriller de animación al ritmo de jazz y bossa nova supone un punto de inflexión justo antes de que el continente latinoamericano fuera envuelto por regímenes totalitarios.

La historia nos remonta a 2010 y Jeff Harris, un periodista de Nueva York, acaba de publicar en la revista New Yorker un reportaje sobre los 50 años de la bossa nova. Jessica, una editora, entusiasmada con el artículo, le propone escribir un libro sobre este movimiento musical que revolucionó́la música en Brasil y en el mundo a principios de los años 60.

Documentándose para su nuevo proyecto, Jeff descubre un día a un pianista hasta entonces para  él  desconocido: Tenorio Jr.. Investiga un poco y, al ver que hace más de treinta años no ha hecho ni grabado nada, deduce que ha muerto y con lógica piensa que el motivo es alguno de los habituales en los músicos de los años 70: drogas o accidente de tráfico en las giras. Viaja a Río de Janeiro para continuar su trabajo sobre la bossa nova y allí encuentra a músicos de todas las generaciones.

Pero la historia de Tenorio Jr. se cruza constantemente en su camino. Descubre que Tenorio desapareció en Buenos Aires durante una gira en la que acompañaba al gran poeta Vinicius de Moraes, que fue torturado y asesinado y su cuerpo nunca fue encontrado. Tenía 35 años y era por entonces uno de los más brillantes instrumentistas de la música brasileña.

El misterio del trágico destino de Tenorio y la calidad de su música acaban seduciendo a Jeff. Sigue avanzando en el trabajo de su libro sobre la bossa nova, pero la historia de Tenorio no le deja por un momento. La mayor parte de los músicos que encuentra y entrevista eran conocidos, amigos o admiradores de Tenorio. El olvido que rodea su historia no ha conseguido borrarlo de la memoria de los que le conocieron.

El pacto del espectador

En una reciente entrevista a este diario, el propio Mariscal explicó como fue ese germen de la cinta: A Trueba «le entusiasmó» la historia de Tenório Jr., lo que le condujo a una profunda investigación sobre lo que le había ocurrido. Ello le llevó a entrevistar a familiares, amigos o los músicos que le conocieron. Y decidieron que la animación era el mejor lenguaje para contarlo: «Cuando el espectador se mete en una película de dibujos animados hace un pacto para creerse que todos los ‘monigotes’ son como personas reales», señala Mariscal. La animación -según el dibujante valenciano- «te permite ir más lejos, ser más poético», «es -apostilla- un trabajo artesanal».

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