Melbourne vuelve a la vida: de sus 263 días de ‘lockdown’ a los confinamientos más largos

Aunque ya se sabe que la vacunación no frena la transmisión del virus, la mayor parte de los Gobiernos se plantearon el regreso a una cierta normalidad al alcanzar el 70% de población vacunada contra el covid-19, punto en el que se consideraba la ‘inmunidad de rebaño‘. En España se consiguió, más o menos, llegar a este porcentaje de inmunizados al finalizar agosto, mientras que otros países van a otro ritmo: el estado australiano de Victoria acaba de llegar a ese 70% que el Gobierno había marcado como punto de inflexión, y por esta razón la capital estatal, Melbourne, ve en este viernes un nuevo día, en el que llega al fin el que ha sido uno de los confinamientos más largos del mundo, que ha durado un total de 263 días.

Lo cierto es que no ha sido un solo confinamiento: desde que estalló la pandemia han ido encadenando confinamientos hasta llegar a seis; el último, aprobado en agosto, tenía como objetivo sofocar un brote de la cepa delta, altamente infecciosa, que afectaba a la que es la segunda ciudad más grande de Australia. Ahora que el 70% de los mayores de 16 años ya están inmunizados, con sus dos dosis de vacuna, Melbourne vuelve a la vida, aunque no a la normalidad: seguirá habiendo restricciones hasta que el porcentaje de vacunación alcance el 80% o el 90%.

La ciudad se ha despertado este viernes con la posibilidad de ir a la peluquería —siempre que sus empleados estén completamente vacunados—, y también con la de organizar bodas, aunque sin libertad absoluta —un máximo de 50 personas vacunadas al aire libre, o 20 con “estado de vacunación desconocido”; límite que se reduce a 20 y 10, respectivamente, en celebraciones en espacios cerrados—, y también funerales o actos religiosos; visitar amigos vuelve a ser una realidad, aunque solo se permiten las reuniones de un máximo de diez personas en interiores y de 15 al aire libre; y ya se puede acudir a espacios de entretenimiento en exterior como autocines o zoológicos —con aforos limitados—, y los bares, restaurantes y cafeterías vuelven a ofrecer servicio en mesa, pero también con aforos, tanto en interior como en exterior.

Melbourne (Australia), 22 10 2021.- Bar staff are seen at work at the roof terrace at the Public House Bar in Melbourne, Australia, 22 October 2021. Melbourne has emerged from the world's longest lockdown, and as vaccination rates continue to rise, even more freedoms are less than two weeks away. (Abierto) EFE EPA JAMES ROSS AUSTRALIA AND NEW ZEALAND OUT Melbourne (Australia), 22 10 2021.- Bar staff are seen at work at the roof terrace at the Public House Bar in Melbourne, Australia, 22 October 2021. Melbourne has emerged from the world's longest lockdown, and as vaccination rates continue to rise, even more freedoms are less than two weeks away. (Abierto) EFE EPA JAMES ROSS AUSTRALIA AND NEW ZEALAND OUT Melbourne (Australia), 22 10 2021.- Bar staff are seen at work at the roof terrace at the Public House Bar in Melbourne, Australia, 22 October 2021. Melbourne has emerged from the world’s longest lockdown, and as vaccination rates continue to rise, even more freedoms are less than two weeks away. (Abierto) EFE EPA JAMES ROSS AUSTRALIA AND NEW ZEALAND OUT

Sin embargo, ir al gimnasio o a una piscina climatizada todavía no será opción hasta que se alcance el 80% de vacunación en la población; también cuando se alcance este hito se modificarán las restricciones con respecto al uso de mascarillas, aún obligatorias tanto en interiores como en exteriores. Aun así, es un día para celebrar: Melbourne, con cinco millones de habitantes, deja atrás la obligación de quedarse en casa con la que ha vivido cerca de nueve meses, el confinamiento más largo del mundo, superando el cierre de Buenos Aires (Argentina).

Los confinamientos más largos del mundo

La capital argentina entró en ‘lockdown’ el 19 de marzo de 2020, apenas unos días después de que se aprobara el estado de emergencia en España, obligando a todo el mundo a permanecer dentro de su vivienda, cerrando establecimientos y permitiendo el movimiento únicamente en casos excepcionales. El primer confinamiento de Buenos Aires duró hasta el 9 de noviembre del mismo año, un total de 234 días, cuatro veces el confinamiento estricto que se vivió en España, que finalizó el 11 de mayo de 2020 con el denominado proceso de desescalada. A este se le sumaron otros dos confinamientos posteriores, pero mucho más breves, entre octubre y diciembre de 2020 y en junio de 2021.

Otro día de confinamiento estricto en Buenos Aires (Argentina) en mayo de 2021 (EFE)Otro día de confinamiento estricto en Buenos Aires (Argentina) en mayo de 2021 (EFE) Otro día de confinamiento estricto en Buenos Aires (Argentina) en mayo de 2021 (EFE)

El 12 de marzo de 2020, antes que en España, el presidente de Filipinas, Rodrigo Duterte, anunció la imposición de una cuarentena obligatoria sobre la capital, Manila, que en principio tenía previsto durar 30 días. No obstante, el encierro —cuando Duterte lo impuso dijo que no quería llamarlo así pero que, efectivamente, era un “encierro”— se fue alargando en la región metropolitana de la capital, y en septiembre cumplió los seis meses ininterrumpidos, aunque sin obtener buenos resultados en cuanto a la contención del virus: solo en Manila se encontraban el 52% de las infecciones de todo el país. Eso sí, ha habido fases intermedias de confinamiento, con reaperturas parciales de negocios para reactivar la economía.

Los interiores de los restaurantes de Toronto, cerrados más de 360 días

Los confinamientos han variado no solo en función de las decisiones aprobadas por los gobiernos centrales, sino también en función de las directrices regionales y locales, y no siempre con medidas que afectaban al total de la población. El pasado mes de abril, Reino Unido daba luz verde a la apertura de la hostelería en exteriores y en comercios no esenciales, después de haber cerrado todas las persianas a mediados de diciembre de 2020: tras cinco meses, los bares empezaron a abrir y a partir de mayo lo hacían los interiores de pubs y restaurantes.

Entretanto, en Toronto (Canadá) seguía con la hostelería cerrada a cal y canto en interiores. “Haría cualquier cosa por sentarme en un restaurante ahora mismo”, explicaba a la BBC Ariel Teplisky, escritor de la ciudad canadiense. “No me importa qué comer o qué beber. La última vez que lo hice fue en octubre, así que no sería quisquilloso”, señalaba. “Dame una silla de plástico en un sitio de comida rápida, y una hamburguesa mediocre, y creo que podría llorar”, bromeaba. Por aquel entonces, la ciudad de tres millones de habitantes estaba bajo un estado de emergencia desde hacía más de 360 días. Otras grandes ciudades tuvieron vetados los interiores de los locales menos de ese tiempo, como París (260 días) o el mismo Londres (259 días).

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