El Reino Unido y la UE pueden terminar protagonizando una guerra comercial sin precedentes. Se suponía que el acuerdo del Brexit había evitado el abismo. Se quiso creer que, tras cuatro largos años de arduas discusiones, había quedado ya todo dicho. Pero no. La convivencia no funciona. Porque por mucho que haya salido del bloque, el Reino Unido geográficamente no se ha movido. Los nuevos controles impuestos en la frontera de Irlanda se han convertido en motivo de una tensa disputa que obliga ahora a sentar a ambas partes, de nuevo, a la mesa de negociaciones. Aquí, ocho claves para entender la polémica creada en torno al Protocolo de Irlanda, el santo grial del pacto de divorcio.
¿Cuál es la peculiaridad de la frontera de Irlanda?
La frontera que separa la República de Irlanda (miembro de la UE) y la provincia británica de Irlanda del Norte es la única física (junto con Gibraltar) que existe ahora entre el Reino Unido y el bloque. Durante las negociaciones del Brexit, la cuestión burocrática suponía todo un reto. Pero no era lo principal. La clave de todo era no poner en peligro la paz en el Ulster. El Acuerdo de Viernes Santo de 1998 —que puso fin a un sangriento conflicto entre católicos (republicanos, que quieren unirse la República de Irlanda) y protestantes (monárquicos, que quieren seguir unidos al Reino Unido)— dictaminó que entre norte y sur de la isla no podía haber nunca frontera dura. Es decir, nada de controles, nada de verjas, nada de cámaras. Mientras el Reino Unido era miembro de la UE, todo era sencillo, con la libertad de movimiento de personas y mercancías. Pero tras el Brexit, se planteaba un auténtico dilema.
¿Qué es el Protocolo de Irlanda?
Theresa May llegó a proponer la práctica solución de dejar el Reino Unido dentro de la unión aduanera. Pero eso impedía a Londres cerrar acuerdos comerciales con terceros países, lo que fue rechazado por los ‘brexiters’. Cuando Boris Johnson se convirtió en primer ministro, decidió dejar solo la provincia británica alineada con la normativa comunitaria, es decir, con un estatus diferente al del resto del Reino Unido. Para evitar frontera dura en la isla, la división se puso en el mar de Irlanda, que separa Irlanda del Norte de Gran Bretaña (Inglaterra, Escocia y Gales). Los controles aduaneros, por tanto, deben realizarse ahora en los puertos norirlandeses.
Seamos claros: Boris nunca tuvo intención de cumplir el Protocolo de Irlanda tras el Brexit
Celia Maza
¿Por qué el protocolo no funciona?
Desde el momento de su aplicación, los controles han generado problemas, tanto burocráticos como políticos. Muchos proveedores británicos ya no quieran operar con la zona, porque el coste operativo es mayor y hay mucho papeleo. Eso ha llevado a tener problemas de suministro en los supermercados. Por otra parte, los protestantes (conocidos como unionistas) se sienten completamente traicionados por el Gobierno central, ya que han quedado más alineados con la normativa comunitaria que con la británica y consideran que eso da más munición a los católicos para pedir un referéndum de unificación con la República de Irlanda. Esto ha derivado en violentos disturbios en las calles.
¿Qué quiere ahora Londres y qué quiere Bruselas?
Desde su salida ya a efectos prácticos de la UE el pasado 31 de diciembre, el Gobierno de Boris Johnson nunca ha llegado a cumplir con los nuevos controles. Ha ido extendiendo de manera unilateral todos los periodos de gracia y pide ahora a Bruselas renegociar las cosas.
Londres quiere eliminar la barrera de aduanas entre Gran Bretaña e Irlanda del Norte y plantea que los comerciantes declaren si el destino final de sus mercancías es Irlanda del Norte o la República de la Irlanda (mercado único). Si los productos se quedan en la provincia británica, Downing Street considera que no deben pasar por controles. En segundo lugar, pide que la UE permita la venta en Irlanda del Norte de productos que cumplen con las normas y regulaciones del Reino Unido, incluso si no cumplen con los estándares de la UE. Dichos productos, como las salchichas, tendrían que estar claramente marcados para la venta únicamente en Irlanda del Norte. Londres también abordaría problemas como la prohibición de la venta de medicamentos de fabricación británica en la UE, así como la prohibición del envío de plantas desde Gran Bretaña a Irlanda del Norte.
La UE no quiere renegociarlo todo. Pero ha propuesto eliminar hasta el 80% de los controles sanitarios y fitosanitarios a los que son sometidas las mercancías que transitan de Gran Bretaña a Irlanda del Norte, con el objetivo de facilitar la implementación del citado protocolo, así como reducir a la mitad la burocracia arancelaria. En la ‘guerra de las salchichas’, planea ofrecer una cláusula especial que permita la entrada de “bienes de identidad nacional” desde Gran Bretaña a Irlanda del Norte.
Biden llega a Reino Unido en plena ‘guerra de las salchichas’ pos Brexit
Celia Maza. Londres
¿Qué ocurre con el Tribunal de Justicia de la UE?
Downing Street asegura que “estudiará los detalles” propuestos por la UE y, por supuesto, los analizará “con seriedad y de forma constructiva”. Con todo, quiere la retirada de una de las disposiciones fundamentales del protocolo: la supervisión judicial de la aplicación del tratado en Irlanda del Norte por parte del Tribunal de Justicia de la UE. Propone un acuerdo de gobernanza similar al acuerdo comercial más amplio firmado el año pasado con la UE en que las disputas se gestionan a través de arbitraje internacional. Bruselas asegura que el papel del Tribunal de Justicia de la UE es una línea roja innegociable.
¿Qué opina el Gobierno de Irlanda del Norte de las propuestas de la UE?
El Gobierno de Irlanda del Norte está formado por una coalición entre la mayor formación protestante, el Partido Democrático Unionista (DUP), y la mayor formación católica, el Sinn Féin. Cabe recordar que los protestantes-unionistas hicieron en su día campaña por el Brexit duro, mientras los católicos-republicanos abogaban por la permanencia en la UE.
El DUP señala ahora que las propuestas de Bruselas son un “punto de partida” para abordar las dificultades, pero advierte de que “se quedan cortas” e insiste en que el protocolo debe ser renegociado, en línea con la posición de Londres. Por su parte, el Sinn Féin recalca que la situación actual es “resultado directo” del Brexit duro. “El Gobierno británico y el DUP han promovido, de manera deshonesta, la falsa idea de que el protocolo no tiene el apoyo o el consentimiento de la gente en el norte [de Irlanda]. Esto no es verdad. La realidad es que es el Brexit el que no tiene ni apoyo ni consentimiento”, subraya su líder, Michelle O’Neill.
Bruselas ofrece una reducción drástica de los controles en Irlanda para salvar el acuerdo
Nacho Alarcón. Bruselas
¿Qué ocurre si fracasan las negociaciones actuales y Londres activa el artículo 16?
El artículo 16 permite que tanto el Reino Unido como la UE adopten medidas unilaterales si la “aplicación del protocolo da lugar a graves dificultades económicas, sociales o medioambientales que puedan persistir o desviar el comercio”. Es importante destacar que no otorga a ninguna de las partes el poder de suspender todo el acuerdo. Debe limitarse a donde existan problemas en términos de regulaciones estrictamente definidas y permite que la otra parte tome “medidas de reequilibrio proporcionales”, que luego están sujetas a arbitraje independiente. El artículo no permite la suspensión de cláusulas del protocolo por preocupaciones políticas generales. Londres amenaza ahora con activarlo si las negociaciones actuales no llegan a buen puerto. Llegado el caso, parece improbable que lo active antes de la Cumbre del Clima de la UE, que se celebra en noviembre es Glasgow, para evitar tensiones con la comunidad internacional. Los problemas con el protocolo ya protagonizaron la última cumbre del G-7 en Cornualles el pasado mes de junio.
¿La UE baraja represalias contra Londres?
La Comisión Europea confía en que pueda llegarse a un nuevo acuerdo antes de finales de año si hay buena voluntad por parte de Londres. Pero algunos socios están presionando para que Bruselas vaya preparando el terreno de posibles represalias comerciales y el fin de la colaboración en ciertos programas si Londres decide activar el artículo 16. Alemania, Francia, Países Bajos, Italia y España son los países que están liderando este movimiento. La tensiones, por cierto, coinciden con las negociaciones entre el Reino Unido y la UE por el acuerdo final respecto a la frontera con Gibraltar.
source Salvar el Protocolo de Irlanda: preguntas y respuestas sobre la mayor resaca del Brexit