De todos los países exóticos que se pueden visitar hoy, entre todos los rincones peligrosos que existen, quizá Ucrania sea el último de los que visitarían buena parte de los mortales. El castellonense Nacho Llopis no se encuentra entre este grupo de turistas cautos, o al menos su sed de aventura y de conocimiento gana la partida a la prudencia, pues este verano ha decidido visitar este país en guerra, volviendo sano y salvo de la arriesgada experiencia. “Creo que soy el primer español civil que ha ido a Ucrania y está subiendo su día a día; por lo menos no tengo constancia de otro”, admite este profesor de Geografía e Historia, que no oculta que su pasión es “estar en zonas que no parecen muy accesibles”.
Su periplo ucraniano no ha sido el único llamativo de este castellonense de 28 años, que ya ha recorrido países como Georgia, Turquía, Irán o Irak haciendo autoestop. Una de sus primeras experiencias lejos de la ‘terreta’ fue en un pueblo colombiano, donde dio clases, y también recorrió la distancia entre Lima y Bogotá en autobús. “Fueron unos 2.400 kilómetros, una distancia similar a la que hay entre Lisboa y Moscú”, recuerda.
A sus 28 años, este castellonense reconoce que su visita a Ucrania fue poco menos que clandestina: “Preparar el viaje fue un poco como planear un asesinato porque tenía que hacerlo todo a espaldas de la gente. Mis padres no se enteraron que estaba allí hasta que volví, creían que había ido a Polonia porque no quería que se preocuparan”. Nacho estuvo en Ucrania desde el 9 hasta el 27 de agosto, tiempo suficiente como ver ciudades como Kiev, Leópolis, Irpin o Bucha: “Quería ver cómo era el día a día de la gente. Tuve alumnos ucranianos y apoyo completamente su causa, así que quería estar en el terreno y ayudarles en lo que pudiera”.
No oculta el aventurero que pasó por circunstancias no muy agradables: “Una vez creo que me confundieron con un espía, porque estaba haciendo fotos y me pidieron de no muy buenos modos que las borrara y me fuera de ahí, pero la experiencia ha sido muy positiva. Me quedo con que están reconstruyendo el país tan rápido como lo destruyeron y que la gente sigue haciendo su vida pese a las bombas. Son muy valientes”. Nacho, que admite que “ninguna aseguradora te cubre en Ucrania”, añade que “hay un sentimiento antirruso muy fuerte en la población”. Él, desde luego, era consciente del peligro de su viaje: “Sé que podría haber muerto y me planteé si hacía bien, pero no me arrepiento de haber ido”.
Como anécdota, el castellonense asegura que pudo salir de fiesta “en tres ocasiones a bailar”, aunque las limitaciones por la guerra siguen vigentes como no podía ser de otra forma: “A partir de las 12 de la noche hay toque de queda y no puede estar nadie en la calle, pero quitando esto los restaurantes y los hoteles están abiertos”. Nacho, conocido en redes sociales como @nacho_viajero, es consciente de que esta experiencia no es apta para todo el mundo, pero incide en que “la guerra está muy focalizada y el país está avanzando”.
Sobre su próximo proyecto, el castellonense adelanta que está pensando “ir a las antiguas repúblicas soviéticas como Kazajistán o Uzbekistán, comprar un Lada y volver a Castellón con ese coche“. ¡Suerte!
Enlace de origen : Turismo en Ucrania: Un profesor de Castellón pasa sus vacaciones en un país en guerra