El pueblo alemán ha hablado. Por primera vez en más de 70 años, el próximo Gobierno del país será, con casi toda seguridad, una coalición a tres bandas.
Esa alianza probablemente estará liderada por el socialdemócrata SPD, el partido más votado, y contará con los Verdes y el liberal FDP como socios menores. Menos probable, pero todavía posible, es una combinación similar encabezada por la conservadora CDU/CSU, el partido de Angela Merkel, que obtuvo el peor resultado de su historia. Una gran coalición entre el SPD y la CDU/CSU, las dos formaciones que han dominado la política federal alemana desde la Segunda Guerra Mundial, solo será una opción si las conversaciones con los otros partidos fracasan estrepitosamente.
Tanto los Verdes como el FDP han estado en gobiernos de coalición antes. Pero esta vez es diferente, porque unidos cuentan con ventaja en las negociaciones con los grandes partidos que los cortejan. El problema es que estos dos socios minoritarios no parecen estar de acuerdo en prácticamente nada más allá de la legalización de la marihuana e, incluso cuando lo hacen, divergen sobre cómo alcanzar sus objetivos comunes. ¿Cuáles son estas discrepancias?
“Hola, Armin… ¡despierta!”: a los conservadores se les complica la partida en Alemania
Carlos Barragán. Múnich
En primer lugar está el clima. Los Verdes, obviamente, creen que Alemania necesita hacer mucho más para combatir el cambio climático, el tema más importante para los votantes en estas elecciones. Quieren eliminar el carbón para 2030, que Alemania alcance la neutralidad climática en 20 años, poder vetar leyes que contradigan el Acuerdo Climático de París e invertir 100.000 millones de euros en redes de ferrocarril para deshacerse de la mayoría de los vuelos de corta distancia.
Los liberales, por su parte, buscan abordar la crisis climática sin vaciar la cartera en el proceso, prefieren el gasto privado al público y rechazan una mayor regulación empresarial. También prefieren descarbonizar la economía alemana a través de un mayor comercio de derechos de emisión, de modo que las empresas que contaminan menos ganen más.
En segundo lugar, los impuestos. Los Verdes quieren una rebaja fiscal para aquellos que ganan poco, una subida para los que ganan mucho y un impuesto adicional sobre el patrimonio para los alemanes más ricos. El FDP, tradicionalmente opuesto a cualquier aumento de la presión fiscal sin importar el motivo, suavizó su posición durante la campaña electoral y ahora apoya algunas desgravaciones para los alemanes de menores ingresos, así como una ligera subida para las clases altas. Sin embargo, un impuesto sobre el patrimonio no está sobre la mesa.
Por qué el partido de Merkel ha cosechado el peor resultado de su historia
Carlos Barragán. Múnich
En tercer lugar, la deuda. Los Verdes quieren eliminar o reformar el llamado “freno de la deuda” de Alemania que limita el endeudamiento público anual al 0,35% del PIB, consagrado en la constitución desde 2009. El límite se suspendió en 2020 durante tres años para permitir que el Gobierno pidiera más préstamos de cara a un estímulo económico pandémico, pero los Verdes dicen que debería relajarse todavía más para invertir en el futuro del país.
Mientras tanto, el FDP asegura que nunca aceptará eliminar este freno —al que el socialdemócrata Olaf Scholz también se opone— para proteger así a las generaciones futuras contra el gasto público derrochador. Sin embargo, los halcones fiscales parecen dispuestos a ser algo más flexibles de cara a impulsar la inversión en clima y digitalización.
Por último, está la integración económica europea. La UE también suspendió sus reglas fiscales —que evitaban que los Estados miembros se endeuden más allá del 60% de su PIB— el año pasado para dar más herramientas en la lucha contra el covid. También aprobó un fondo compartido de ayuda de 750.000 millones de euros. Los Verdes quieren que estas medidas excepcionales perduren más allá de la pandemia, alegando que, si todos los países comparten el riesgo, habrá más dinero disponible para todos. Además, creen que Alemania, que tiene una deuda baja, debería dar a países muy endeudados como Italia o España más margen de maniobra para pagar la suya, ya que la pandemia los golpeó con más fuerza que el resto.
Scholz da un paso al frente para liderar una coalición con Verdes y liberales
Isaac Risco. Berlín
De ninguna manera, dicen los liberales, a quienes les gustan los países “frugales” de la UE como Países Bajos. Ellos insisten en que los límites fiscales de la era de la pandemia deben ser derogados lo antes posible, argumentando que los alemanes responsables están cansados de subsidiar naciones que siempre piden prestado más de lo que pueden asumir.
Sin embargo, una cosa que los Verdes y el FDP tienen en común es su popularidad entre la juventud alemana, con ambos partidos liderando las encuestas entre los votantes menores de 30 años. Y eso, junto con la influencia decreciente de la CDU/CSU y el SPD, significa que el centro de gravedad político ha cambiado y que las coaliciones tripartitas han llegado para quedarse.
*Este artículo fue publicado originalmente en inglés en GZERO Media. Si te interesa la política internacional, pero quieres que alguien te la explique, suscríbete a la ‘newsletter’ Signal aquí.
source Obligados a entenderse: el difícil matrimonio entre verdes y liberales en Alemania