Nathalie Loiseau (Francia, 1964) es considerada la ‘mano derecha de Macron’ en el Parlamento Europeo y el grupo ‘Renew Europa’, familia política de los liberales europeos en la que también se acoge Ciudadanos. Exministra de Asuntos Europeos del gobierno de Emmanuel Macron de 2017 a 2019, ahora es la presidenta de la subcomisión de Seguridad y Defensa de la Eurocámara. Tras el largo paréntesis de la pandemia de coronavirus, el Parlamento Europeo ha reanudado sus ‘misiones’ a los países miembros, y una de las primeras ha sido una visita de una delegación encabezada por Loiseau precisamente a España, la semana pasada, y durante la que se reunió con la ministra de Defensa, Margarita Robles. “Hay que escuchar a los líderes europeos”, asegura Loiseau, un primer paso para embarcarse en la construcción del ‘compás estratégico’, sus prioridades y amenazas, para fortalecer a la Unión en materia de Seguridad y Defensa.
PREGUNTA. Tras la salida de las tropas occidentales de Afganistán, estamos viendo de nuevo voces dentro de la Unión Europea para avanzar hacia un Ejército Europeo; Borrell mencionaba la creación de una fuerza de respuesta rápida de 5.000 tropas para situaciones como la de la evacuación de Afganistán…
RESPUESTA. Tenemos primero que discutir los escenarios de crisis: a qué nos enfrentaremos y, por supuesto, podemos extraer lecciones de Afganistán. No fuimos capaces de tener una operación de evacuación coordinada a nivel de la Unión Europea. Cada Estado miembro hizo lo mejor que pudo; las tropas españolas hicieron un trabajo excelente, las francesas… Pero no hubo coordinación y también todavía una altísima dependencia de Estados Unidos para los transportes aéreos [desde las embajadas al aeropuerto, en helicópteros], para la seguridad del aeropuerto y para la capacidad de llevar tanto ciudadanos europeos como afganos al aeródromo. Éramos completamente dependientes de Estados Unidos.
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En segundo lugar, tenemos que decidir cuándo necesitamos [la UE] mandar una fuerza de reacción rápida. Actualmente, nuestras misiones militares se enfocan sobre todo en entrenamiento de Ejércitos extranjeros o la implementación de resoluciones de Naciones Unidas, o controlar los embargos de armas y la piratería, que es quizá nuestra operación más fuerte. Pero sí, quizá sea necesaria una fuerza de reacción rápida… Pero hay que estudiar para qué exactamente.
Tenemos que ajustar nuestras ambiciones a nuestras acciones. No digo que debamos reducir nuestras ambiciones, porque cuando mandamos una misión, es porque hay una necesidad, pero está bien tener discursos bonitos y decisiones a nivel de Consejo [presidentes y ministros de los estados miembros de la UE], pero luego tienen que seguir acciones.
P. Hablando de misiones de la Unión europea y siendo usted además francesa, ¿es el Sahel el verdadero ‘Afganistán’ de Europa? Mucho más cerca, rutas migratorias, yihadismo, crimen transnacional, tráfico de drogas y armas…
R. Tienes razón. El Sahel es una prioridad para Europa, no solo para Francia, por todas las razones que mencionabas, el riesgo del terrorismo yihadista, pero también todo el tráfico ilegal, de armas, drogas y de personas, que atraviesan esa región y al final llegan a Europa. Así que no podemos darle la espalda y decir ‘es demasiado complicado para hacer algo’. Tenemos que estar presentes militarmente, pero no puede ser solo una operación militar. No podemos solo entrenarles [al Ejército y policía de los países del Sahel], si no podemos acompañarles en el proceso hasta el momento en el que ellos tengan la confianza de que son capaces de hacerlo [enfrentarse a los grupos yihadistas o criminales]. Tenemos también que proveerles de equipo, si nosotros no lo hacemos, otros lo harán. Ha pasado ya en República Centroafricana, donde estábamos entrenando a sus fuerzas de seguridad, pero no fuimos capaces de proveerles de equipamiento militar. Vino una sociedad privada rusa y lo hicieron, y ahora República Centroafricana está en más problemas que antes. Y existe ese riesgo, que es muy serio, ahora en Mali.
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Con “sociedad privada rusa” Loiseau hace referencia al Grupo Wagner, una empresa de contratistas militares, teóricamente privada, que opera, cada vez más, como punta de lanza de los intereses comerciales rusos en el extranjero. Son especialmente activos en países africanos, donde además proteger las actividades de empresas rusas en el extranjero y afianzar la influencia política de Moscú y aseguran la extracción de recursos valiosos, como reservas de energía y oro y otros metales preciosos, muchas veces ofrecidas por los gobiernos que los contratan como pago. Este septiembre se ha sabido, gracias a una filtración periodística, que el Gobierno de Mali está estudiando la contratación de los servicios de Wagner, ante el “abandono” de Francia.
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Así que tenemos que ser consistentes en la ayuda y gobernanza, pero tiene que haber también una clara voluntad política por parte de los estados africanos. En eso Sahel es distinto de Afganistán. Francia primero, y luego la UE, entraron en Mali a petición del gobierno contra los yihadistas. Otros países de la región, Níger, Burkina Faso, también pidieron ayuda. Pero esa petición, y tenemos que ser claros en eso, viene con consecuencias. No puedes pedir a los europeos que vayan y entonces echar las culpas a los europeos, o aceptar campañas de desinformación en contra de los europeos. Los países africanos tienen también que hacer de su parte.
P. Este fin de semana han sido las elecciones alemanas, el fin de la era de Merkel, y justo este enero empezará la presidencia rotatoria de Francia en el Consejo, ¿es el momento de Francia de dar un paso más adelante en el liderazgo de la UE?
R. No porque cambie el canciller Alemania dejará de ser Alemania. Ha habido siempre una fuerte relación entre Francia y Alemania, de intentar poner ideas sobre la mesa para la Unión Europea, y ha sido ese el caso con muy diversos presidentes franceses y cancilleres alemanes. Pero nunca he pensado que la UE deba ser ‘liderada’ por una pareja franco-alemana, tenemos que tener las voces de todos los 27.
P. Pero no se puede negar que la presencia de Merkel ha marcado la relación estratégica de toda la UE con muchos países, por ejemplo con China; la canciller y Alemania han por ejemplo apostado por un tono más suave con Pekín…
R. Tienes razón al mencionar que Alemania es en muchas ocasiones suave con estos poderes. Mira a Rusia y Gazprom; sabemos que Merkel está empujando mucho por el acuerdo de inversiones con China… Bueno, es una realidad construida sobre los intereses de las empresas alemanas, son exportadores netos, y quieren tener buenas relaciones con estos países. Pero no es solo Alemania, tenemos el caso de los países del este de Europa. Es algo con lo que tenemos que lidiar.
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Creo que la gente tiene que abrir los ojos ante el hecho de que Europa debería ser menos naíf y proteger mejor sus intereses. Son las relaciones comerciales, la soberanía industrial, de que se respeten las normas… Y no puede ser siempre con ‘soft power’. Hay ahora cuestiones de libertad de navegación, algo que es importante para nuestra prosperidad, y tenemos que ser muy conscientes cuando algún país actúa en contra de la libertad de navegación. China lo está haciendo en diferentes lugares. Turquía ha dado señales al respecto. Es clave para la Unión Europea. No estamos en un estado de confrontación con China, pero creemos en un orden internacional basado en reglas que tienen que ser respetadas.
P. Hablando de China, y el Pacífico, y siendo usted además amiga personal de Emmanuel Macron [y exministra de Asuntos Europeos de 2017 a 2019], ¿qué nos puede contar de la reacción de Francia al anuncio del acuerdo de cooperación en defensa de Estados Unidos, Reino Unido y Australia? No sólo por la cancelación del contrato millonario para la compra de varios submarinos, pero también porque es una forma de aislar a Francia en el Pacífico, donde tiene intereses? ¿Hasta qué punto puede llegar Francia con su enfado con EEUU?
Creo que es importante que Francia haya reaccionado a lo que pasó, porque no es un asunto puramente comercial ni bilateral. Hay que tener en cuenta que el AUKUS fue anunciado el mismo día de la presentación de la estrategia indo pacífica de la Unión Europea. ¿Qué clase de señal es esa? ¿Que la UE no es relevante en el Pacífico? No lo es. Australia tiene derecho de cambiar de idea [sobre el acuerdo de producción de submarinos franceses], pero tiene el deber de comunicárselo a su socio con antelación. Y Estados Unidos tiene una obligación similar, decírselo a Francia, que es un viejo aliado y miembro de la OTAN. Esto podría haberle pasado a Alemania, a cualquier otro país europeo. Y esto no debería pasar entre aliados. Así que la reacción de las autoridades francesas fue proporcionada al nivel de la crisis creada por EEUU y Australia.
Biden y Macron han tenido conversaciones telefónicas, y estamos tratando de transformar una crisis bilateral en una oportunidad para Europa. Creo que los europeos deberían agradecer a Francia que estamos llevando este asunto no como un quid pro quo para Francia, sino como una forma de extraer compromisos más fuertes del presidente estadounidense para con sus aliados europeos. Y un firme reconocimiento por parte del presidente Biden de que la Unión Europea tiene todo el derecho a estar presente en el Indo-Pacífico porque somos un valor añadido y tenemos intereses y un fuerte compromiso de apoyar los esfuerzos de Defensa europeos. Por tanto, creo que lo que es una crisis para Francia se puede transformar en una oportunidad para que Estados Unidos tenga mayor respeto y una mejor asociación con los europeos.
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P. La sensación es de que Estados Unidos se está alejando cada vez más de Europa…
R. El mundo está cambiando, y tenemos que ser conscientes de lo que está pasando, no solo eso de ‘America is back’ (EEUU está de vuelta). Por desgracia, en las últimas semanas EEUU ha dado señales de que actúa unilateralmente sin la suficiente consideración con sus aliados. Espero que cambie. ‘America is back’, pero EEUU ha cambiado. Durante su campaña, Biden afirmaba que estaba listo para una ‘política exterior’ para las clases medias estadounidenses. Y esa no es una política exterior que encaje con las prioridades de la UE. No le culpo, nos culpo a nosotros si no somos capaces de organizarnos mejor. Así que sí, el mundo está cambiando, pero necesitamos una fuerte alianza transatlántica. Necesitamos que EEUU luche contra el terrorismo en Afganistán, Oriente Medio, el Sahel, no podemos decir “bueno, ya se ha acabado”.
source Plantándole cara a EEUU con el Aukus, “Francia ha hecho un favor a la UE”