Zapatero: “No me preocupa el momento bélico, sino la falta de una reacción ciudadana como en Irak”

José Luis Rodríguez Zapatero comienza su nueva obra, llamada ‘La solución pacífica’, asegurando que en “raras ocasiones” tiene la oportunidad de “compartir ideas, reflexiones y nuevas iniciativas políticas” a través de la “manera pausada que propicia la escritura de un libro”. Si son “raras”, cada vez lo son menos. El expresidente del Gobierno publicó el año pasado un ensayo (‘La democracia y sus derechos’) y un volumen de conversaciones (‘Crónica de la España que dialoga’). Hace apenas un mes y medio presentó en el Congreso la edición impresa de sus principales discursos parlamentarios. Este martes, acompañado por el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, le tocaba el turno a ‘La solución pacífica’, donde Zapatero se asoma a la escena internacional, con la retirada de las tropas españolas de Irak como principal símbolo de su política exterior.  

“¿Qué hubiera hecho yo si el presidente de EEUU hubiera sido Donald Trump y no George W. Bush? Siempre tuve mucha confianza en la democracia norteamericana. En mi conversación con Bush, recuerdo sobre todo la invocación de la democracia. ‘Yo tengo ese compromiso democrático adquirido con la ciudadanía y lo voy a cumplir’, le dije”, explicó el exjefe del Ejecutivo durante el acto. Justo después, volvió a comparar aquella guerra, que provocó multitudinarias manifestaciones en contra en toda Europa y muy especialmente en España, con el contexto actual, marcado por la invasión de Ucrania por parte de Rusia y los bombardeos de Israel sobre Gaza. “No me preocupa el momento bélico; me preocupa que no hay una reacción ciudadana como en la guerra de Irak”, señaló el exlíder del PSOE.

Aquí Albares se sintió obligado a hacer una matización. “El ‘no’ a la guerra no tiene sentido en Madrid, en Bruselas o en Berlín. Ahí estamos todos de acuerdo. El ‘no’ a la guerra tiene sentido en Moscú”, reaccionó el titular de Exteriores a las palabras del expresidente, partidario de dialogar “con todos”. También con Rusia, porque “Rusia es más que [Vladimir] Putin”.

La hiperactividad

Zapatero, sobre todo en los últimos años, es un exdirigente hiperactivo. Está en todas partes. En Venezuela, mediando en el conflicto y siendo criticado por su presunta cercanía al chavismo. En Suiza, participando en las reuniones de los socialistas con Junts para afianzar esta endiablada legislatura, desempeñando un rol de negociador que ya había asumido en otros momentos desde que Sánchez llegó a la Moncloa. Con ERC en el anterior mandato del jefe del Ejecutivo, por ejemplo, o entre Podemos y Yolanda Díaz para evitar una ruptura que, pese a sus esfuerzos, acabó produciéndose. Zapatero también está en cualquier punto de España en el que el PSOE celebre una cita importante, defendiendo a Pedro Sánchez con más pasión que nadie, incluidos muchos ministros, y ejerciendo de reverso de Felipe González, cuyas apariciones públicas siempre se distinguen por sus críticas al actual inquilino de la Moncloa.  

Hubo un momento, hace ocho años, en el que Zapatero y González mantenían una actitud parecida respecto a Sánchez. Ambos se volcaron en su apoyo a Susana Díaz para evitar que el actual presidente recuperase el liderazgo del PSOE. Pero ahora ya no. Escuchando ahora a Zapatero, aquello parece casi un espejismo. 

“Sánchez va a tener un papel protagonista en este proceso de resurgimiento de la UE”, dijo el expresidente durante la presentación, en la que también participó la politóloga Máriam Martínez-Bascuñán.

El “viejo corredor de fondo”

‘La solución pacífica’ supone, según la editorial (Plaza & Janés), un “lúcido análisis sobre el estado actual de las relaciones internacionales”. Según Albares, representa “una mirada hacia el otro”. Para el autor, “es el libro de un viejo corredor de fondo en contra de la violencia”. Zapatero recuerda en sus páginas la idea de lanzar la Alianza de Civilizaciones tras los atentados yihadistas del 11-M en Madrid, vuelve a hacer gala de su autoproclamado “optimismo antropológico” (“estoy convencido de que nuestra especie civilizatoria llegará a abolir la guerra como instrumento para resolver conflictos”, escribe) y toma distancia, en contra de los nuevos vientos en Europa tras la vuelta de Trump a la Casa Blanca, de “la idea militarista que defiende la necesidad de incrementar los presupuestos de defensa”.

“En este momento en el que la UE se plantea necesariamente su sistema de defensa, tiene que reafirmar su compromiso con la Carta de San Francisco [el documento fundacional de Naciones Unidas]. Y eso supone el compromiso de que nunca atacará primero, que solo usará su fuerza para defenderse. Y a partir de ahí debemos compartir un mecanismo de solidaridad y a la vez construir un poderoso sistema de instituciones por la paz para que la UE los extienda al mundo”, concluyó Zapatero, defendiendo un esquema que el Gobierno empieza a estudiar. Al fin y al cabo, el expresidente suele ejercer de avanzadilla discursiva de los socialistas. Fue, por ejemplo, el primer referente del partido que abogó sin complejos por la amnistía para los dirigentes del ‘procés’.   

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