Un análisis a Santander, BBVA y CaixaBank encuentra déficits en su acción climática

Los grandes bancos han hecho apología de la sostenibilidad en los últimos tiempos, y rara es la semana en que no comunican algún compromiso, avance o novedad. Pero la realidad es que aún tienen mucho por caminar para llegar a los objetivos de emisiones para 2030. A lo largo de los próximos dos años, los bancos deberán informar de planes de acción que todavía no han compartido con el mercado.

La consultora española Climate Strategy & Partners, de asesoría en materia de financiación climática e inversiones en transición energética, ha realizado un informe analizando las prácticas de los tres grandes bancos españoles sobre los compromisos del Acuerdo de París, para llegar a emisiones cero en carbono para 2030. El Pacto Climático de Glasgow que se alcanzó en la COP26 el año pasado instó a las instituciones financieras a que aceleren en alinear sus actividades con las metas del Acuerdo de París. De hecho, se calcula que la financiación mundial climática debería multiplicarse por ocho para alcanzar los cinco billones (millones de millones) de dólares anuales que se necesitan para la acción climática hacia 2030, según recoge el informe de Climate Strategy & Partners.

The Wall Street Journal. James Mackintosh

El autor del informe es Peter Sweatman, director general de la consultora, que explica a este medio que los objetivos aún no son claros en todos los casos: “Todos los bancos ven que la sostenibilidad es una oportunidad para generar producto y ganar cuota de mercado. La parte difícil es sacar de su balance activos varados (no verdes)”.

Los grandes bancos españoles aún no han publicado sus planes de acción. Hay distintos límites o ‘deadline’ entre 2023 y 2025, pero ya hay bancos europeos adelantándose. “El primer banco para mostrar su plan definitivo tendrá la ventaja para optimizar los fondos públicos y privados”, opina Sweatman.

El experto destaca positivamente que los bancos españoles son líderes en renovables y han dado paso para cuantificar esta financiación. Sin embargo, añade, “donde hay más oportunidades de mejorar es poniéndose límites, salirse de los sectores más contaminantes y hacer un análisis sectorial para describir, por ejemplo, qué hacer con una industria concreta”.

El informe también menciona la oportunidad que hay con los fondos europeos y la posibilidad de que los bancos aprovechen su red, más capilar, para que lleguen a la economía real. Por eso, cree que 2022 es clave. También pide esfuerzos en activos reales. “El área que destacaría para mejorar es en gran parte de las carteras de los activos como edificios, construcción, infraestructura, etc. Hay una oportunidad de convertir las huellas de carbono de estos activos”, añade Sweatman.

Yendo banco por banco, el informe destaca que BBVA se ha marcado objetivos para 2030 y 2040, y la meta de cero emisiones netas en 2050, igual que Santander, mientras que CaixaBank solo ha establecido el objetivo de 2050. El investigador, de hecho, espera que haya más transparencia en los tres bancos sobre su guía de actuación, y en especial de CaixaBank.

Pedro del Rosal

Por otro lado, BBVA ha comunicado cinco objetivos sectoriales establecidos para buscar la reducción de emisiones por sectores, en Santander son dos y en CaixaBank aún no hay. Tampoco hay objetivos de eliminación gradual para las carteras de combustibles fósiles en el banco catalán, mientras que en BBVA y en Santander hay objetivos parciales para 2030. Ninguno de los tres tiene objetivos basados en la ciencia y, sobre el escenario de 1,5 grados centígrados de aumento de temperatura, BBVA y Santander se han comprometido con el escenario ‘net zero’ 2050 de la AIE, y CaixaBank aún nada.

En general, señala el experto, los bancos españoles están en mitad de la tabla, con CaixaBank algo más rezagado respecto a Santander y BBVA. Ninguno de los tres ha publicado el plan de acción climática, aunque sí han divulgado información climática significativa basada en estándares internacionales, análisis de los riesgos climáticos, fuentes usadas, y la integración y gestión de los riesgos climáticos. En BBVA se usa el escenario de 1,5 grados para el análisis de riesgos, en CaixaBank parcialmente y en Santander aún no.

Los tres bancos aún no han puesto límites a la financiación de proyectos de petróleo y gas, a clientes del sector, ni han solicitado a clientes que presenten planes de transición. Sí tienen restricciones en la financiación relacionada con el carbón y en proyectos o clientes de petróleo y gas no convencionales. El más agresivo con estas restricciones es Santander.

En cuanto a los objetivos para aumentar la financiación verde, en BBVA es de 200.000 millones en 2025, año en el que Santander espera llegar a 120.000 millones para alcanzar los 220.000 millones en 2030. En CaixaBank aún no hay objetivos. Los tres tienen la alineación con la taxonomía europea en curso, y están de acuerdo con los Principios de los Bonos Verdes.

En cuanto a las gestoras, que son las tres que más patrimonio tienen en España, “es importante que todos los gestores españoles publiquen un plan de acción climática, alineado con objetivos del grupo. Hasta la fecha hay ciertas acciones como objetivos de acumular activos verdes, pero no como proporción de los activos gestionados. Los líderes internacionales tienen planes más desarrollados”, arguye Peter Sweatman.

Y eso que las gestoras han hecho mucha publicidad de sus fondos verdes para comercializarlos. “Todos los bancos ven que la sostenibilidad es una oportunidad para generar producto y ganar cuota de mercado”, critica el investigador.

Las gestoras de BBVA y Santander son miembros de NAZAM, la iniciativa de emisiones netas cero, pero no CaixaBank. Ninguna de las tres gestoras ha compartido objetivos sectoriales, y sobre divulgación solo hay a nivel de grupo en Santander y BBVA y nada en CaixaBank. Tampoco hay divulgación del plan de acción climática, y la política de voto en consonancia con los objetivos climáticos está aún en proceso.

CaixaBank AM es la única que tiene límites a la financiación de combustibles fósiles, en torno a la prohibición de financiar extracción de carbón, y límites a las arenas bituminosas, aunque en ambos casos con excepciones. En Santander AM y BBVA AM no hay límites. Tampoco hay, en ninguna de las tres gestoras, objetivos de inversión verde.

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