Rusia intenta frenar el rearme en Europa apelando al miedo y desacreditando a los líderes de la UE

En el Kremlin se siente la alegría ante la percepción, equivocada o no, de que obtendrá lo que quiera de Ucrania. Y no quiere que nadie arruine este momento dulce del putinismo. Ni siquiera la campaña para el rearme europeo. Aunque la idea del presidente francés, Emmanuel Macron, de crear un Ejército europeo que pueda defender a los países de la Unión Europea (UE) “de Estados Unidos, Rusia y China” ya se pronunció en público en 2018, no ha sido hasta este año 2025 cuando los líderes europeos han empezado a pensarlo en serio. En Rusia, esas iniciativas provocan enorme desagrado y se quiere sofocar ese problema potencial apelando, por un lado, al miedo y a la deslegitimación de las autoridades comunitarias y, por otro, a la merma que ello puede suponer en el gasto social europeo.

Durante la semana que ahora acaba, diferentes líderes y personajes públicos rusos han lanzado innumerables dardos contra esa posibilidad, afirmando que no tendrían nada que hacer contra el Ejército ruso. Es el caso de Dmitri Peskov, el portavoz del Kremlin, quien señaló en una de sus ruedas de prensa de este marzo que, para su país, “será necesario tomar medidas de represalia adecuadas para garantizar nuestra seguridad” si Europa “se rearma”, una amenaza en toda regla dirigida a los países de la UE. En esta misma línea argumental intimidatoria, ha reaparecido la figura del enigmático Vlasdislav Surkov, presentado por la prensa como el arquitecto del putinismo, quien, en una exhibicionista muestra de poder, ha declarado a la revista francesa ‘L’Express’ que “Rusia se expandirá en todas direcciones, tan lejos como Dios quiera”.

Apunta Yevhen Fedchenko, redactor jefe de la organización de verificación Stop Fake y experto en desinformación, que “el principal objetivo (de Moscú) es prevenir por todos los medios posibles el rearme, tanto (de armas) convencionales como no convencionales”. Desde su organización señalan que han detectado cómo ha aumentado la desinformación y los mensajes contra la UE. “Vemos campañas para deslegitimar el liderazgo de la UE, especialmente a Ursula Von Der Leyen y Kaja Kallas, incluso con ataques directos de (María) Zajárova en sus ruedas de prensa”. Esta última es la portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia y una de las voces relevantes del oficialismo ruso.

Dos vertientes ante el rearme

Rusia utiliza dos vertientes para combatir el relato del rearme europeo, apunta Fedchenko. “Por la parte militar, intentan asustar a la población. Si no pueden cambiar el rumbo (de las decisiones políticas), quieren influir en la opinión pública, incluido inducir miedo, como los misiles Oreshnik usados contra Ucrania, así como el alarmismo nuclear“. Esto es algo que se lleva haciendo desde hace tiempo, tanto desde la esfera política rusa como desde la misma televisión pública, donde se debate qué países europeos deberían invadirse o qué capitales deberían bombardearse.

“También se recurre el argumento social, consistente en que el dinero del rearme se podría utilizar en programas del bienestar en lugar de armas”, explica Fedchenko. Remarca que “este discurso”, al estar dirigido a audiencias foráneas, se transmite no mediante líderes y dirigentes del Kremlin, sino “a través medios nacionales” de los países concernidos vinculados al aparato de propaganda ruso. En España, encontramos el caso de Canal Red que, según Fedchenko, tiene la “misma agenda” que Moscú y cuyo contenido apenas se distingue ya del que se puede contemplar o encontrar en un órgano de propaganda ruso. “Rusia está tratando de ganar tiempo con esta propaganda, e intentando influir en la agenda nacional (de los Veintisiete) con desinformación rusa“, sentencia.

La entrevista al otrora poderoso Vladislav Surkov realizada por dos reporteros franceses demuestra precisamente el interés del Kremlin de apuntar a las audiencias europeas e impactar en ellas “transmitiendo la idea de que (los dirigentes rusos) son poderosos y que quieren aumentar su poder lo máximo posible”, opina Fedchenko.

Rusia arremete contra el rearme en Europa, pero se trata de una receta que recomienda a países ajenos que en absoluto aplica dentro de sus fronteras. En 2021, ya gastaba más en su músculo militar que cualquier país de la UE, tanto si se tiene en cuenta sobre el gasto sobre PIB de cada país (4,1%) como si se contabiliza el porcentaje de gasto militar del mundo (3,1%). Sin embargo, aunque dispone de un Ejército cuantioso y sobre todo de un gran arsenal nuclear, el mayor del mundo, con 5.580 cabezas nucleares, la economía de Rusia es más pequeña que la de algunos países europeos y similar a la de Italia en términos absolutos, con cerca de dos trillones de dólares. Se trata de un fardo económico más pesado de sobrellevar, ya que tiene mucha más población que los países comunitarios, con 143 millones de habitantes, casi tantos como Alemania y Francia juntos.

Temor a la Europa de defensa

Según señala el analista del ‘think tank’ Crisis Group Oleg Ignatov, “mientras (en el Kremlin) antes veían a Europa como un títere de los Estados Unidos, ahora temen que la UE pase de ser un proyecto de paz a una organización con su propia política de defensa”. Asegura que hay un contraste entre lo que pensaba el Kremlin hace relativamente poco, que “con una retirada de EEUU de Europa ganarían más seguridad y una ventaja”, mientras ahora, señala el analista, le disgusta que “Europa tome una posición más dura y beligerante contra Rusia que Estados Unidos”. 

Al líder ruso, Vladímir Putin, le gusta la historia y hacer paralelismos con la realidad actual. Para criticar la propuesta del paraguas nuclear francés que protegería a Europa, comparó a Macron con Napoleón Bonaparte, el líder que intentó doblegar a todo el Viejo Continente y fracasó en su intento de tomar Rusia por la fuerza. Este mensaje es una espada de doble filo. Por una parte, es para asustar a Europa. Por otra, es para su discurso interno, para los mismos rusos. Así lo apunta el analista militar independiente Dennis Kolesnyk, quien cree que “la retórica de Moscú, cargada con referencias de la Segunda Guerra Mundial y la derrota sobre Napoleón, es principalmente para la audiencia rusa”.

“Sirve para fomentar el orgullo nacional y reforzar la idea de que Rusia se ha enfrentado a amenazas militares europeas antes y salió con la suya, en otras palabras, que el rearme de Europa es otro desafío que Rusia puede manejar”, añade. Incluso Putin, en un intento de desmarcar los invasores europeos (anglosajones, polacos, alemanes, franceses, etc) de los asiáticos, habló de la invasión del Imperio Mongol y aseguró que el líder de entonces se arrrodilló ante el khan para “poder resistir la invasión de Occidente“. Un gesto simbólico teniendo en cuenta el giro geopolítico asiático de Moscú, especialmente después del inicio de la guerra en Ucrania y afianzando la idea de que el lado asiático aporta más que el europeo dentro de Rusia.

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