El tópico hogar, dulce hogar ha adquirido hoy más valor que nunca para la familia que forman Tina Peris, su marido Mauro Fernández, y su hija Patricia, de 13 años, cuando por fin este mediodía han llegado a su casa en València. Son los tres turistas valencianos entre el grupo de 19 viajeros españoles que han estado 11 días atrapados en Etiopía por la revuelta de las milicias fano contra el Gobierno de Addis Abeba. “Mauro, lo primero que ha hecho tras abrir la puerta de casa es arrodillarse y, como el Papa, besar el suelo”, cuenta emocionada Tina.
Han sido los primeros en llegar a España pues aunque el vuelo que les llevaba desde la capital de Etiopía a Estambul salió anoche con más de una hora de retraso, han podido subirse al primer avión que despegaba esta mañana desde el aeropuerto de la perla del Bósforo hasta el Cap i Casal y poco después de las 11.15 horas han podido abrazar a los familiares que les esperaban en Manises, el hermano de Tina y su sobrino. “La alegría de sentirnos por fin en casa y abrazar a nuestros familiares ha sido enorme”, añade.
No es para menos después de la odisea que ha vivido esta familia de “empedernidos” viajeros, como dice la propia Tina, que desde que su hija Patricia cumplió 8 años han recorrido juntos medio mundo. Este verano habían planificado un viaje soñado por la región de Amhara, en el norte de Etiopía, “uno de los destinos más bonitos de África, una zona preciosa”, según relata la propia Tina. Iban a visitar Gondar, la Camelot africana con sus seis castillos del siglo XVII, así como la ciudad de Bahir Dar, a orillas del lago Tana, donde nace el Nilo Azul, y las iglesias medievales de Lalibea, talladas en la roca y declaradas patrimonio de la Humanidad por la Unesco.
“No había ninguna recomendación de no viajar a Amhara”
“En ningún momento se nos advirtió de que la región de Amhara fuera una zona de riesgo, no había ninguna recomendación ni alerta del Ministerio de Exteriores que indicara no viajar a esa zona de Etiopía. De hecho fue un día después de que comunicar a la Embajada nuestra situación, cuando el Ministerio de Exteriores activo la alerta de no viajar a la zona. Además, Ibámos con una agencia de viajes con mucha experiencia en la zona, pues Kananga lleva 40 años planificando rutas por Etiopía y nunca ha pasado nada”, declara Tina.
Añade, además, que en los 4 primeros días de la ruta en autobús por las bellezas de Amhara que iniciaron el sábado 29 de agosto nada hacia preveer el caos en que se han visto envueltos: “La zona estaba llena de turistas extranjeros y todo transcurrió con normalidad hasta el miércoles 2 de agosto”.
Fue esa mañana, cuando iban en ruta desde Gondar a Bahir Dat, el momento en que todo se truncó al verse sorprendidos por un tiroteo. “Empezamos a oir disparos de milicianos armados que habían tomado la carretera. Aunque disparaban al aire, todos nos asustamos mucho y nos tiramos al suelo del autobús para protegernos“, revive Tina. No sabían que pocas horas antes, las milicias fano se habían alzado en armas contra el Gobierno y estaban en el epicentro de la sublevación.
Diez días sin salir a la calle por miedo
El conductor del autobús dio la vuelta con el objetivo de volver a Gondar, relata Tina, “pero cuando ya estábamos a 80 kilómetros del destino ya no pudo seguir y nos tuvimos que parar en Addis Zemen, donde encontramos refugio en un hotel local, muy básico y sin agua corriente“. En Addis Zemen, un municipio de casi 25.000 habitantes controlado por las milicias fano, estuvieron escondidos durante 10 días sin salir a la calle por miedo.
“Nos tranquilizaron diciendo que el conflicto era algo interno entre los fano y el Gobierno, que los extranjeros no eramos ningún objetivo y que mientras no saliéramos del hotel no iba a pasar nada: ‘No problem, safe’, nos decían”, cuenta. No obstante, Tina no esconde que “conforme pasaban los días el nerviosismo y el miedo iba creciendo entre todos”. “Patricia era la más pequeña del grupo, y eso nos obligaba a Mauro y a mí a ser fuertes y trasmitirle confianza, y la verdad es que ha sido muy valiente y lo ha vivido con serenidad a pesar de los momentos difíciles que hemos pasado”.
“Nos aseguraban que mientras no saliéramos del hotel no iba a pasar nada: ‘No problem, safe’, nos decían”,
El peor de todos fue según Tina el tercer día, cuando el viernes 4 de agosto el Gobierno de Etiopía declaro el estado de alarma: “Al anochecer todo el pueblo se quedó a oscuras y pasamos mucho miedo, los 19 del grupo nos escondimos todos en nuestra habitación que era la más grande porque tenia dos camas. No sabíamos lo que podía pasar si el ejército tomaba Addis Zemen. Durante más de una hora y media temí que en cualquier momento tumbasen de una patada la puerta y vinieran a por nosotros”. “En todo momento intente mantenerme serena, sobre todo por Patricia, y lo logré pensando que si el ejército entraba en el hotel seguro que nos ayudaría”.
“El embajador nunca nos llamó, nos hemos sentido muy solos”
Durante los 10 días más largos que ha vivido esta familia valenciana, el grupo estuvo en contacto con la Embajada española en Addis Abeba a través del teléfono. Un apoyo que para Tina ha sido del todo insuficiente: “El embajador español en Etiopía (Manuel Salazar Palma) nunca nos llamó durante todos los días que estuvimos atrapados, nos hemos sentido muy solos. Por eso cuando el último día vino al aeropuerto de Addis Abeba a hacerse la foto, no le hice mucho caso y me fuí a recoger las maletas”.
El contacto del grupo con la embajada fue el cónsul, Fernando Magallanes, “quien lo único que no decía era que tuvieramos paciencia y no salieramos del hotel“, asegura Tina. De hecho, esta valenciana cree que si el ejército etíope al final les pudo evacuar de la zona el viernes 11 “más que por las gestiones de la Embajada, fue por el trabajo de la agencia local de viajes que trabaja junto a Kananga, que a través de personas influyentes pudo contactar con un general del ejército etíope”. En este sentido, Tina, recalca que cuando el grupo le transmitió al cónsul que el ejército estaba dispuesto a escoltarles por carretera hasta Gondor, una vez desbloquearan la vía, “nos dijo que le parecía bien, pero como Embajada no podía recomendarlo”.
El momento más deseado llegó a las 13.00 horas de este pasado viernes 11, cuando el ejército nos confirmó que nos iban a evacuar a Bahir Dar. “Nos subimos todos al autobús y nos llevaron a un campamento militar a las afueras de Addis Zemen y allí nos dijeron que no podíamos viajar por carretera porque no era seguro, pues aún había milicianos y bandidos por la zona y que nos llevarían en helicóptero”.
Un rescate “de película”
“Fue un rescate de película, cuando a la media hora vimos aterrizar un helicóptero en medio de la carretera”, dice Tina. “Una vez dentro del helicóptero fue cuando todos sentimos que aquello por fin había acabado después de 10 días y empezabamos a ver la luz después del túnel, dejando atrás lo más difícil. Muchos lloraban por la emoción, la alegría o los nervios“, añade.
Tina solo tiene palabras de agradecimiento para la población local de Addis Zemen. “Nos han ayudado mucho durante el tiempo que estuvimos refugiados en el hotel, atendiéndonos con lo que tenían, pues hay que tener en cuenta que el pueblo estaba incomunicado por carretera y no llegaban mercancias”. “Para comer nos daban arroz, patatas y algún día pasta, y para el desayuno algo de huevos revueltos y patatas, café y té y los dos primeros días días aún había platano”, recuerda.
Sin poder salir a la calle, ni tampoco usar el bar del hotel “porqué estaba lleno de milicianos armados que comían allí”, Tina relata su día a día transcurría entre las habitaciones y un patio interior donde compartían espacio “con tres gallinas y un gallo, y una cabra que a los pocos días parió un cabritillo”. En el patio “había una manguera, en la que cuando había agua aprovechábamos para asearnos y refrescarnos”.
“Internet estaba cortado y no nos podíamos comunicar por wasap ni por correo con nuestras familias para tranquilizarles y decirles que estábamos bien. La comunicación era por llamadas de teléfono internacionales, que son muy caras, y vía SMS, pero nosotros no tuvimos esa opción porque nuestra compañía de móviles nos falló, por ello lo primero que vamos a hacer hoy es cambiar de operadora”, dice Tina.
“Viajar forma parte de nuestro crecimiento como personas”
“Estos días juntos en una situación tan díficil ha servido para crear lazos de amistad muy fuertes entre todo el grupo, y los compañeros nos dejaron sus teléfonos para poder contactar con València y así pude hablar un par de veces con mi hermano y enviarle SMS para tranquilizar a toda la familia”, relata. En este sentido, Tina agradece a los medios de comunicación “la atención que nos han prestado, pues nos hemos sentido muy acompañados”.
Pese a la odisea vivida Tina pide una oportunidad para países como Etiopía: “Es un país muy pobre y el turismo es una de las principales fuentes de ingresos para la población local, que durante la Covid lo paso muy mal al cancelarse todos los viajes”. “Por tanto, yo pediría por favor que no se demonizaran estos destinos turísticos y que, una vez la situación sea estable y se reestablezca la seguridad, la gente se anime a recorrer esta zona de África”, prosigue antes de concluir que cuando esto ocurra le gustaría retornar porque para ella y su familia “viajar forma parte de nuestro crecimiento como personas y nos enriquece culturalmente”.
Enlace de origen : Tras estar atrapados en Etiopía: "No podíamos ni ir al bar del hotel porque estaba lleno de milicianos armados"